Resiliencia (En proceso)

Prólogo

La vida no es un proceso fácil, hay veces que hay altas y también hay bajas.
Pero también está la forma en que nosotros enfrentamos las adversidades que hay en ella.
En el proceso se nos atraviesan rocas grandes o pequeñas, en el camino existirán personas, algunas se quedan y otras se van pero dejando algo importante, a veces vamos de la mano de alguien o en mi caso sola.

Dicen que son afortunadas esas personas que tienen a alguien,pero que sucede cuando ellos ya no están para sostenerte, que sucede cuando se van sin previo avisó.

Muchos tenemos un hueco en el alma, que sabemos ocultar.
Lo sabemos esconder tan bien, ahí donde nadie lo vea.
En mi caso aprendí a esconder el dolor a guardarlo donde nadie lo escuché,ahí en el fondo de mi alma
a guardarlo en dolorosos recuerdos.
A veces me gustaría gritar, me gustaría llorar,me gustaría poder decirle a mi alma que deje de doler.

¿Pero para qué?¿Realmente alguien lo querrá escuchar?

Es ahí donde caigo en cuenta que no importa cuántas veces nos tropezamos, no importa cuántas veces nos caigamos, no importa cuántas veces tiramos la toalla, ay veces que ya no podemos más, ya no nos quedan fuerzas para seguir luchando, sentimos que nos vamos a un abismo, un abismo conocido como lugar sin retorno, una soledad desgarradora con un vacío doloroso.

Algunos logramos salir de aquello, otros se quedan en el camino, pero los que salen, ellos luchan, aquellas personas transforman el dolor en fuerza motora, salen adelante apesar de los obstáculos que nos a puesto la vida.

Y es entonces donde me doy cuenta que a veces hay que tomar decisiones que duelen al corazón pero tranquilizan el alma.