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Lo vi desde lejos, sentado solo en la esquina de la habitación del comedor en aquella banca de madera vieja que por alguna razón seguía siendo parte de aquel moderno comedor, ¿Por qué ni siquiera tenía una mesa? Sin pensarlo más simplemente me acerque a él, ya que estaba sentado de espaldas a mi no logró verme y tape sus ojos.

— ¿Quién soy? — cuestione divertido, él se tenso en su lugar, que extraño.

— Hyung... — fue lo único que salió de su boca para después quitar mis manos de sus ojos con delicadeza pero no las soltó,  se dio la vuelta para quedar de frente y una débil sonrisa apareció en sus labios. ¿Por qué demonios se veía nervioso? — ¿Que haces aquí? — cuestiono sin siquiera mirarme a los ojos, miraba por sobre mi hombro preocupado y eso me hizo fruncir un poco el ceño, pero a pesar de eso le seguí mostrando una leve sonrisa.

— Jungkook-ssi — solté su agarre y tome su rostro entre mis manos y le di un pequeño beso en la frente. — ¿No estás feliz de verme? — cuestioné con la voz tranquila que me caracterizaba.

— Claro que estoy feliz, Mimi — respondió pero aún así no se digno a mirarme.

Me senté en la misma banca que él y me recargue en su hombro cerrando los ojos, no quería pensar cosas que posiblemente no eran como me las imaginaba, pero algo que tenía realmente claro es que me estaba ocultando algo y debía saber lo que era.

— JungKookie~ — susurré en su oído, eso le causó cosquillas y río bajito.

— ¿Qué haces, Hyung? —

— Te noto ansioso — dije sin rodeos, él se volvió a tensar y bajo su mirada, levanté su mentón para que me mirara. — me transferí solo para estar contigo, ¿No es suficiente muestra de que haría lo que fuera por ti? — levanté una ceja divertido. — Sabes que puedes decirme lo que sea, no te juzgaré —

— ¿Transferirse? — cuestionó incrédulo.

— Oh~ La pequeña ratita tiene un amiguito ~ — ¿Que fue lo que dijo? Fruncí el ceño en señal de molestia y levanté la mirada para ver al imbecil que se atrevió a insultar a mi adorado Maknae.

— ¿Qué fue lo que dijiste? — cuestione desafiante, retandole a repetirlo de nuevo si se atrevía.

— Pff — se rió y eso me molestó aún más. — Hey, ratita — volvió a decir mientras empujaba con fuerza el hombro de Ggukie, este se mantenía callado con la mirada baja.

— Este hijo de puta... — solté indignado por lo bajo, me levanté quedando cara a cara con él.

— ¿Cómo me llamaste pequeña puta? — sonrió de una manera espeluznante mientras me miraba fijamente a los ojos.

No lo iba a negar, estaba cagado de miedo, él era mucho más alto e intimidante que yo pero no daría el brazo a torcer, debía proteger a mi Ggukie, no dejaría que un grupo de idiotas vengan a molestarlo llamandolo de maneras ofensivas.

— Dije que eres un hijo de puta — lo empujé del pecho con un solo dedo y este simplemente río con sorna.

— Te crees muy valiente ¿No? — alzó su mano con el  amago de querer golpearme.

Cerré los ojos encogiéndose en mi lugar esperando el golpe pero nunca llegó, lentamente abrí los ojos encontrándome con una escena que en aquella situación no esperaba ver.

Jungkook había tomado al agresor de la muñeca, su agarre era tan fuerte que la misma se estaba poniendo roja y aquel sujeto se quejaba del dolor, me sorprendió ver al tímido y adorable de mi mejor amigo teniendo una expresión para nada tranquilizadora, que al contrario de antes se veía furioso y ahí fue cuando entendí.

Mala Suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora