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vamos a dejar que el tiempo pare. y ver nuestros recuerdos en los mares
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Conocías el odio de Haruchiyo por tener que sudar y tener que ir a algún lugar en época de calor era sin duda un reto. Está de más decir que la probabilidad de salidas eran mínimas, si bien lo hacían más por él, a ti tampoco te gustaba mucho la idea de tener que estar en algún lugar donde el Sol los sofocara.
Te invitó a tu departamento. Fue raro, más que nada, por las constantes llamadas y mensajes que intercambiaban. Pensaste que estaba bien; solo eso no hacías más, porque tampoco querías ser tan pesada y ser asfixiante con su espacio. Por eso muchas veces dejabas que él tuviera una idea de salida, así complementabas su idea para que ambos se sintieran cómodos.
El sol sonreía tanto que te lastimaba, tomaste más de tu agua. La escuela te estaba matando y el sol te remataba con su sola presencia. ¿Haru sentirá lo mismo?
El albino, por su parte, prefirió estar en su salón sin salir. Tú eras del grupo avanzado, por lo que no podrían estar en el mismo salón, aunque no es que fuera alguien flojo, solo le daba algo de flojera esforzarse al máximo. -Hay cosas más importantes cómo pensar en tener las mejores calificaciones de la escuela-.
Estuviste muchos minutos buscando a Haru, pero nunca lo encontraste. Por lo que te diste por vencida y decidiste comer junto a tus amigas. Claro que Haru ni se enteró porque prefirió comer y luego dormir en un lado donde no hubiera nada y tuviera aire acondicionado.
