«El misterio del amor es más profundo que el misterio de la muerte».
—Oscar Wilde.
Pasó días y noches, tres inviernos, un año y otros dos más, y él no regresaba entonces. Ella se había sumido en la tristeza bajo el llanto de la nieve, donde fusionó su mirada de estatua en los neviscados rieles de aquella famosa estación, sin conocer de los buenos tiempos, los nuevos días o de mejores cosas, posando fiel e indestructible, inmortalizando esa esperanza incomparable por ver de nuevo a su viejo y gran amor. No sintió hambre ni frío ni el sol le había afectado, era joven y bella aún; su cabello resplandecía como siempre, sus ojos no eran más felices que la última vez, pero era casi la misma, excepto por una pequeña pizca de locura que pudo invadir su mente.
-A mis pocos lectores, por su fidelidad, dedicación y ánimos que aplican para leer cada una de mis pequeñeces.
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Al final del invierno
Proză scurtăEntre su vida impura, varias noches de servicio, nubes de humo y vino del bueno, Samantha Boren conocerá el amor. Aunque sentirá un idilio de los más bellos, sus martirios buscarán despedazarla para el crudo invierno. Amadeo Mantis, el hijo del Gobe...