Parte 2

28 4 1
                                    

Los fines de semana tenía especial cuidado con sus quehaceres, a diferencia de otros alumnos del internado. Hasta tenía que vestir como una sirvienta, un uniforme viejo y negro con delantal y todo, lo cual es bueno para no ensuciar su propia ropa, pero algo incómodo porque tiene que ponerse corset.

Ni bien acabó su última tarea, decidió descansar un poco en la cama de la habitación que acababa de ordenar, quedándose dormida al instante por las pocas horas de sueño. Podía hacerlo sin temor. Nada malo pasaría entre esas cuatro paredes, no tenía que preocuparse de molestar a alguien por usar su colchón, ya que conocía al dueño de la misma.

Se llamaba Nicolo, era el único con acceso a su habitación después de convencer a su único compañero a que se cambie, sobornándolo a dicho ex compañero y a otro para que le preste su habitación sin avisar al rector del cambio. Ventajas de ser rico.

Las cortinas gruesas cubrían la vista, impidiendo que alguien señalara que había una chica ahí cuando estaba prohibido. Pasaron las horas y ella continuaba allí durmiendo, tenía el resto de tiempo libre una vez acababa sus deberes y su compañera estaba metiéndose en aventuras de investigación con sus amigos, así que cuando llegó la hora de la cena no hubo nadie que le avisara. Tenía que estar presente para que nadie sospechara algo raro, pero ahí seguía.

El cuerpo de la chica descansando en la cama mientras la luz de los relámpagos iluminaban la habitación oscura y el viento movía con fuerza las ramas que chocaban contra la ventana de la habitación.

Algo acarició una de sus mejillas rojas, haciéndole moverse aún dormida. Estuvo tranquila durante un par de minutos, hasta que sintió una punzada en el pecho. No metafóricamente, sino literal. Su ceño se frunció, todavía estaba dormida, pero pudo sentir algo apretando su pecho, como si estuvieran colocando algo pesado. Sin embargo, poco a poco la sensación dejó de ser pesada, para volverse más... diferente. Extraña, como si de pronto tuviera algún peluche encima, como si en el lugar de su pecho estuviera colocándose bloqueador solar, solo que esa sensación nunca la tuvo cuando hacía eso. Para empezar, nunca se ponía protector allí, era una parte que siempre iba cubierta. Además, a diferencia de la tediosa tarea de colocarse bloqueador, esto en su pecho se sentía bien, aunque de repente le empezaba a picar en algún lugar debajo del vientre.

- U-ugm...

La sensación se detuvo, un minuto después la luz se encendió. Sasha se despertó poco a poco, algo agitada.

- Sasha, es hora de cenar -dijo una reconocida voz masculina. Un joven rubio estaba cerca del escritorio.

Era Nicolo. Su novio.

Llamarlo así aunque sea en su cabeza, le hacía sentir mariposas en el estómago. Él era su primer novio, mas nadie lo sabía salvo por ellos, ya que debido a la diferencia de estatus no sería bien visto. La castaña aceptó serlo tras declararse la semana pasada, solían verse siempre desde entonces en los almuerzos y le ayudaba estudiar en la tarde en la biblioteca.

Ella sonrió de vuelta, preguntándose por qué parecía algo nervioso.

𝓫𝓮𝓵𝓵𝓪 𝓭𝓾𝓻𝓶𝓲𝓮𝓷𝓽𝓮  ▌︎ 𝓷𝓲𝓬𝓸𝓼𝓪𝓼𝓱𝓪 𝓭𝓪𝓻𝓴 ▐︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora