sinopsis

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Florida, Estado Unidos.

Unos años antes.

Me arrodilló enfrente de la hermosa planta de Jasmin que tengo en el patio trasero mi casa.
Miro las bellas flores blancas, encantada y embobada por su belleza y Aroma.

Me pongo de pié cuando escucho la puerta que da al patio trasero, ser abierta. Me doy la vuelta queriendo ver quién es. Llevándome una sorpresa.

Veo a Eros Klein parado allí, recostando uno de sus hombros en la pared que separaba el pasillo de la puerta con el patio, con las manos en los bolsillos delanteros de sus pantalones

—Hola.—Me saluda.

Mí piel se pone de gallina al volver a escuchar su característica voz ronca.

—Hola.—Le devuelvo el saludo.
Él me regala una sonrisa suave, que hace que mi corazón de un vuelco cuando veo uno de sus hoyuelos.—¿llegaste con tu familia?

—No, vine sólo.— Me contesta.

Me recorre con la mirada, y siento que en éstos momentos, no fue muy buena idea ponerme el vestido que siempre uso para la jardinería. y que ahora, está sucio por la tierra. —En realidad, vine por ti.

Lo miro, sorprendida, ya que, él hace más de una semana que no viene a verme especialmente a mí. Siempre que viene, (y la mayoría de veces es con su familia.) trata de escaparse de mis primos o mí tío, para ir a hablar conmigo. Pero claro, siempre es en el pasillo escuro del patio trasero, que da al patio delantero, para que nadie nos vea.

—¿Por mí? ¿Pasó algo?— Pregunto extrañada de porque vino a verme.

—Te traje algo.

Lo veo, emocionada de saber qué es lo que me trajo está vez. Ya que Eros, siempre que nos veíamos, tenía un regalo para darme.

—¿Que es?

Me miró con diversión por mí reacción tan emocionada.

—Te lo traeré, pero cierra los ojos.—
Le hago caso y cierro mis ojos, más emocionada que antes.

Pasan dos minuto, y escuchó sus pasos llegando. Lo ciento cerca, así que cuando creo que está enfrente de mí, sonrío de oreja a oreja.

—Bien, puedes abrir los ojos.

Apenas lo escucho, abro los ojos de inmediato. Y lo que veo, de verdad me toma por sorpresa. Eros está cargando en sus brazos a un... ¿Eso es un tigre? ¿Blanco?
—Dios santo, ¿eso es un tigre?

Eros me da una mirada llena de diversión.
Mientras acaricia al pequeño animal que está cargando.

—Es un tigre albino, bonita.

Estoy tan sorprendida que hasta pasó por alto el ya conocido apodo que él usa cuando estamos solos.
Miro al pequeño animal una vez más.
Y muero de ternura cuando veo sus ojos color celestes, iguales a los míos.

Muerta de ternura por el precioso animal en frente de mí. Lo tomó de los brazos de Eros, y lo alzó para verlo mejor.
Luego le doy un gran abrazo y lo empiezo a mimar.

—Parece que si te gustó.

Miro a Eros cuando habla y le sonrió con emoción. —Me encantó, ¡gracias!

Le doy un abrazo a Eros, tratando de que el pequeño animalito no se dañe en el acto.
Eros me devuelve el abrazo y me da un beso en la cien.

—No es nada, bonita.— Eros me regala otra de sus sonrisas en las que puedo ver sus hermosos hoyuelos. —yo puedo ayudarte a entrenarlo

Lo miró, y recuerdo que Eros, es bueno en muchas cosas y ser un entrenador de animales de todo tipo, solo es una de sus tantas cualidades. y luego recuerdo a mí tío y su esposa que no soporta tener animales en casa. Inmediatamente, siento una tristeza horrible al darme cuenta de qué no podré quedarme con el pequeño tigre en mis brazos.

Eros al darse cuenta de ésto, se acerca más a mí, levantando una mano para acariciar mí mejilla.

—¿Que pasa, bonita?

—A Gabriela no le gusta tener animales en casa.— le contesto, mencionando a la esposa de mí tío.

—No te preocupes por eso.— vuelve a acariciar mí mejilla y me mirá con ternura.
—Ya hablé con Mirko, y me dijo que mientras podamos entrenarlo bien, puedes quedartelo.

Vuelvo a sonreír, y lo vuelvo a abrazar con fuerza, agradeciendo que él siempre tenga todo, sobre calculado.

Seis meses después, él se había ido.
Sin decir nada, ni siquiera un adiós.

Dime Que SíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora