Capítulo 1: La Última Desesperanza

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Capítulo I: La Última Desesperanza
Grayson Caballero

En todos mis años como cazador, hermano e hijo nunca había sentido tal desesperación. No sólo el sentimiento de búsqueda constante por respuestas, sino el aumento constante de su desarrollo aue solo trae más preguntas y en vez de desaparecer va creciendo cada vez más y más. Un monstruo que nunca sacia su hambre con nada, que solo come y crece y crece. Una cosa es sentir esa inseguridad, otra cosa es no tener esperanza alguna sobre la situación y oprimirla y rechazarla todas las veces posibles con excusas. Como cazador y miembro de la casa Caballero fui específicamente entrenado para deshacerme del miedo por el resto de mi vida, pero es una paradoja. No puedes vencer al miedo sin haberte enfrentado a él. No te puedes deshacer de algo que sentirás toda tu vida, porque gracias al miedo todo ser viviente persiste, muere o sobrevive.

Desde la batalla de la Estopa ha pasado ya un año y dos meses, tiempo en el cual no he bajado los brazos. A partir del momento en el que terminó el enfrentamiento me dediqué a buscar a Chiara, a intentar localizarla de una manera u otra. He estado día y noche recorriendo punta a punta de esta interminable e infernal isla con el objetivo de encontrarla.

No he estado solo, durante la investigación Argos Vulcan ha estado codo a codo conmigo haciendo lo que podía con tal de ayudarme. Lázaro de Versalles también.. Junto a esos dos hombres, el Rey William de Zador aportó una gran tropa de investigación y exploración, no sabía porqué la realeza quería encontrarla, pero toda la ayuda que se ofrecía era aceptada.

Mientras los días pasaban, nada avanzaba, era una misión sin progreso alguno. Parecía que mi hermana se había esfumado, había desaparecido de la faz de la tierra por completo, el suelo se la había tragado… Cualquier tipo de teoría era aceptada porque no teníamos ni una simple pista, hasta las cosas más delirantes se me venía a la cabeza, cualquier tipo de posibilidad y alternativa, a donde pudo haber huido, si estaba herida, acompañada, sola, perseguida, secuestrada… Pero era como una leyenda. Nadie había visto nada ni nadie. No servía preguntarle al pueblo, no se podían rastrear huellas por la nevada que caía todos los días y mientras más pasaba el tiempo menos chances había de encontrar una mìsera pista.

Pronto la investigación se fue debilitando, Argos tuvo que irse del territorio zadoriano porque era hombre muerto. Si un simple civil o guardia lo reconocía, era capturado y llevado a la horca. No tenía una buena relación con el rey. A pesar de esa desventaja, dijo que mientras estaba en otros países investigaría y me haría saber de inmediato si encontraba algo.
Luego Lázaro, no estaba acostumbrado al clima invernal de Zador y tampoco estaba preparado, se enfermó gravemente no solo anémica, sino que también mentalmente. Yo estaba ansioso por encontrar a mi hermana, pero él estaba desesperado, peor que yo. Comprendo que la ama, pero dejó de comer y dormir para aprovechar todo su tiempo a buscar y explorar. A eso sumarle la frustración de no encontrar nada, entendía sus intenciones, pero no podía permitir que muriera. Lo envíe a su hogar y le conseguí al mejor médico del Cuerpo Cicuta que pude encontrar.

La guerra no la ganamos, nadie la ganó. En estos enfrentamientos todos perdemos. Esa es la verdadera lección. No solo perdimos a Chiara, también perdimos a Rodwin, soldados y gente inocente. La mayoría dispusieron dar su vida por proteger la isla, la otra parte ni sabía el porqué morían.
Ninguna batalla trae algo positivo.

He detenido totalmente mi vida. Yo estoy dispuesto a hacer cualquier cosa para poder ver a mi hermana devuelta, en mi país fuimos separados por décadas. No quiero volver a perderla.

Soy un Caballero de sangre y apellido, soy lo que soy gracias a eso. Mi entrenamiento, trabajo y vida lo tengo gracias a mi familia. Tantos años de experiencia me han ayudado a desarrollar un estilo de pelea superior, un sentido de la orientación independiente de las brújulas y una capacidad de exploración adaptable a cualquier situación. Sin embargo, siento que ninguna de mis virtudes puede ayudarme en mi misión.

Metamaniac II: Condena del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora