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Taehyung quería pintarla. A ella la idea le encantaba, lo veía tan romántico, tan especial, que se sentía sumamente amada.
Hasta que él le dijo cómo quería pintarla.
Por supuesto, no podía negarse. No después de todas las insistencias de Kim y mucho menos luego de que la mirara con esos ojos. Pero no podían culparlo, para Taehyung, ella era su musa. Y quería expresar todo lo que ella mostraba en una pintura. Él deseaba tanto hacer una colección sobre ella, de ella, y exhibirla en un museo. Mostrándole al mundo lo grandiosa que era esta mujer y diciéndole al mundo que solo le pertenecía a él.
—T-taeh-hyung, p-por fav-vor...
No sabía cuánto tiempo llevaban allí, después de todo, no podía ver el reloj. No podía ver nada. Una venda cubría sus ojos y su cuerpo desnudo estaba sentado en una silla, con sus brazos atados detrás del espaldar y sus piernas abiertas atadas a las patas del asiento.
Un vibrador yacía en su interior, prendido hacía quien sabe cuánto, torturándola. Desde que comenzaron no se había apagado ni una sola vez y había perdido la cuenta de cuántos orgasmos había tenido. Luego de los primeros, creía que sería imposible seguir corriéndose, pero lo había hecho. Una y otra y otra vez.
Frente a ella, había una cámara, que solo enfocaba su rostro. Taehyung quería pintarla desnuda, quería pintar su rostro cuando era atravesada por un orgasmo, pero no era estúpido. No podía fotografiar su cuerpo desnudo con el riesgo de que otra persona la viera de esa forma, con el riesgo de que las fotos acabaran filtradas y todo el mundo pudiera disfrutar con el cuerpo de su musa.
Él se encontraba a un costado, dando pinceladas mientras daba vida a uno de los tantos cuadros de su próxima colección.
Había empezado por el cuerpo, dado que, gracias a la cámara, podía observar luego sus tantas expresiones y elegir la mejor para enmarcar. Pero no podía hacer eso con el cuerpo. Así que ultimaba los últimos detalles de aquella pintura.
Por supuesto que, el cuerpo tembloroso de su novia, su voz rota y las lágrimas que caían por todo su rostro, habían puesto a su polla erecta. Debía controlarse para poder terminar con su cuadro, no obstante, cada movimiento, cada roce con su ropa, le provocaba gemidos y gruñidos.
Quizás debería desnudarse también para pintar mejor.
Lo pensó por unos momentos y finalmente decidió hacerlo. Se despojó de su ropa rápidamente y siguió pintando, desnudo.
Al terminar todos los detalles del cuerpo, hizo un paso atrás y admiró su obra incompleta.
Le gustaba, sí, por supuesto, pero algo le faltaba.
Además de la cabeza.
Quizás debería poner algo suyo dentro del cuadro, que lo respresentara. Después de todo, ella era suya. Era su musa. Y ya tenía una idea sobre cómo hacerlo.
Se acercó a la silla, admirando sobre ella a esa mujer desnuda tan bella. Sus dulces senos sueltos, con los pezones duros, apuntando hacia el frente. Sus piernas abiertas en par en par, como a él le gustaba tenerla, sus fluidos manchándolos, manchando la silla y aún saliendo de su entrada. Apenas se veía el vibrador dentro de ella de tanto que se había corrido. Una vista maravillosa, por supuesto. Y ahora iba a mejorarla.
Se coloca en el espacio entre sus piernas, sin llegar a tocarla y comienza a acariciarse a sí mismo. Al principio lento, con delicadeza. Pero luego no puede resistirse más, su mano se mueve más y más rápido sobre su polla, queriendo liberarse de una vez sobre su chica. Ha deseado hacerlo desde el momento en el que le pidió pintarla. Quién no lo querría en ese momento, con ella atada desnuda sin la posibilidad de moverse.
Toca la punta de su miembro varias veces, rodeándola, presionando y volviendo a repetir. Cuando ya siente su liberación, vuelve a pasar su mano rápidamente por toda su extensión, subiendo y bajando más y más rápido, más y más fuerte. A los pocos segundos logra correrse sobre la entrada de su musa, colocando su semen sobre ella y sus tersos muslos.
Cuando deja de gotear, vuelve a mirar su obra desde lejos, admirando el primer resultado. A pesar de que le fascina cómo queda su semen sobre ella, debía probar de esta manera para saber si era eso lo que realmente necesitaba para poder finalizar su hombre.
Y lo era.
Esta vez se acerca mucho más a ella, buscando los rincones en los que podría mancharla y que quede aún mejor en la pintura.
Junta sus pechos, amasándolos y provocando más sonidos en ella. Sus gemidos son aún más gloriosos que su hermoso toque. Retuerce los pezones, los tira, desea lamerlos pero se detendría mucho en ellos y no quiere perder mucho tiempo. Eso podría hacerlo luego. Coloca su polla entre ellos y los aplasta encerrándola. Con su miembro entre ambos pechos, fungiendo de un hoyo, comienza a moverse.
No solo mueve su polla hacia arriba y abajo, sino también sus senos, los aplasta más contra su pene, los suelta un poco y repite el proceso. El roce entre sus cuerpos lo vuelve loco, con una abrumante necesidad de enterrarse en ella y follarla durante horas. Sin embargo, ahora no era el momento.
Mueve su cadera contra los senos de manera más agresiva. Sus gruñidos se funden con los gemidos de su musa, logrando la música perfecta. Solo hace falta un poco más de movimiento para poder sentir que se correrá.
Kim retrocede apenas y golpea los senos de su chica con su dura polla varias veces. Toma el miembro con ambas manos para que su corrida fuera más allá que antes, moviéndose contra sus palmas, follando sus propias manos. Y cuando siente que por fin se correrá, apunta su gran polla hacia el pecho de su musa y luego subiendo aún más y más, hasta terminar por acabar todo su rostro.
Ahora definitivamente su obra estará completa. Solo le hacen faltan 2 o 3 orridas más sobre el rostro de la chica y su obra quedará maravillosamente hermosa. Quizás esta vez debería usar la boca de su musa para acabar.
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Hyun's notes
He vuelto.
Y esta vez para quedarme.
Disfruten de los oneshots, estaré subiendo otros más en la semana. Siéntanse libres de pedir las escenas que deseen.