— Valen, ¿Todo bien? — le pregunta Agustín entrando en la habitación que comparten.
Barco no lo escucha, tiene sus auriculares a todo volumen y tampoco se percata de su presencia al estar tumbado en su cama boca arriba.
Giay se acerca a él y toca su hombro llamando su atención por fin.— ¿Ah? — dice quitándose el auricular izquierdo.
— Si estaba todo bien te preguntaba. — le repite con una sonrisa amable acuclillado frente a su cama.
Valentín asiente, pero no emite ningún sonido para responder, cosa que al capitán le resulta algo extraño.
Desde la mañana sospechaba que algo no andaba bien, pero no quería confrontar al menor hasta estar seguro de que algo sucedía verdaderamente y no era él flasheando historias como casi siempre. Se le había quedado algo en la cabeza de tanto ver series de Cris Morena, era un poquito fantasioso.— ¿Sabes que cualquier cosa me podés decir, no? — le pregunta y el colorado asiente nuevamente. — Descansa, te quiero colorido. — dice dedicándole otra de sus lindas sonrisas y con su dedo índice toca la punta de su nariz.
En el rostro de Valentín cruza un intento de sonrisa y eso le basta a Agustín para acostarse en la cama propia.
El capitán estaba realmente cansado por lo que no tarda en conciliar el sueño, pero en la cama del lado, Barco, no puede dormir ni siquiera un minuto.
Su cabeza lo taladra con esos comentarios horribles que él mismo se dijo después de lo que pasó anteayer en la tarde, y aunque quiere callar todas sus voces no puede.“I'd rather be, rather be, anyone, anyone else”
Olivia Rodrigo se reproduce y no puede creer que justo tenga que salir ese tema en ese preciso instante.
Se le revuelve el estómago y hasta cree que va a vomitar por lo que se levanta y camina hasta el baño que tienen en la habitación.
Claramente eso no sucede, pero aprovecha para mojarse el rostro y ver si se le va la angustia aunque sea por un rato.
La puerta del placard que ocupa Agustín está abierta y no puede evitar acercarse a ella y mirarse en el espejo.
Que mala decisión, Barco.
Ahí atacan todas sus voces interiores, gritándole un comentario más hiriente que el otro y solo piensa en lo mucho que le gustaría ser otra persona.
No quiere llorar ahí, en pleno mundial sub-20 y con su compañero en la pieza, pero no puede evitar que las lágrimas resbalen por sus mejillas al mirarse a sí mismo.
No le gustaba lo que veía, hacía un tiempo que eso era así, pero al estar tan enfocado en su carrera en Boca no había tenido tiempo ni para pensar en lo inconforme que se sentía consigo mismo.— ¿Valen? ¿Qué haces despierto? — dice Giay sentándose en su cama.
Tenía el sueño muy ligero, y los pasos de Barco por la habitación lo habían despertado.
Al pestañear un par de veces y aclarar su visión pudo visar al menor usando solo el short de su seleccionado y no pudo evitar que el calor invada su rostro. Las pocas oportunidades que tenía de ver al chico así, eran simplemente la gloria.
Se conocían hace mucho, le gustaba hace mucho.
Valentín se había quedado estático, totalmente congelado mirando a su capitán. Lo único que había logrado hacer fue tomar una remera y ponérsela. Para colmo era de Giay, ya que estaba frente a su placard.— Colorido, ¿Estás bien? — dice recomponiendose de lo embobado que había quedado con aquella vista.
Valentín no puede responder, no le salen las palabras de la boca. ¿Que tan difícil era decir que sí? Aunque fuese mentira.
Giay se vió preocupado al no recibir respuesta por parte del colorado, por lo que decidió levantarse y ver qué le ocurría.— Colo, Valen. — lo llama y sus miradas se cruzan en la semi oscuridad de la habitación.
La única iluminación que tenían en aquél momento era luz prendida del baño, la cual el bonaerense se había olvidado de apagar.