Capítulo 1

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—Deja de gritar — me decía una voz ronca.

Alguien que no lograba ver bien me tenía contra el suelo inmovilizada por el gran peso de su cuerpo, sus manos me tocaban de una forma asquerosa y yo no podía parar de llorar y gritar.

—Ayuda por favor — grite descontroladamente, ya mi garganta dolía, mis mejillas estaban húmedas por las lágrimas que corrían como cascada por ellas.

—Ayúdenme, ayúden... — ahogué mi grito en su mano, acercó a mí oreja sus labios, rozándola de una forma que todo mi cuerpo entró en tensión .

—Nadie va a oírte preciosa, nadie vendrá a ayudarte — me dijo el hombre que no podía ver, mis ojos húmedos no me ayudaban a ver de quién se trataba.

El hombre se levantó un poco, y cuando tuve la esperanza de poder descifrar de quién trataba sentí un fuerte golpe en mi mejilla, un calor me recorrió el rostro, sentí como cada nervio de mi cuerpo se desconectaba y con ello perdía el conocimiento.

...

— Emma Emma — escuché a una voz femenina hablarme - Emma, Dios Santo levántate.

Mis ojos se abrieron lentamente y pude ver  un rostro que conocía muy bien.

—Ámbar¿que pasó? — dije descolocada —¿cómo terminé aquí? ¿Y el hombre? — dije con la voz un poco baja con miedo a que esa misma persona escuchara.

Ámbar me miró como si estuviera loca, al ver su expresión me permití levantarme, y cuando me di cuenta, estaba acostada sobre mi portátil, un momento, ¿estaba en mi oficina?.

Pero, ¿cómo?

Hace un momento me estaban atacando, y lo sentí tan real, su horrible voz, sus asquerosas manos, cómo se ahogaban mis gritos en ella.

— ¿Emma de que hablas?, Veo que dormir te afectó el cerebro — me dijo mi amiga con el ceño fruncido.

¿Dormir?

¿Todo fue un sueño?

O mejor dicho, ¿una pesadilla?
Pero lo sentí tan real

— Ya va, ¿cuanto tiempo llevo dormida Ámbar?

— Unas dos horas aproximadamente, salí a llevar unos papeles y entré a la reunión, que por cierto, no paraban de preguntarme por tí.

¿Reunión?

¡¿Dios mío la reunión?! Ya lo recuerdo.

Esa reunión era sumamente importante, tenía que presentar una parte de mi investigación, llevaba ya un mes recopilando información y los jefes me estaban pidiendo respuesta.

—Dios ,¡¿por qué no me despertaste?! — le dije sorprendida y un poco furiosa.

Ahora, ¿que le diría a los directores? Me van a comer viva

Mi amiga se pasó la mano frustrada por su lindo cabello negro y sus ojos café me miraron con frustración y fastidio.

— Porque se que no has terminado tú investigación, y los directores la iban a pedir mensa, así que les dije que tenías diarrea y llevabas todo el día en el baño — dijo cambiando su expresión por ojos de angelito y una sonrisa de inocencia.

Es que la mato, malvada Ámbar, ¿no podía tener otra escusa?

—¿En serio? Diarrea, ¿es lo mejor que se te ocurrió? — dije molesta, abriendo mi portátil en el que dormía hace unos minutos y viendo que llevaba.

Efectivamente aún no tenía mi presentación lista, me faltaba ordenar muchas cosas.

— Ey, no me mires así, lo hice por tí, además — hizo una pausa formando una sonrisa de inocencia — la escusa fue todo un éxito — era clara la burla en su voz — deberías invitarme un café por salvar tu pellejo.

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