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La fiesta de cumpleaños de Tonatiuh había sido perfecta, sus abuelos no dejaron de consentirlo, sus tíos le llevaron varios juguetes y fue el centro de atención de los amigos del trabajo de su padre

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La fiesta de cumpleaños de Tonatiuh había sido perfecta, sus abuelos no dejaron de consentirlo, sus tíos le llevaron varios juguetes y fue el centro de atención de los amigos del trabajo de su padre.

Aunque claro, México sintió todo su veneno subir por su garganta y casi desbordandose por sus labios cada que el estadounidense decidía abrir la boca y cosas como "En la fiesta de mi pequeño Lance dimos pastelillos" "mi hijo nunca usaría eso, él es elegante" "¿Ya vieron a mi príncipe?" Salían provocando la ira del moreno.

Pero solo se limitaba a ver a su pareja con la frase "voy a matarlo" grabado en sus ojos, entonces el brasileño lo abrazaba de los hombros, acariciandole el cabello o susurrando que se relajará.

Aún así, todo eventualmente acabo, los invitados se terminaron llendo, sus padres después de ayudarlos a recoger un poco también se fueron a casa y solo quedó la familia dentro del hogar.

El águila estaba recogiendo en el comedor mientras que el brasileño se encargaba de la sala, o más bien, solo jugaba con su pequeño quien intentaba pararse por si solo pero terminaba cayendo de nuevo al piso, entreteniendo a su padre y evitando que hiciera lo que tenía que hacer.

Por otro lado, México ya estaba terminando de arreglar, tirando la basura restante, recogiendo juguetes que estuvieran regados por el piso, claramente dando su último esfuerzo para por fin ir a dormir, pero, su cansancio se convirtió en indignación en cuanto vio todo el papel de regalo aun regado por el suelo de la sala, envolturas de dulce por en el sillón y a su esposo sentado en la alfombra de la sala frente a su bebé, viendo como este le daba pequeños empujones a la cría cuando esta conseguía estar de pie, haciendo que cayera sentada.

— Brasil— habló fuerte pero no lo suficiente para asustar al cachorro, aunque si lo necesario para asustar al más grande.

— ¿Si, amor?

— ¿Si estas recogiendo, verdad?

— Ya-Ya voy— se levantó llendo rápidamente por una bolsa para tirar los envoltorios de dulce bajo la mirada molesta del omega— solo falta eso, no te preocupes.

— Rápido, ya es tarde— se cruzo de brazos aún molesto yendo tras él para que no se siguiera distrayendo.

— ¿Y las bolsas?

— En ese cajón...

Soltó un suspiro tratando de relajarse de nuevo, lo único que deseaba ahora era ir a dormir con sus dos Jaguares, pero era imposible si uno de ellos no se apuraba en lo que tenia que hacer y pudo haber estado más tiempo quejándose mentalmente sobre su pareja, de no ser por que su instinto paterno lo hizo darse vuelta.

Se giró viendo como el pequeño de orejitas peludas estaba de pie a solo unos centímetros suyos, viéndolo con una sonrisa enorme y extendiendo los brazos para que lo cargara.

— ¡Brasil ven!

— Ya las encontré ya voy.

— Olvida la basura, mira a Tonatiuh— chilló mientras veía como el brasileño llegaba lentamente, pero después tuvo la misma reacción que el águila.

Um Lindo Probleminha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora