C.M.P.E.A

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Centro Mundial de Preparación y Entrenamiento de Agentes, eso era lo que significaban las siglas que tenia frente a mi, en una pequeña cabaña, en medio de ninguna parte. La verdad, es que visto desde fuera no impresionaba lo más mínimo. Nos bajamos del Mercedes negro en el que habíamos venido, al entrar en la cabaña solo había cajas de cartón, rastrillos, y todo tipo de artilugios de campo. El agente 43 levantó la alfombra que cubría el suelo, y dejó al descubierto una trampilla, la abrió, y bajamos por ella. Al bajar de la escalera y darme la vuelta descubrí un lugar fascinante, eran unas instalaciones gigantescas, como las de las peliculas. Ya sabía por qué estaban en medio de la nada, ocupaba cientos de hectáreas. Me sorprendió la gran cantidad de luz que había, para estar bajo tierra.
- Tengo cosas que hacer. Es importante, Óliver te enseñará tu cuarto, te dará lo esencial, te enseñará el recinto, y luego, nos reuniremos. -dijo, y se marchó, no sé porqué, pero empecé a cogerle cariño, y Óliver se había portado tan bien conmigo, que pensé que podría ser un buen confidente y amigo.
Primero me llevó a mi habitación, no era muy grande, tenia una cama, una estantería, un escritorio, una silla y una luz en el techo, estaba un poco vacía, y era muy triste. Pero pensé que ya le daría mi toque personal, la puerta era alucinante, no tenia picaporte, se abría hacia un lado, con un sensor que me dijeron que programarían para que solo se abriese cuando me detectara a mi. Más tarde me llevo a la armería, a las salas de entrenamiento, cafetería, a los garajes... Me enseñó cada rincón. Y me llevo con el agente Jackson, por lo visto, aquella noche cenaríamos los tres solos.

Volví a mi habitación, Óliver me dijo que tenia que arreglar la suya, y que buscaría ropa y algunas cosas que fuese a necesitar, y me las traería. Al ponerme frente a la puerta, ésta se abrió, ya habían configurado que se abriese solo conmigo.
Una vez allí, entre esas cuatro paredes, tumbada en la cama, fue la primera vez, que pensé en lo que había hecho, había renunciado a mis padres, a conocer a mi sobrino, mi hermana estaba embarazada, se llamaría Álvaro, se acababa de casar y todo le iba muy bien, yo me llevaba 21 años con mi hermana mayor, y 15 con mi hermano... Así que podía considerarme hija única. Pensé en lo que me había dicho 43, que podía volver cuando quisiese, pero quería realmente ser diferente, tener un futuro mejor, ser importante... Y ahorrarme la bronca por irme de casa.


Sueños, pesadillas, llamémosle XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora