Inocencia

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Belzeebub no sabía que hacer mientras veía al científico retorcerse del dolor.

Las Valkirias encontraron pro el camino a ambos combatientes cuando se dirigian hacia la mansión del Edén.

El señor de las moscas llevaba a su rival entre sus brazos. Y en su rostro se reflejaba una emoción que las guerreras jamás pensaron ver.

Miedo.

Belzeebub había experimentado tanta veces la agonía de ver sufrir a un ser amado que esperaba jamás volver a sentirlo cuando llegó al Hellhiem.

Hades lo había salvado y por eso nunca se lo dijo. Si no le hubiera reprendido por desperdiciar la vida, por haber perdido el deseo de vivir, jamás hubiera podido reflexionar sobre cuán equivocado estaba.

La vida es tan efímera y a la vez hermosa.
El había encontrado una razón para vivir, ahora esa persona estaba sufriendo por los malditos dioses.

Nikola Tesla se movía inquieto y no dejaba de gritar.

-los aniquilaré si algo le sucede a Nikola- dijo con rabia siendo escuchado por las valkirias e incluso los humanos.

Todos se sentían igual que él.
Impotencia, ira y angustia.
De alguna manera, los dioses pagarían con creces este atentado contra los humanos.

Belzeebub miró hacia la cama frente a él. El sudor frío sobre el cuerpo del científico, los temblores de su cuerpo indicaban que trataba de aguantar el dolor. Esa pureza de voluntad, de valor lo había conmovido en el pasado.

Nikola mantenía los ojos cerrados con fuerza. De vez en cuando susurraba el nombre de su familia mientras apretaba su mandíbula y sus manos.

De todos los afectados por el plan de los dioses, Tesla estaba peor que todos los demás Einherjar. No solo el afrodisiaco lo mantenía en agonía, también las alucinaciones constantes hacían que no quisiera abrir sus ojos.

Alucinaba con la muerte, la muerte de sus seres amados. Había visto una serie de imágenes no solo de su familia sanguínea sino también de sus hermanos luchadores del Ragnarok. Su gran capacidad intelectual le había permitido ser consciente de los sintomas. Sabía que solo era el efecto de un poder divino pero su mente racional no podía evitar perder el control de su cuerpo.

Seguramente su estado ebrio había facilitado irrumpir en sus defensas.

-Belzeebub.... - dijo susurrando como alguien desesperado - Belzeebub

El señor de las moscas se acercó de inmediato. Nunca lo había visto así. Y cierto alivio le inundó al saber que, aún en su estado, el científico llamaba por él .

Ninguno de los humanos o Valkirias se lo impidió. Incluso la valkiria Göndul mantenía cierta distancia. Esos dos estaban unidos por más que una amistad.
La valkiria miró a su Einherjar. Aunque Nikola no lo dijera, podía ver el cariño que sentía por el Belzeebub.
El problema era que nunca lo reconocería porque jamás se había interesado en los sentimientos. Para Nikola Tesla, la ciencia era el centro de su vida.

-Estoy aquí, Nikola- expresó con tono dulce Belzeebub tratando de calmar al humano.

Todos sus conocimientos y el de las valkirias lograría mitigar los síntomas pero después de cierto tiempo. En pocas palabras, el científico debía resistir todo el dolor sobrehumano antes de eso.

Beelzebub entrelazó sus dedos para acercar la mano del mortal a su propio rostro. Con suaves caricias buscaba que Tesla sintiera su presencia cerca.

Jamás se lo había dicho pero quería a Nikola en su vida. Se había enamorado de su inteligencia, de su carácter amable y sobre todo, su fé en la ciencia. Amaba verlo trabajar en su laboratorio porque siempre había algo más por investigar, experimentar o inventar. El conocimiento era un poder que cada generación legaba a la siguiente.
Esa era la razón por la que Nikola Tesla luchó en el Ragnarok.

En la octava ronda lo descubrió y decidió mantenerse cerca del humano. Con el tiempo, ambos pasaban tiempo juntos e incluso Belzeebub preparó en su residencia un laboratorio especialmente para el científico.

Aunque no sabía los sentimientos que el humano tuviera por él, daría todo por hacerlo feliz.

Mientras los Einherjars estaban siendo atendidos en la mansión, Lu - Bu y Raiden llegaron en compañía de sus rivales.
Sabían que necesitaban estar con ellos. Con la ayuda de las esposas de Shiva, los síntomas del afordiasiaco fueron curados rápidamente.

-¿Se encuentran bien, hijos? - dijo Eva mientras se acercaba y revisaba de pies a cabeza a los recién llegados.

Todos los Einherjar estaban agradecidos por el amor y la preocupación que Adán y Eva les otorgaban. Realmente eran los padres de la humanidad y muchos de los humanos sintieron que formaban parte de una familia.

-Estamos bien, mamá - expresó Raiden señalando a sus hermanos - pero a ellos realmente les afectó.

-Es verdad - dijo Trud - supongo que ustedes tuvieron suerte - se acercó para estar cerca del luchador de sumo.

Lu - bu, por su parte, se mantuvo cerca de Thor y miraba todo el panorama de la habitación. Algo le pareció extraño.
Thor seguía con la mirada atento al gesto de preocupación de su rival.

-¿Dónde están los demás? - dijo Lu-Bu mirando a Brunilda.

La mayor de las valkirias estaba cerca de los padres de la humanidad. Después de la fiesta había llegado a la mansión para ver el estado de los luchadores.

-No tenemos noticias de Okita Soji, Sasaki Kojiro y de Jack The Ripper - expresó con furia - sus respectivas Valkirias están buscándolos. Así que debemos seguir cuidando de los que llegaron aquí y esperar el regreso de los demás.

Adán aprobaba la decisión de Brunilda pero sentía una gran ira crecer. Algunos de sus hijos estuvieron en peligro y otros aún lo están.

-No podemos permitir que esto siga así - dijo con odio. Los demás voltearon a verlo.

-Debemos ir a buscarlos - dijo Raiden - nosotros podemos ayudar a las valkirias

-Me temo que eso no es posible - dijo Brunilda - no sabemos si los dioses no tienen preparada otra sorpresa para ustedes

-Adan entiendo cómo te sientes pero no podemos poner en riesgo a los demas - Eva se acercó a su esposo y tomó su mano.

-les pido que se queden aquí en la mansión. Aunque no estén demasiado afectados por esa neblina, seguramente correrán peligro si salen- expresó Brunilda acercándose a Raiden - todos queremos ayudar pero estamos indefensos ahora.

Todos asintieron, incluso Raiden y Lu -Bu. La mayor de las valkirias era una mujer sumamente sabia. Y debían admitir que tenía razón.

Solo podían esperar.

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