Capítulo 1

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Es difícil recordar cuándo surgió la rivalidad entre Lady Violet Bridgerton y Lady Evelyn Chapman. Y a pesar de que ambas intentaban evitar a toda costa crear un escándalo, la aversión entre las dos mujeres era una verdad reconocida por todos.
Desde pequeñas habían compartido largos momentos juntas gracias a la amistad entre sus madres. Quizás fue en esos encuentros donde surgió esta hostilidad.
Aunque es bien sabido que el roce hace el cariño, en este caso, el roce solo creó heridas.
Muchos dicen que esta rivalidad surgió por el amor de un hombre, otros por un vestido. La versión más cercana a la realidad asegura que Evelyn Chapman empezó a detestar a Violet Bridgerton cuando su madre empezó a compararlas cuando debutaron. Ya que Violet enseguida destacó entre el resto de debutantes y desde ese momento Evelyn se convirtió en su sombra y ahí se fraguó su aborrecimiento.
Este odio se volvió mutuo cuando Violet se enteró de que Evelyn había fijado la fecha de su boda con August Chapman el mismo día que ella contraía matrimonio con Edmund Bridgerton.
Años más tarde, con el nacimiento de su primer hijo, los Bridgerton anunciaron que llamarían a sus hijos alfabéticamente.  Lady Chapman maldijo al cielo porque, según ella, la idea había sido suya primero. Así que decidió que todos los nombres de sus hijos empezarían por la letra H. De esa forma, Lady Chapman, convencida de que Lady Bridgerton no llegaría tan lejos en el abecedario, dio a luz a cuatro hijos sanos, tres varones, Hunter, Henry y Howard y una niña, Harriet.
¡Solo las paredes de la casa Chapman escucharon los insultos que profirió Evelyn Chapman cuando se anunció en el periódico que Lady Bridgerton esperaba su octavo hijo!
Y a pesar de que viendo que sus hijos se seguían en edades y lo propio habría sido que creciesen juntos desarrollando una amistad, ambas madres resolvieron que no habría relación alguna entre ellos. Lady Chapman incluso hizo prometer a su marido que no dejaría que ninguno de sus hijos se casase con los hijos de Lady Bridgerton.
Los más afectados por esta enemistad fueron August Chapman y Edmund Bridgerton, que desde jóvenes habían sido compañeros de caza y habían tenido que reducir sus encuentros a breves partidas de poker en el club de vez en cuando.
Y tras la trágica muerte de Lord Bridgerton, la poca conexión que quedaba con la familia desapareció totalmente.
Aunque Lord Chapman habló en una ocasión con Anthony Bridgerton y le aseguró que siempre podría contar con él y si alguna vez necesitaba algo que acudiese a él sin dudarlo.
Anthony Bridgerton fue muy reticente con las palabras de August Chapman, pero es cierto que años después si había solicitado sus consejos por carta para evitar que su madre o la mujer de aquel hombre se enterasen; sobre todo en temas económicos, ya que Lord Chapman era muy elocuente en esos asuntos.     
Como ya todos parecen conocer el carácter de los hermanos Bridgerton, es hora de hablar de los hijos de Lord August y Lady Evelyn Chapman.
El primogénito, Hunter, era unos meses menor que Anthony Bridgerton, con un gran sentido del humor, un joven muy agradable. Muy protector con su familia, sobre todo con su hermana pequeña, y el pilar que mantenía a los cuatro hermanos unidos.
Henry era un año mayor que Benedict Bridgerton, compartía la gracia de su padre, aunque sin duda era mucho más despistado y bromista. Su mayor interés era divertirse y molestar a sus hermanos.
Howard era el más reservado, siempre acompañado de un libro y poco hablador. Solo hablaba cuando consideraba que lo que iba a decir era lo suficientemente importante.
Y por último Harriet, que a pesar de solo ser un año menor que Daphne Bridgerton aún no había sido presentada en sociedad. Por un lado, porque su madre no deseaba que su hija debutase el mismo año que la joven Bridgerton para evitar que pasase por lo mismo que sufrió ella. Y menos mal que lo hizo viendo el triunfo del "diamante" que además acabó con la mano de nada más y nada menos que el duque de Hastings. Y por otro, porque Lord Chapman deseaba que su hija aprovechase su juventud para estudiar y cultivar su intelecto antes de tener que casarse.
Harriet era sin duda la más inteligente y sagaz, tal vez porque se había criado con tres caballeros y tuvo que adaptarse para sobrevivir entre ellos. Compartía con su hermano Howard la pasión por la lectura, aunque ella prefería la poesía y él se inclinaba más hacia los ensayos. También tenía un humor parecido a Hunter y Henry, lo que la había convertido en el centro de todas sus burlas y bromas que ella no dudaba en devolver con más astucia.
Lady Chapman podía estar muy orgullosa de los cuatro hijos que tenía. Además otra faceta que los cuatro habían heredado de su padre era la discreción, lo que había evitado para su contento que los mencionasen en la columna de cotilleos de Lady Whistledown. Aunque a su madre no le hacía demasiada gracia, ya que quería también recibir elogios de la misteriosa escritora.
Esa temporada por fin Harriet Chapman sería presentada en sociedad y su madre tenía la esperanza de conseguir un matrimonio muy ventajoso para su hija y despertar la envidia entre sus amigas.
Sobre todo porque se rumoreaba que el marqués de Winchester iba a pasar la temporada en Londres y deseaba fervientemente encontrar esposa.
Por esa razón, Lady Chapman llevaba semanas haciendo visitas a la modista con su hija para encontrar el vestido perfecto para el primer baile que daría Lady Danbury dando inicio a la temporada.
- Sin duda el verde es el color que más te favorece querida. - comentó su madre desde el sillón observando como Madame Delacroix hacía los últimos retoques al vestido de su hija.
- Desde luego, le resalta mucho los ojos señorita Chapman. - añadió la modista y Harriet sonrió nerviosa ante el comentario.
- ¿Le queda mucho? Necesito pasar por la biblioteca antes de volver a casa y me temo que cierra en media hora.
- ¿Por la biblioteca? No, no, debemos volver a casa. Todavía tienes que probarte un par de diademas y tenemos que ver qué hacer con toda esa mata de pelo que tienes. - repuso su madre.
Harriet suspiró frustrada y Madame Delacroix sonrió.
Tras un par de puntadas más en el bajo de la falda, el vestido quedó terminado y madre e hija abandonaron la tienda en dirección a su casa.
Para fortuna de Harriet, Lady Cowper interceptó a su madre en el camino para hablarle del marqués de Winchester, que al parecer acababa de llegar a Londres y según Lady Cowper, era muy afable y apuesto. Harriet aprovechó el momento y se disculpó para ir a la biblioteca rápidamente.
- Habré vuelto antes de que Lady Cowper te haya dicho de qué color son los ojos del marqués. - dijo la joven antes de desaparecer calle abajo.
Si Lady Chapman tenía interés en el marqués, Lady Cowper estaba totalmente embelesada. Esta sería la tercera temporada de su hija Cressida y después de la casi propuesta del príncipe de Prusia, su madre estaba convencida de que su hija podía conquistar a cualquiera y de repente todos los miembros de la sociedad londinense dejaron de ser suficiente para ella y se empecinó en que su hija no se casaría con alguien de rango menor que un vizconde.

El poeta maldito || Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora