Norrine se encontró incapaz de definir a su hermana, como si a veces viera dos personas superpuestas. A veces, cuando notaba que había dormido mal o algo la perturbaba, era la misma que siempre había conocido, con aquella lengua peligrosa que tenía un insulto listo para ella, y el resto del tiempo era la que había corrido tras ella, pidiéndole que no la dejara. Estuvo una semana intentando comprenderlo, y luego había dejado de intentar seguirle el paso. Lo que sí no había esperado era ver cómo Nadya se escabullía con Isaac, el mismo Isaac con el que Norrine había estado dos semanas atrás, al granero. Ambas intercambiaron una mirada y Norrine hizo como si no viera nada, no iba a ser ella quien fuera a decirle lo que era o no lo decoroso. Echó una mirada a la multitud, preguntándose si el marido sabría sobre la ausencia de su querida, bien podrían estar los dos queriendo olvidarse de las argollas que los mantenían atados.
La fiesta por el comienzo del verano estaba por empezar y todo lo que pasaba por su cabeza era volver al bosque, subirse a un árbol de nuevo y fantasear con que Tamlin iría a buscarla como lo había hecho la primera vez, pidiéndole que volviera a su lado. Apartó la idea de su cabeza, trayendo otras más para ocupar aquel sitio sin su permiso. Como lo era la cada vez peor relación con sus padres. Su madre había decidido ignorarla por completo después de aquella discusión, y su padre cada tanto intentaba entablar conversaciones que terminaban en peleas entre ella y su madre. La última vez había acabado en Norrine durmiendo en el bosque, trepada a un árbol, como si así pudiera molestar incluso más a su madre. Sus pies estaban por alejarla del centro del pueblo, de todo aquel ruido, donde los hombres celebraban con cerveza y algunas tartas de lo que sea que hubieran conseguido sus esposas, cuando unas voces captaron su atención. Apenas eran audibles por encima del murmullo, pero pareció ser capaz de percibirlas sin dificultad.
—¿Escuchaste lo que dicen los mercantes? —decía una mujer, apoyando el hombro contra el marco de la puerta.
—No. ¿Qué pasó? —La otra se reclinó, como si quisiera mantener cierta confidencialidad en el susurro. Hubo un brillo de diversión en los rasgos de la primera, ese brillo que Norrine siempre veía en las mujeres que tenían algún chisme interesante que contar.
—Un montón de monstruos y faes llegaron a Beddor preguntando por una chica y luego se la llevaron. Dicen que prendieron fuego la casa y mataron a los que no eran la chica. —Había un morboso deleite en su hablar, y la otra parecía incluso más interesada con cada palabra que soltaba.
—Oh, qué desgracia... bah, seguro que los estúpidos de los Hijos de los Bendecidos dicen que es un privilegio —bufó, sacudiendo la cabeza y esbozando una mueca.
—Te digo yo que esos están dementes. ¿Una bendición que te rapten esos monstruos? Menos mal que nuestras tierras están libres de sus mierdas. O cuan libres podamos ser teniendo el puto Muro que ellos seguramente saben traspasar.
Norrine se acercó, interrumpiendo la conversación. Ambas mujeres, quienes habían estado conversando con vestidos llenos de harina y carbón, la miraron extrañadas, casi con hostilidad. Supuso que no era desconocida su historia. Cuando les pidió que le explicaran mejor sobre el asunto con Beddor, intercambiaron una mirada indescifrable entre ellas antes de que la que había sacado a los Hijos de los Bendecidos, respondió que no sabía muchos detalles. Se obligó a ocultar la decepción antes de murmurar un agradecimiento, antes de alejarse con la cabeza dando vueltas sin parar.
Parte de sí quería pensar en el "peor mejor" escenario, donde todo era una señal para que volviera corriendo a Prythian, una especie de mensaje codificado que solo ella entendería, pero también podía ser una coincidencia. El nombre Clare Beddor sonaba una y otra vez en su memoria, como un reclamo o un nuevo aviso. No tenía idea cómo funcionaban los apellidos en Prythian, pero si ellos sabían qué significaban para los plebeyos mortales...
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Una Guerra de Rosas y Espadas
FanficVALQUIRIAS DE PRYTHIAN 1 Las Valquirias cayeron en la Guerra Negra, perdiéndose en la historia. Nada queda de ellas más que los recuerdos de quienes estuvieron en ese entonces. Sin embargo, si se mira entre las sombras, por el rabillo del ojo, quizá...