Ayer fue el último día en donde me sentí realmente a gusto, las cosas bonitas no duran para siempre. Hoy, retomé mi trabajo después de tres meses en el extranjero, honestamente, ser diseñador no es algo que se me dé muy bien que digamos. A decir verdad, tengo veintisiete años, y todavía no he encontrado lo que me hace feliz.
–Deja la cara larga, hombre, que quedan solo 3 horas para salir de aquí. –Alexander se apoyó en la pequeña pared que separaba mi oficina con la de él. –Después de trabajar, vamos a tomarnos algo, ¿Qué dices? –Propuso.
–Tentador. –Dije a duras penas. –Aunque no creo que pueda, tengo una teoría de que la jefa me tiene bronca.
–Tú y tus teorías raras hacen que desee un mojito. A veces es estresante escucharte diciendo algo raro de la jefa, es como una obsesión tuya. –Puso las manos en mi silla. –Hombre, volviste hoy después de 3 meses en Alaska y lo primero que haces es quejarte de la jefa. Hay un punto en el que es predecible. –Dijo.
Creo que tiene una explicación; Desde que puse un pie en la entrada del edificio, mi jefa, Ellie, me ha puesto mala cara desde ese entonces.
Después de haber terminado mi trabajo (a duras penas) Fui al elevador y vi a Alexander corriendo hacia el elevador justo cuando las puertas se estaban cerrando. Rápidamente, apreté un botón que podía hacer que las puertas se abrieran. El chico, todo sudado, me dio las gracias. Asentí y me puse mis audífonos. En ellos, empezaron a sonar Solo un segundo De Bacilos. Amo esta canción, me genera tranquilidad, pero a la vez, pena. Supongo que me trae muchos recuerdos.
(BAR. 19:42 PM)
–Te tenía miedo, Leo. –Alexander se tomó un mojito. –Tenemos un ganador! –Dijo mientras se echaba a reír.
–Cállate, la chica ya ni me recuerda. –Dije.
–Y si la buscas?
–Como dije, no me recuerda, Alex. No puedo ir simplemente a donde trabaja y decir Oye, tetas grandes, tengamos sexo después de tres años
–Tienes un punto. Después pones celosa a la jefa y te da más trabajo. –Bromeó. Hice rodar mis ojos como señal de que había dicho algo estúpido. –Le gustas a la jefa, hombre, date cuenta.
–Si le gustase, no me daría tanto trabajo. –Le di un sorbo a mi coctel. –Tienes peores teorías que yo. –Empezamos a reír y a ponernos confianzudos. cincoochodiez mojitos en menos de dos minutos.
Estábamos borrachos. Pablo nos tuvo que llevar a nuestra casa compartida porque si seguíamos allá, nos íbamos a tirar a la camarera.
(3:25 AM)
Por alguna razón, decidí escribirle a Pablo a las tres de la mañana, sabiendo que estaba durmiendo, quería molestar a alguien, y la primera persona que se me vino a la cabeza, fue el.
Leo:
Llévame al bar de juevo sjdhsjhjhd.
*nuevo*
Pablo:
¿Qué?
Ayúdame Jesús.
Leo:
Me llamo Leo, no Jesús.
Pablo:
Que broma tan estúpida, anda, vuelve a dormir.
Leo:
No puedo, cariño. Ven a acurrucarme y a hacerme dormir como un crío sdhfjsd.
Visto.
¿Por qué nadie me apoya? Este es el momento donde necesito más apoyo (Un auto o un Uber, cualquiera sirve)