¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿A qué esperas?
El gran Kim Seokjin, vestido de un traje elegante negro, estaba sentado, con las piernas cruzadas en el gran sofá de su salón, sosteniendo una copa llena de vino, que ocasionalmente bebía.
Era un hombre bastante poderoso, todo lo que él decía debía cumplirse, incluyendo en su relación.
Estaba aguardando a que la chica frente a él decidiera acatar sus órdenes, pero esta parecía reacia a querer hacerlo.
—N-no creo poder, señor.
Oh, sí, por supuesto, ella no podía llamarle por su nombre. Nadie lo hacía. No querrían imaginarse las terribiles consecuencias de llamar a ese ceo por su nombre o aún peor, con un insulso apodo.
—Por supuesto que puedes, y como no lo hagas, lo haré yo por ti. Y no creo que quieras eso. —Toma un poco de vino mientras la fémina traga saliva sonoramente.
La misma se acerca a la mesa ratona frente al sofá, donde un enorme dildo aguardaba en el medio, listo para ser montado.
Sin embargo, aquella chica no creía poder con ello, era mucho más grande que cualquier cosa que se hubiera metido antes. Joder, era mucho más grande que la polla del señor Kim y la polla del señor Kim era gigante.
Podía ver en los ojos de Seokjin cómo iba enojándose poco a poco, así que, para evitar ser rota en dos (cosa que seguramente fuera a pasar igual, no se sentía lo suficientemente lubricada como para proseguir) se sube a gatas a la mesa.
Coloca sus piernas a ambos lados del consolador, quedando su entrepierna sobre este. Aunque antes de poder hacer algún movimiento para meterse esa enorme cosa, el ceo habla.
—Espera. —Ella lo mira esperanzada, pensando que ahora dirá que es una broma y que se suba a su regazo. Pero, como sabemos, eso no va a pasar. —Quiero verte masturbarte primero.
—¿Qué? —Con tono quedo pregunta, sintiéndose cada vez más pequeña cuando el hombre habla.
—Mastúrbate, lleva tu mano a tu bonito coño y métete los dedos.
Por supuesto que él no se iba a conformar con solo verla meterse el dildo. Pero ella no sabe, que Seokjin, no solo lo ha hecho por el morbo, sino que sabe que está lo suficientemente nerviosa y que necesita relajarse para tomar bien aquel juguete sin morirse de dolor e incomodidad en el camino.
Ella coloca una de sus manos sobre su clítoris, esperando que el señor Kim la dejara sentir algo de placer antes de pasar a sus propios dedos dentro de ella. Cuando ya se siente más caliente y más segura, comienza a bajar sus dedos mientras se acaricia todo lo que puede. Lentamente, dos de sus dedos entran en su coño, puesto que al ceo no le gusta cuando comienza con uno. Los mueve de dentro hacia afuera, siguiendo con el ritmo lento, comenzando a ir un poco más rápido cuando Seokjin se lo señala.