Epílogo

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YoonGi secó el sudor que bajaba por su frente con rapidez, caminaba a paso apresurado por la banqueta. Debido al tráfico y el trabajo que estaba haciendo no pudo llegar a tiempo a la graduación de su chico.

Ya estaba casi media hora tarde, y por lo que sabía la ceremonia no duraba tanto en realidad, puesto que sólo entregarían sus papeles y se tomarían unas cuantas fotos.

Además se había tardado aún más por pasar a una florería para comprar un ramo a JiMin.

El salir así ya se había vuelto algo habitual. No es que antes no pudiera salir como las personales normales, sino que antes tenía que llevar al menos síes hombres con él. Sin embargo, desde que comenzó a tener una relación con aquel chico, las cosas habían cambiado notablemente.

Tuvo que hacer muchos méritos para poder quitarse la basura de encima, o en este caso, dejarla guardada, para que no interfirieran en su relación.

JiMin había terminado sus últimos semestre en la universidad, por fin se estaba graduando, y por supuesto, YoonGi iba tarde como siempre.

Su corazón latía con fuerza, entró por la puerta de aquella institución, dándose cuenta que no había muchas personas por los pasillos. Llegó a cuestionarse mucho su atuendo, pues venía de arreglar algunos leves problemas, estaba algo sudado y además transpiraba un poco.

Le hubiera gustado lucir más elegante, pero sus atuendos siempre eran lo mismo, traje negro o gris.

Soltó una maldición cuando llegó al salón en donde se llevaba acabo el evento, y como ya lo había sospechado, ya se estaban tomando fotos con los graduados, algunos otros se estaba quitando su traje de graduación para cambiarse y otros simplemente se disponían a irse.

YoonGi buscó con la mirada a su chico, pero fue prácticamente imposible encontrarlo entre tantas personas.

Pudo sentir las miradas de varias personas sobre él, e incluso hizo contacto visual con algunas, quienes desviaron la mirada tan pronto cómo se encontraban con sus ojos, así cómo también varias de ellas le hicieron ojitos.

El pelinegro comenzó a moverse por el gran salón, buscando al rubio que tanto le gustaba. Dio vueltas y vueltas para buscarlo, pero sentía que cada vez había más personas.

Decidió que lo mejor sería llamarle, así que para evitar el ruido y las miradas sobre él, salió por la otra puerta de aquel salón, la cual daba directamente a un jardín de la facultad.

Sacó su celular rápidamente para llamar al menor, pero cuando alzó la mirada hacia las pequeñas escaleras que había en aquel lugar, vio a aquel chico que tanto estaba buscando.

Suspiró con fuerza y caminó rápidamente hasta donde se encontraba JiMin, se sintió como un completo estúpido por haber llegado tarde al evento. Aunque JiMin ya se había dado cuenta de su presencia, no dijo nada, simplemente dejó que el mayor se sentará a su lado.

Se quedaron en silencio durante largos segundos.

—Yo... no tengo excusa para esto, lo siento.

El rubio volteó a verlo, observándolo sin expresión alguna y sin decir nada. JiMin podía entender que no era fácil para alguien como YoonGi tener que adaptarse a su nuevo estilo de vida, y aunque al inicio sí se había sentido algo herido por no verlo ahí, ahora se sentía más tranquilo.

—Bueno, al menos llegaste. — le sonrió, haciendo sentir más tranquilo al mayor.

YoonGi extendió el ramo de flores para el rubio, quién sonrió algo avergonzado ante aquel gran regalo, pues el arreglo floral era muy grande. Lo tomó entre sus brazos, pensando que tal vez sería lo más significativo que obtendría de Min YoonGi por hoy.

Sin embargo, grande fue su sorpresa cuando el mayor tomó de su barbilla, uniendo sus labios de imprevisto, y le hubiera gustado decir que era un beso tranquilo, pero no, era una clase de beso cargado de cariño y deseo, como los que se daban después de pasar horas revolcándose en la cama.

—¿Q-qué fue eso...?— preguntó algo ido cuando se separó de sus labios.

YoonGi sonrió, y JiMin pudo divisar algo de un tono carmesí sobre sus mejillas, viéndose adorable como para ser un hombre tan intimidante.

—¿Qué? ¿No puedo besarte?— preguntó, alzando una ceja.

JiMin soltó una risita y negó, acercándose para recargar su mejilla sobre el hombro del mayor, se acurrucó con algo de timidez, pero fue correspondido cuando el pelinegro pasó uno de sus brazos por sus hombros.

—Sí puedes, pero, eso me cayó de sorpresa — dijo, cerrando sus ojos momentáneamente —. Gracias por buscar la forma de llegar.

—No todos los días el chico que me gusta se gradúa — respondió el pelinegro — además, tarde mucho más porque había trafico y pase a traer tus flores. Ya las tenía apartadas desde hace una semana.

JiMin se sintió conmovido ante su confesión. Está vez fue él quien alzó la mirada para unir sus labios contra los de YoonGi.

—Te amo — murmuró sobre sus delgados labios —, y no importa si tu aún no puedes decir lo mismo, sé que lo intentas.

YoonGi se quedó sin palabras, pues era verdad, durante tanto tiempo había querido confesar abiertamente sus sentimientos por JiMin, y aunque ya había aceptado que estaba enamorado de él, había sido más fácil decirlo en aquel momento que ahora. Pues su relación había cambiado demasiado, ya no eran sólo un acostón, o algo sin compromiso.

Ahora eran pareja, vivían juntos y estaban juntos la mayor parte de su día.

JiMin se había convertido en la clase persona que todos debían tener a su lado, y que sólo YoonGi podía tener. Podía ser una mierda de persona, pero agradecía a cualquier deidad existente por tener a JiMin en su vida, aquel chico que era lo más cercano al amor que se merecía.

JiMin se encargaba de darle el amor que nunca había recibido, JiMin era todo lo que le hacía sentir humano, incluso si tenía las manos manchadas de sangre. Aquel rubio se había convertido en la primer persona que podía besarlo, abrazarlo y decirle te amo, aún cuando sabía la clase de persona que era.

JiMin, sólo JiMin.

Entonces, cuando el menor estuvo por levantarse de su lugar para ir a casa, YoonGi tomó de su mano con cuidado, llamando su atención por completo. Llevó sus labios hasta aquélla zona y dejó un beso sobre la palma de su mano.

—También... también te amo.

El rubio abrió los ojos cual plato, principalmente porque no estaba preparado para escuchar esas palabras, no en ese momento. YoonGi siempre evitaba decir esa clase de cosas, y sabía que aunque no obtendría respuesta a sus te amos, le gustaba hacerle saber como se sentía.

Pero ahora, el mayor le estaba diciendo que lo amaba igual que él.

—Yoon...

—Sí, te amo, te amo tanto Park JiMin — confesó, dejando otro beso sobre su mano —. Y si tú puedes amarme sabiendo la clase de persona que soy, entonces yo puedo decirte cuanto te amo, todos los días.

JiMin sonrió, sintiendo sus ojos picar por las lágrimas. Pero tuvo que retenerlas, no quería llorar enfrente del mayor, no ahora.

—Con decirlo una vez basta, siempre y cuando sea sincero.

—Soy muy sincero. — confesó YoonGi, recibiendo una risita como respuesta por parte de JiMin.

Porque todos merecen un poco de amor, incluso las personas más malas. Y YoonGi merecía ese amor, tanto como JiMin merecía el suyo.


—— 🥀 ——

Libro #1 de la Saga "MOB BOYFRIEND'S" Finalizado

Segundo libro: "Red Dessert"

GUILTY¹ | YoonMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora