Cumpleaños

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Cumpleaños

Song Lan no solo invitó a sus hermanos. Al final, terminó invitando a todo su curso, incluido Xingchen, el chico que le gustaba. También invitó a Wen Chao, quien parecía amigable.

El gran día llegó, pero se convirtió en el peor. No por Wei Ying y sus amigos acusando al cumpleañero de infiel, sino por la llegada sorpresiva del padre de los Lan.

Día de los hechos

— Hola, Xingchen — saludó Song Lan feliz por la llegada del chico que le gustaba.

— Feliz cumpleaños — deseó el mayor, entregándole un ramo de flores y un sobre con dinero.

— ¿Puedo preguntarte algo? — pidió Xingchen, sin querer alejarse del menor.

— Dime — contestó Zichen.

— En la invitación que me diste había una carta. ¿Tal vez te confundiste? — cuestionó Xiao Xingchen, ya que hasta donde sabía, el lindo cumpleañero tenía novio, y sería extraño que se le declarara.

— No, estoy seguro de que puse "Me gustas, Xingchen" — susurró Song Lan acercándose al mayor.

El mayor no desaprovechó la oportunidad y se llevó al cumpleañero a la cocina, donde nadie más estaba entrando.

— Antes de darte una respuesta, dime algo más, Song Lan. ¿Terminaste tu relación con Lan Zhan? Digo, me pareces lindo y me llamas la atención, pero la infidelidad no va conmigo — el mayor puso las cartas sobre la mesa, y la única respuesta que escuchó fue una risa.

— Lan Zhan es mi hermano, al igual que Xichen. Pensé que todo el mundo sabía eso — explicó finalmente Song Lan, cuando pudo detener su risa.

— Oh, mierda. Entonces hay un gran malentendido — respondió Xingchen, tratando de aguantar la risa. Incluso él acababa de quedar como un payaso.

— Bueno, si así son las cosas, podemos intentar algo — agregó Xingchen, atrayendo al menor hacia él.

Cerraron el espacio entre ellos para iniciar un beso. Sin embargo, un grito los hizo separarse. Era Wei Ying junto a Lan Zhan, y dos segundos después, todos los invitados intentaron averiguar qué había pasado.

— Xingchen, te dije que Song Lan era novio de Lan Zhan. ¿Cómo se te ocurre hacer eso? — elevó la voz Wei Ying.

Y los demás chicos también los miraron decepcionados.

— ¡¿Que mi hijo qué?! — gritó alguien.

— ¡Papá! — respondieron al unísono los tres hermanos.

— ¿Papá? — dijeron al mismo tiempo los jóvenes, y Xingchen miró a los chicos tratando de decir en gestos que sí, Lan Zhan, Lan Xichen y Song Lan eran hermanos.

— ¿Cómo que estás saliendo con tu propio hermano? — reclamó el hombre, al parecer borracho.

— Padre, yo no te invité. ¿Qué haces aquí? — preguntó Song Lan.

A pesar de intentar mejorar la relación con su papá, este tampoco ayudaba mucho.

— Soy su padre quieran o no — señaló el señor, soltando en el camino la botella en mano.

Y al tratar de saludar a sus tres hijos, tropezó con la mesa y el pastel que aún no se repartía terminó en el piso.

Más tarde, el ambiente cambió, y Song Lan decidió encerrarse en su habitación. Lo único que le hizo sonreír fue recordar el beso con Xingchen y la mirada incrédula de sus amigos cuando se explicó que los dos jades no eran solo dos, sino tres. Su futuro cuñado y su cuñado en serio le hicieron reír, ya que según conversó Xichen, él era el gran responsable del malentendido.

MalentendidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora