En momentos como este, desearía que el alcohol no existiera
Siento mi cuerpo entumecido por la posición incómoda en la que me he quedado dormida.
La idea de comprarme una pequeña nevera y tenerla junto a la cama, para estas mañanas, cruzo por mi mente.
O condenar la ventana de la habitación, también sería una buena opción, más económica.
Me levanto de la cama y la luz que entra por la ventana me está torturando, tengo la garganta reseca y aún no distingo completamente si esta amaneciendo o anocheciéndo, miró la hora en mi teléfono y juro que puedo escuchar a mi cobija llamarme de nuevo, al ver qué son las seis y cuarto de la mañana.
Lo que significa que solo he dormido una hora y media.
Genial.
Hoy elegiré el camino de la violencia.
Supongo que la salida de ayer con Megan y Su novio ha terminado demasiado bien — al menos para ella— ya que no está acostada como de costumbre aquí conmigo.
En estos momentos, de seguro estará en la alberca en casa de el.
Mientras yo siento que muero con cada ruido que escucho a mi alrededor.
Dios, tengo una resaca de los mil demonios.
Salgo del cuarto de Megan, y me encuentro con Nina, su madre, ha estado saliendo con mi padre desde hace algunos años, nos llevamos bien, solo que hay algo en ella que aún no me pinta del todo.
—Buen día Emma—. Dice sonriente al verme entrar a la cocina, se acerca al mesón y me extiende una taza de café y dos pastillas para la cabeza — Ten, te ayudará con esa resaca que tienes.
Extiendo la mano, y acepto la taza, el calor del café me devuelve la vida apenas tomo un sorbo, y bajo las pastillas con otro poco de café.
—Acabas de regalarme un cinco por ciento más de energía —mi voz se escucha ronca, aprieto un poco los labios al recordar los gritos en el karaoke de ayer.
—Deberías aprovechar que Megan se ha ido temprano, para darte un buen baño y mejorar ese aspecto, luces terrible.
Me mira con diversión, pero sin dejar de lado ese tono de reproche, por haber hecho tanto desastre el día anterior.
Mi vista se va hacia la sala, en donde aún hay algunas botellas y latas de cerveza regadas por el lugar.
—¿Quieres que te ayude a recoger todo eso? —pregunto, señalando el desastre.
—Ya lo haré yo, no te preocupes, imagino que no quieres llegar tarde al trabajo, recuerda que Gustavo y Carmen se molestan si lo haces, y en varias ocasiones te han descontado dinero.
Si me pagaran por conseguir los peores trabajos, sería millonaria, desde hace un año he estado trabajando en una Paleteria, donde la comida es horrible y el pago un chiste.
Para ser sincera no conseguí mejores opciones desde que termine con Mateo hace un año y medio, además, es la excusa perfecta para no estar en casa todo el día después de insistirlez a mis padres de tomarme un año sabático, y un ingreso que tengo para tener mi propio dinero, sin necesitar de ellos, no es mucho, pero es algo humilde.
Realmente humilde, y humillante.
Tener 20 años y un sueldo miserable, trabajando en un lugar, aún más miserable.
No menospreciaba ningún trabajo, siempre era muy agradecida con cada oportunidad que tenía, pero Gustavo y Carmen, definitivamente no merecían tener trabajadores siquiera.

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Love Yourself, Emma.
Roman pour Adolescents@LoveYourself: Miles de cosas pueden sucedernos, pero lo importante es que acciones tomemos referente a ellas, para solucionarlas no basta solo con ignorar lo que sucede o encerrarnos en nuestra habitación y llorar desconsolados toda la noche -en oc...