Drunk-Dazed

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Era la fiesta de Halloween en la que todo el mundo asistió, Kang Taehyun era el anfitrión, como todos los años, y sus fiestas siempre fueron legendarias. El chico popular no podía no hacer su fiesta en un día como estos.

El reloj ya casi marcaba la media noche, y casi todos los jóvenes se encontraban ebrios y drogados, como buena fiesta universitaria. Todos parecían divertirse, sin embargo, un joven vestido de conejo se encontraba de lo más aburrido escuchando las bocinas reventar por lo alto que sonaban las canciones extranjeras,que por cierto, le causaban un gran dolor de cabeza.

Su mejor amigo, Kai, lo había dejado hace horas para perseguir a una chica llamada Yuna, quien había perseguido hace meses. Este le había rogado para ir a la fiesta juntos y le había jurado que no lo iba a dejar. Pero, cuando vio a la chica linda en falda, se fue tras ella sin pensarlo.

La fiesta sólo era una excusa tonta para ir a tomar alcohol, drogarse y follar con la primera persona que estaba dispuesta a hacerlo. Los trajes eran patéticos. Unos estaban vestido de lo típico: el joker y harley quinn, de cruella de vil, payasos y zombies. Otros por su parte, vestían solo para conseguir un polvo rápidamente y aparte, eran sumamente cliché: bomberos, sirvientas, doctores, enfermeras y policías...

Y para buena fortuna, vio a aquel chico vestido precisamente de un atractivo y sexy policía. Choi Yeonjun era el chico con el que definitivamente estaría dispuesto a abrirse de piernas. El tipo era el hombre más sexy de todos y más con ese traje de uniformado.

Sus largas y musculosas piernas estaban cubiertas por un pantalón de cuero y una batuta a un lado de su cintura, una camisa igualmente de cuero con el logo de policía que estaba semiabierta y dejaba ver su fornido pecho y una gorra y un par de lentes oscuros que hacían ver al chico como una fantasía erótica sacada de una película porno.

Como le gustaría que el chico estuviera entre sus piernas haciéndolo gemir, pero estaba claro que era uno de los populares y él, bueno, solo uno más entre el montón y jamás obtendría su atención.

Tomando lo que le quedaba de vodka con una mueca de enojo que lo hacía ver tierno, decidió que ya no iba a esperar a su amigo y se iría a casa a dormir.

Pero después de que acabo de beber, sintió dos manos que le sujetaron la pequeña cintura que tenía una adorable colita de conejo, Soobin se sobresaltó y estaba decidido a golpear al borracho que se había atrevido a tocarlo así que, se dio la vuelta y cuando iba a alzar su puño, vio quien era la persona que estaba detrás de él.

Y joder, que alguien lo pellizque por que de seguro estaba soñando.

Detrás de él se encontraba nadie más ni nadie menos que Choi sexy Yeonjun.

-¿Por qué tan solo conejito?- pregunto coqueto.

Ambos se encontraban frente a frente, y Yeonjun con uno de sus increíbles brazos, lo pegó por completo a su anatomía.

Y que increíble anatomía.

Soobin estaba estupefacto ante lo que estaba sucediendo pero sus manos estaban en el duro pecho del más alto.

-Y-yo... s-solo... tomaba...- tartamudeo el chico conejo mientras sus manos se frotaban en los pectorales del policía.

-Bueno, ahora no tomarás solo.- dijo Choi mientras bebía él vaso que tenía en su otra mano.

Para suerte de Soobin, Yeonjun se quedó a su lado toda la noche. No sólo tomaron, sino que fueron a la pista de baile.

Soobin había perdido la vergüenza y mientras bailaban alguna canción, él frotaba su trasero contra la erección del mayor y este, le besaba el cuello.

Las manos del azabache se paseaban entre su cintura, sus nalgas y su pecho mientras que sus labios besaban el cuello y la nuca del conejito. Soobin se frotaba contra el duro cuerpo y mantenía sus ojos cerrados disfrutando de la situación. Al fin pudo cumplir su fantasía, pero tampoco estaba seguro si este era un sueño o si era verdad, de cualquier forma, lo iba a disfrutar.

-Creo que mereces un castigo conejito.- susurro el policía en la oreja del menor, por su parte, este solo gimió como afirmación.- Vamos arriba, necesito enseñarte una lección.

Yeonjun lo tomó de la mano al conejito y lo subió por las escaleras rápidamente. Al llegar arriba, Yeonjun abrió una puerta que estaba con candado y los metió ahí. El cuarto estaba en penumbras y tan pronto como Soobin entró, fue estampado contra la puerta mientras los labios carnosos del mayor le devoraban los suyos con fiereza.

El castaño enredó sus brazos en el cuello del policía y este puso sus manos en el trasero del chico haciendo que soltara un gemido agudo.

-Eso es conejito, si sigues así te tendré que follar.- dijo el mayor mientras empezaba a besar la mandíbula del menor.

Para provocarlo aún más, Soobin decidió seguir gimiendo agudo, el cuerpo del otro chico le decía que le estaba gustando sus dulces gemidos.

Estaba tan absorto en las sensaciones de los besos que no se dio cuenta que ya estaba en la cama en cuatro siendo desnudado por el policía. Soobin sabía que no habría mucha palabrería y que iban a follar si o si.

Una vez desnudo Soobin se cohibió un poco, pero pensó que su oportunidad con Choi tal vez no iba a repetirse y lo mejor, es que sacará el lado atrevido de sí mismo.

Escuchó como otras prendas caían en la habitación y sabía perfectamente que la mirada del mayo no se despegaba de su trasero que aún conservaba la cola de conejito, así que movió su trasero para ofrecérselo al mayor.

Solo escuchó un gruñido y el duro cuerpo de Yeonjun ya estaba apegado a su anatomía y sus labios le comían los suyos. El miembro de Yeonjun se frotaba en la grieta del culo de Soobin, y sabía a la perfección que ese trozo de carne no era para nada pequeño.

Siguieron así unos minutos más,hasta que Yeonjun decidió despegar un poco su cuerpo para tomar lo que parecía ser un condón, y así fue por que escucho la bolsita de plástico romperse y también, el sonido del látex extenderse por el miembro del mayor.

Soobin no sabía cómo había llegado hasta ese momento, a segundos de ser follado por su crush pero sin duda, lo iba a gozar.

-No seas suave conmigo.- dijo el conejo, mientras se frotaba contra la dura erección del mayor.- Necesito que me folles duro.

Cuando vio los ojos oscuros del azabache, supo que dio en el clavo con sus palabras, ya que el mayor le regaló una sensual sonrisa y volvió a enfocar su atención en su polla y el culo del menor.

Soobin cerró los ojos y esperó el momento. Y tal vez, se arrepintió un poco por no dejarse preparar ya que la gran extensión del mayor se deslizó por su culo. Y cabe recalcar, que Yeonjun no era nada pequeño, parecía que con esa sola estocada lo partiría en dos.

Dejó de pensar en el dolor y empezó a disfrutar de las agresivas estocadas del mayor, así que empezó a emitir gemidos tan agudos que si no fuera por la música todos hubieran escuchado sus agudos lamentos.

Soobin no era virgen pero juro que el azabache le estaba dando la follada de su vida por lo delicioso que se sentía. Tampoco supo cuánto tiempo había pasado mientras follaban pero parecía que fueron horas por que estaba agotado, pero su lívido estaba más despierto que nunca, sentía la sensación de que iba a correrse muy pronto sin haber tenido que tocarse, de igual forma, sintió que las embestidas del mayor eran ya más bruscas y descoordinadas, por lo que supo que ya iba a acabar.

Y así fue, Soobin se corrió en seco sobre el colchón y Yeonjun llenó todo el condón de su esperma, emitiendo un último gruñido en su liberación.

El mayor cayó rendido sobre el menor, pero a ninguno le molestó, después de unos minutos el mayor se movió hacia a un lado, sabía que no era ligero, así que tomó al semi inconsciente conejito y lo recostó sobre su pecho, quien de inmediato cayó en sus brazos.

Ya mañana tendrían tiempo para hablar sin una gota de alcohol.


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