Cap II

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Después de la discusión que tuvieron, Merlina decidió salir a caminar un rato, tenía la mente echa un lío. Todo lo que ella quería era lograr superarse en todos los sentidos, quería tener dinero para poder comprar todo lo que Enid quisiera y darle la vida para la que estaba acostumbrada, además quería que si tenían cachorros, tuvieran la mejor vida posible.

Enid por otro lado, después de un largo tiempo llorando, decidió darse un baño luego se cambió y salió para preparar la cena. Observó que Merlina no estaba, mientras ordenaba todo para cocinar, pensaba en la discusión que tuvieron, cuando eran novias a la Alfa no le preocupaba en lo más mínimo que Enid pudiera quedar embarazada, recordó que tuvieron varios sustos de embarazo y en ninguno de ellos Merlina se veía asustada o negada a tenerlo.

No entendía el comportamiento de su alfa. Cuando sus papás se enteraron de que estaba de novia con Merlina, se disgustaron de inmediato, pues si bien Merlina no era completamente pobre, era clase media y en comparación a eso, Enid era rica, millonaria más bien. La madre de Enid siempre trataba de hablarle con amor y comprensión, le dijo que entendía que estuviese enamorada de Merlina, era una chica encantadora, pero ella nunca podría darle todo lo que Enid anhelaba y se daría cuenta tarde o temprano.

Pero a la rubia eso no le importaba, no importaba si tenía que renunciar a ciertos lujos o comodidades si con eso podría estar con el amor de su vida, además estaba segura de que juntas podrían ir mejorando su estabilidad económica, lo único que ella quería era estar con ella. Solo amaba a Merlina no lo que tuviera ni pudiera ofrecerle, ella sabía que al casarse con Merlina tendría que trabajar, no le importaba en lo más mínimo, solo quería que su Alfa le diera un cachorro y la marcase como suya, lo demás se solucionaría por si solo.

Pensó que quizás Mer tenía razón, debían esperar un poco para tener hijos, pero lo de la marca definitivamente tenía que pasar, se habían casado, estaban aceptando un compromiso de por vida, eso debía decir demasiado para que Merlina quisiera marcarla.

Terminó de hacer la cena y no sabía si esperarla para cenar, después de un rato decidió esperarla. Era su alfa, tenía que obedecer y servirle, lo hacia con gusto por supuesto, pero a veces su orgullo le ganaba. Escuchó el ruido de unas llaves en la puerta y después de eso, Merlina entró a la casa.

Enid siguió lavando lo que ocupó para hacer la cena cuando sintió unos brazos abrazarla por detrás. La pelinegra escondió la cabeza en el cuello de Enid y comenzó a darle besos allí, al mismo tiempo que le entregaba una rosa rosada, Enid tomó la rosa mientras sentía los besos de Merlina distribuidos por su cuello.

—Me encantas Enid, amo todo de ti, me encanta que seas mi esposa y no sabes lo mucho que quiero marcarte y tener hijos contigo. Pero entiéndeme, quiero tener algo seguro y estable para que decidamos tener un cachorro, también para ti, quiero darte lo mejor.

Enid tuvo la intención de darse la vuelta para ver de frente a Merlina pero esta se lo impidió con sus brazos.

—Mer, mi amor, sé que quieres lograr muchas cosas y yo quiero lograrlas contigo. Entiendo lo de los cachorros, podríamos esperar, pero la marca... no entiendo el porqué no quieres hacerlo aún.

—Siento que debemos esperar un poco más, te prometo que lo haremos, más pronto de lo que te imaginas. Te amo Nid, no quiero perderte nunca.

—También te amo Mer. Solo no demoremos mucho, ¿sí?

Merlina asintió, dándole la vuelta a Enid para darle un beso en los labios. Después de eso, Merlina sirvió la cena y se sentaron para cenar juntas.

—Mañana comienza tu nuevo semestre en la universidad, ¿Cómo te sientes, mi amor?

—Me siento nerviosa, es mi último año Mer, quiero salir con las mejores calificaciones. Lo único malo es que te voy a ver menos. — Enid hizo un puchero con sus labios. Lagrimeando un poco.

—Tranquila amor, pasaremos menos tiempo juntas pero todo es por un bien mayor. Y los fines de semana nos veremos más. Te voy a extrañar demasiado.

—Y yo a ti más. ¿Tú cómo te sientes ahora que eres la nueva gerente de tienda he?

—La verdad un poco nerviosa, mañana comenzaré después de todas las orientaciones que me han dado, me siento nerviosa. Pero espero que este solo sea el primero de muchos ascensos.

—Así será mi amor. Eres la mejor.

Una vez que terminaron de cenar. Lavaron los platos, se lavaron los dientes y se dispusieron a descansar.

Enid tenía ya 24 años, pero como era una chica muy mimada, pasó dos años cambiándose de cualquier universidad hasta encontrar su verdadera pasión, estaba estudiando diseño de modas. Merlina tenía 25 años y a diferencia de Enid, estudió lo que le ayudaría a encontrar un trabajo seguro, no le desagradaba del todo pero no era lo que más le apasionaba hacer. Era administradora de empresas y después de pasar por varios puestos en una Agencia de autos, logró obtener la gerencia ganando un poco más, lo cual le convenía ahora que tenía un hogar que mantener.

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