Capitulo 4

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(Misterios)

Diría que es un día normal para mi, pero no lo es,  hace una semana desde que llego el chico nuevo Christopher Park y por alguna razón no dejo de sentir como si alguien me estuviera vigilando, me dan hasta escalofríos de solo pensarlo. Y lo peor es no saber de donde me vigilan o quien.

—Hola Carla— me saluda Danna con una sonrisa.

Ella es la bibliotecaria de la Universidad, donde me encuentro ahora.

—Hola Danna— la saludo igual, con una sonrisa.

Luego me siento en una de las mesas, me pongo lo auriculares y me dispongo a terminar un trabajo que tenía pendiente. No pasa ni siquiera una hora cuando siento a alguien detrás de mi, no le doy importancia después de todo estoy sentada serca de un estante, puede ser cualquier persona buscando un libro o algo así, que importa.

—¡Oyee!— siento como alguien me toca el hombro y no saben el susto que me lleve.

—¡Aaahh!— grite cuando me caí de la silla por haberme volteado tan rapido.

—¡¿Que demonios te pasa?!— le reclamo a la persona mientras me levanto —No puedes  ir por ahí dando sustos de esa manera a las personas.

Cuando levanto la cabeza para ver a él desgraciado de la mala broma, si es que fue una broma.

—No creo que fuera una broma—digo por lo bajo para mi misma cuando veo a la persona delante de mi.

—No, no fue una broma— dice de repente.

Ay me escucho, siento como la vergüenza se arrastra por todo mi rostro.

—¿necesitas algo de mi?— pregunto una ves qué pasan los momentos de mi pequeña humillación.

—Si.

Me estoy empezando a irritar, tengo cosas importantes que hacer como para perder el tiempo en esto.

—¿y qué es?— vuelvo y pregunto.
—Necesito los libros que están debajo de tus pies, y para tomarlos te tienes que quitar del medio.

No sé si está enojado o algo, le doy el permiso, él los toma y justo cuando se iba, él se da la vuelta y se queda mirándome, y derepente me sonrió, fue raro, me quede mirando el lugar donde estaba por un minuto.

Me senté de nuevo y me dispuse aterminar lo que estaba haciendo.

Después de que terminaran todas las asignaturas que tenía por ese día, salí para la casa, aún que decidí irme caminando. 1 hora  y media cuando llegue a mi casa, me quite la ropa, comí algo, me bañe y me acosté. Y mientras intentaba dormir solo pensaba en lo qué pasó en la biblioteca y en lo raro que era el chico nuevo.

Besos con sabor a muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora