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Aguardaba en la puerta de mi casa, tratando de no hacer mucho ruido. Caminaba incómodo y con dificultad, la ropa que Jimin me había prestado era demasiado pequeña para mí. Llevaba mi propia ropa mojada y sucia en una bolsa de plástico.  

Me detuve antes de entrar, observando el pasillo, mientras mi corazón latía con fuerza en mi pecho. ¿No había nadie? Eso era un alivio, aún asi intente hacer el menor ruido posible hasta que me asuste por el fuerte ladrido de un pequeño canino, Yeontan tenía hambre. Mi casa era un desastre que por más que intentaba limpiar seguía de la misma manera, horrenda y maloliente, era una casa pequeña y eso hacía que pareciera un cúmulo de basura. Y no es que no tuvieramos dinero, simplemente mi madre no quería utilizarlo para cosas “sin importancia”, al menos agradecia que pagara la colegiatura de un colegio tan caro como el mío... Que de cierta manera era tan contradictorio.

Fui a mi habitación y saqué mi ropa de la bolsa, rebusque entre los bolsillos, tenía un par de billetes, los aprovecharia para comprar comida para Yoontan... Esta situación era realmente estúpida, tener tanto dinero pero al mismo tiempo no tener nada.

Me acerqué al patio de atras que se mantenía cerrado con candado. ¿Mamá había escondido la llave de nuevo? Busqué en los cajones de la cocina, pero no había nada, busqué debajo del tapete tras el sofa, no había nada, ni en el baño, ni en la sala...

El unico lugar que me quedaba por revisar era el cuarto de mi madre.

— Esta bien, Tae... — susurré para mi mismo tragando saliva. — tu puedes hacerlo — me animé a mi mismo abriendo lentamente y con cuidado la puerta.

Antes de entrar revise un poco con la mirada, mi madre estata tirada en el suelo, habia una botella derramada de alcohol en una de sus manos y otras cuantas vacias debajo de la cama, su ropa estaba mojada, quiza por el alcohol y ella dormía sin inmutarse de nada.

Entre en silencio a la habitación, no quería despertarla, miré al rededor por si veia la llave por algun lugar, pero a simple vista no pude encontrar nada, intente prender la luz, pero estaba fundida, suspiré con resignación y me acerque a los cajones de su clóset, busqué entre ellos, no estaba ahí.

Vagamente metí la mano por debajo de su cama para buscar ahí, mi madre era realmente desordenada, ¿Qué me hacía pensar que la había guardado? Quizá simplemente la había perdido.

Deslicé mi mano lentamente tocando varias cosas pero ninguno pareció ser una llave, seguí buscando hasta toparme con una sustancia pegajosa, pero en ella podía sentir que había algo, a pesar de la incomodidad de aquella cosa que desconocía entre mis dedos, simplemente opté por sacar lo que sea que estuviera entre medio, cuando por fin lo tuve saque la mano para ver que era.

— La llave — susurré emocionado, apretando con más fuerza la llave entre mis manos.

Salí lo más rápido que pude y llegué a la puerta del patio, abrí el candado y entre cerrando la puerta detras de mí. Yoontan me saludo eufórico, moviendo su adorable colita en señal de felicidad, daba pequeños brincos, pero algo andaba mal, solo estaba apoyando tres de sus patas, fruncí el ceño.

— ¿Qué paso, bebé? — me agache a su altura, recibiendo millones de lamidas en la cara por parte de el animal. Tomé su pata con cuidado. — ¿Qué fue lo que te hizo está vez? — examiné su pata, pero no note ninguna herida exterior. — quiza deba llevarte al veterinario... — cargué a Yoontan entre mis brazos, deje un par de cobijas simulando un pequeño bulto en él periódico del suelo y salí con él del patio trasero, volvi a cerrar la puerta con el candado y me dirigí a mi habitación, dejé cuidadosamente a Yeontan en mi cama y me cambie la ropa incómoda por una de las mías. Tomé el dinero que había encontrado en los bolsillos de mis pantalones y salí de casa de nuevo.

Mala Suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora