"Querido lector,
debo darle la enhorabuena a la familia Chapman por su actuación durante el baile de la reina. Sobre todo a la señorita Harriet Chapman que consiguió las atenciones del mismísimo marqués. ¡Qué honor!
Aunque estoy segura de que muchos esperaban que estas atenciones fuesen recibidas por Lea Johnson, el diamante.
¿Es posible que su Majestad haya cometido un error al nombrar a su diamante? Aunque es cierto que la señorita Johnson recibió muchas atenciones, en especial del joven Henry Chapman.
Parece que los Bridgerton han dejado de ser el centro de atención y han dado paso a la familia Chapman, que se está convirtiendo en el foco de atención de la temporada.
Quizás tener un gran título no genera tanto interés como pareciera.
Aunque la pregunta que todos nos hacemos es ¿quién estará más disgustada por esta situación, Lady Bridgerton o Lady Cowper?
Todos sabemos las ganas que tienen ambas de casar a sus respectivas hijas esta temporada.
Estoy deseando ver cómo se desarrollan los acontecimientos y saber quien es la afortunada que consigue la mano del marqués.
Atentamente,
Lady Whistledown.".
Harriet llevaba más de una semana sin poder dormir bien.
Hunter y ella no se dirigían la palabra, tampoco hablaba con Henry que pasaba el día en casa de Lea Johnson cortejándola. Su madre cada vez era más insistente con el marqués y su padre como siempre ignoraba todo a su alrededor y pasaba los días leyendo el periódico o jugando a las cartas con sus amigos; y los ensayos de Howard eran mucho más entretenidos para él que ella.
Además no había sido capaz de escribir al poeta. Es cierto que era capaz de redactar algo, pero enseguida lo tachaba y volvía a empezar de nuevo.
El poeta deseaba casarse, y eso aunque no quisiera aceptarlo, le dolía. No solo por los sentimientos que existían hacia él, si no porque también era un recuerdo de cuál era su destino y su deber. Tenía que encontrar marido. Y aunque había conocido a muchos caballeros en esas últimas semanas, no había sentido nada especial por ellos.
Si los poetas que leía tenían razón, un enamoramiento debía ser un sentimiento tan fuerte. El tipo de sentimiento que no te deja dormir por las noches y hace que el corazón lata con fuerza. Tanta fuerza que duele en el pecho.
Y eso no lo había sentido. Tampoco con el marqués, aunque su madre desease fervientemente esa unión.
Lo único que conseguía despertar en ella esa sensación era ir a la biblioteca en busca de una carta del poeta.Así que a pesar de haber dormido pocas horas esa noche, en cuanto los primeros rayos de sol entraron por su ventana Harriet despertó.
Sin hacer mucho ruido decidió vestirse e irse a dar un paseo temprano. Además la biblioteca abría pronto ese día y sería un buen momento para dejar la carta que llevaba tanto atrasando. ¿Se habría preocupado el poeta por su ausencia?Al ser tan temprano, las calles de Londres estaban vacías, lo que resultaba agradable para Harriet que agradecía la soledad en esos momentos.
Para su sorpresa, en su camino a la biblioteca se cruzó con Benedict Bridgerton que se acercó a ella saludándola amablemente.
-Señorita Chapman, que alegría verla de nuevo.
Es cierto que en los últimos dos bailes se habían visto, pero no habían cruzado palabra. Harriet había estado ocupada hablando con el marqués y evitando a su hermano Hunter. Benedict había estado protegiendo a su hermana de cualquier pretendiente que Anthony intentara presentarle.
-No sabía que era usted tan madrugador.
Benedict sonrió.
-Me gusta dar paseos a esta hora. En silencio uno piensa mejor.
Harriet le devolvió la sonrisa.
-Tiene razón. Si no fuese porque estamos nosotros aquí esta podría ser una ciudad fantasma.
Ciertamente, la calle estaba totalmente vacía salvo por ellos dos.
-Muchas veces en esta misma situación he pensado en qué haría si así fuese. Si un día despertase y fuese el único habitante de Londres.
-No me deje con la intriga, se lo suplico señor Bridgerton.
Benedict sonrió de nuevo.
-Iría a Somerset House. Me recorrería los pasillos yo solo, en silencio. Quizás me pasaría tres horas delante de algún cuadro, analizando hasta el más mínimo detalle.
-No sabía que erais amante de la pintura.
El joven asintió aunque su sonrisa se volvió melancólica.
-Es una de mis grandes pasiones.
-Tiene suerte. Yo nunca he sabido apreciar un cuadro. No poseo los conocimientos suficientes.
-No es necesario. La pintura no va de saberse un libro de historia del arte de memoria. La pintura consiste en sentir. En observar y sentir.
Benedict miró a Harriet a los ojos y frunció el ceño.
-No me había dado cuenta de que teníais los ojos verdes.
Harriet parpadeó y sonrió nerviosa por la atención del joven.
-¿Y usted qué haría señorita Chapman? ¿Si estuviera sola aquí?
Harriet meditó un instante.
-Creo que robaría todos los pasteles de coco de las pastelerías y después iría a la biblioteca a por todos los libros que me cupiesen en casa.
Benedict se echó a reír.
-Suena muy bien. ¿Pero qué libros querría tener? Sin duda podría tener todos los que quisiera, pero opino que una biblioteca en casa debe estar formada por los libros más memorables y amados de su dueño.
-Hay una larga lista de novelas que querría. Quizás algún ensayo. Pero sin duda poesía. Si tuviera el talento y no fuese extraño, hablaría en verso a todas horas.
Ambos rieron ante la ocurrencia.
-La poesía es mi género favorito también. Pero estoy seguro de que entre tantos autores hay alguno que tendrá un sitio especial en su corazón.
-¡Por supuesto! No me canso de decirlo, pero para mi el mejor poeta sin dudarlo es...
-¡Harriet!
La voz de Hunter interrumpió a la joven que miró a su hermano sorprendida al verle allí a esas horas.
-¿Qué haces aquí a estas horas? Sola. Con... él.
Hunter miró seriamente a Benedict que sonrió incómodo.
-Iba camino de la biblioteca y nos hemos encontrado. Solo estábamos hablando.
-Y lo estabais haciendo aquí a solas. Donde puede veros cualquiera.
Harriet suspiró.
-Hunter...
-¿No te das cuenta de que puede decir la gente si os ve a solas de esta forma? El escándalo que sería.
La joven miró a Benedict a modo de disculpa y este sonrió discretamente.
-Sólo estábamos saludándonos. De hecho, yo ya me iba. Ha sido un placer como siempre, señorita Chapman.
El señor Bridgerton se despidió y fue en dirección a la biblioteca. Harriet sintió el impulso de querer ir con él, pero la mirada enfadada de su hermano la detuvo.
-No ha pasado nada. Nadie nos ha visto.
-Eso es lo que tú crees.
-¡Hunter! Por favor. Ya tengo suficiente con los comentarios constantes de mamá.
-Pues deja de comportarte como una cría. Sabes de sobra que mamá no quiere que te juntes con los Bridgerton y aún así lo haces. No seas tan egoísta por una vez en tu vida.
Harriet se paró en seco y miró al cielo suspirando.
Podía ser muchas cosas, pero egoísta nunca había sido una de ellas. Y mucho menos con su familia. Al contrario, llevaba toda su vida siendo respetuosa y abnegada con sus hermanos y sus padres. Siempre había dicho que si a todo con una sonrisa. Por mucho que sus hermanos la molestasen y ella supiese responder, siempre lo había hecho desde el respeto y con cuidado de no perjudicar a nadie. Había callado y tragado para ser una buena hija y hermana. Y estaba empezando a cansarse.
Pensó en todas las posibles respuestas que podría haber escupido en ese momento, pero decidió que su mejor arma sería la indiferencia. Así que sin decir nada más, se dio la vuelta y fue hacia casa. Ya volvería a la biblioteca a lo largo del día.
Hunter permaneció parado en mitad de la calle unos segundos. Normalmente las discusiones con su hermana terminaban a gritos hasta que uno hacía una broma, haciendo reír al otro y se acababa el problema. Pero las dos últimas discusiones que habían tenido Harriet y él habían sido diferentes.
Quizás porque ambos hermanos tenían la cabeza demasiado llena de problemas como para pensar en gastar bromas.
Hunter se sintió mal, quizás estaba siendo muy duro con su hermana. Pero tenía que casarse cuanto antes, y si podía ser con el marqués mejor. Debía consolidar su posición con un matrimonio ventajoso en caso de que llegase un escándalo que pudiese hacer temblar los cimientos de su familia.
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El poeta maldito || Benedict Bridgerton
RomanceEl corazón de Harriet Chapman está dividido. Es su primera temporada debutando en sociedad y debe encontrar marido. Pero la presencia de un "poeta maldito" con el que mantiene correspondencia desde hace más de un año hace que esta hacienda no sea se...