Estaba caminando por un pasillo oscuro con un montón de puertas abiertas. En cada puerta había distintos momentos de Craig y Tweek, unos tiernos y otros muy obsenos. Estaba apunto de romper en llanto ante la idea que Craig no me amaba y que amaba a Tweek…hasta que…en la última puerta, había una escena muy peculiar.
—T-TWEEK!, PARA!!, TE JURO QUE Y-YO NO ROMPÍ EL P-PLATO!!- Gritó un chico de ojos azabache.
—AJA!!, Y QUIÉN FUE?!, EL PERRO?!- Gritó el chico rubio mientras golpeaba al azabache.
Yo reconocí a estos chicos como Tweek y Craig adultos.
—A-ayudame…- Dijo antes de caer desmayado en el suelo.
Al ver eso traté de correr hacia la puerta sin éxito alguno.
—NO!, CARAJO!!, CRAIG!!- Grité desconsolado mientras lloraba de rodillas en el piso.
Mientras lloraba, ví como todas las puertas de aquel pasillo se cerraban mientras una fuerza extraña me llevaba atrás.
Desperté en el hospital y vi tres figuras: La más alta, que parecía tener una ushanka. Otra que era más baja que la primera que llevaba una bata y por último, la más baja que llevaba un gorro con un pompón encima.
Al ver cómo yo poco a poco abría los ojos, la figura de la bata que reconocí como un doctor, se acercó a mí rápidamente y empezó a revisarme la pulsación mientras yo miraba al techo sin saber que hacer. Me sentía muy cansado y perdido por lo que había pasado anteriormente con la pesadilla.
Me dí vuelta para ver al mí alrededor, cuando ví aquella especie de humanoide con dos cabezas y largas garras.
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Sabía aquella figura enfrente mío que respiraba en mí cuello, no era real, ya que su lo fuera, todos los de aquella habitación estarían paniqueados y saldrían corriendo o algo así.
—Doc, David y Diego están acá.- Dije sin siquiera mirarlo y con un tono monótono extrañando a el de ushanka y gorro con pompón que reconocí como Stan y Kyle, quiénes no entendían lo que estaba pasando.
—Haz tomado tus pastillas, Clyde?- Preguntó desepcionado mientras agarraba un tarro de estás y un vaso de agua para entregarmelo.
Yo simplemente tomé Lass pastillas junto al agua y luego seguí mirando el techo con desinterés.
—…Es que sabien horrible.-
—Clyde, tenés que tomar tus pastillas si no…uhm…querés pasar a otra vida.
