Capitulo 3

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(Él)

—¡Como es posible!—gritó enojada justo en el momento en que cierro la puerta de mi abitacion.

—¡¡¡¿Cómo se supone que mi vida depende de una maldita persona que ni siquiera conozco??!!!— gritó más fuerte para que me escuchen.

—Ahora se supone que tengo que buscar a alguien en menos de 24 día para ser exacto o si no voy a morir.
—¡¿cómo se supone que buscaré a alguien que nunca e visto en 24 dias?!

—Dios ayúdame, que aún soy muy joven para toda esta locura— digo mientras miro al techo suplicando por mi vida.

—Ok, cálmate—me digo mientras intento arreglar un poco mi respiración.

Luego de calmarme un poco fui a darme un baño, me puse ropa cómoda, intente hacer la tarea que tenía para ver si así pensaba en algo más.

—¡Joder!— gritó por la frustración, ya era la cuarta ves que escribo algo mal.
—Mejor me voy a costar, esa tarea ni siquiera es para mañana— me digo a mi misma.

Miro el reloj y me doy cuenta de lo tarde que era, al parecer estaba tan preocupada que ni me di cuenta de como pasó la ahora.

Luego, me acosté ya que mañana tengo que ir a la Universidad.

A la mañana siguiente.

Me encontraba corriendo hacia la Universidad ya que se me hizo tarde, de nuevo.

Cuando llego a la escuela veo que están todas las chicas susurrando y hablando de algo o mejor dicho de alguien.

—¿Ya viste al chico nuevo?— le dice una chica a su amiga.

—Si, es hermoso.

¿Un nuevo estudiantes?, y eso que, no le di tanta importancia y segui mi camino hacia mi aula.

Unos minutos después de que yo llegara, entro la profesora.

—Buenos días chicos—dice con una sonrisa.

—Hoy se nos unirá un nuevo estudiante, espero que se lleven bien y que les muestren compañerismo— termina de decir lo que siempre dice cuando llega alguien nuevo.

—Su nuevo compañero, Christopher Park— yo estaba con la cabeza agachada ya que no me interesaba saber quién es.

—Mucho gusto— dice una segunda voz y no pude evitar levantar mi cabeza, su voz hizo que un escalofrío recorriera mi espalda. Cuando levante la cabeza nuestras miradas se encontraron, y supe que la poca paz que tenía se avía acabado.

Besos con sabor a muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora