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El bebé empezó a llorar a las seis de la mañana, y Jongin salió a trompicones de la cama, desesperado por calmarla antes de que Taeoh se despertase. Cada hueso de su cuerpo estaba dolorido, con los ojos lagañosos y llorosos. Tan cansado.

Estaba tan cansado.

La recogió.

―Silencio. Silencio, por favor.

Agarró su biberón, un pañal y se tambaleó hacia atrás, hacia su habitación.

Kyungsoo se reunió con él en el pasillo.

―Hola, la tienes.

―¿Huh? ―Jongin parpadeó y se tambaleó, tan jodidamente adormilado.

Kyungsoo tomó a Sunhee.

―Me fui a la cama a las diez de la noche. ¿Por qué no vuelves a dormir, de acuerdo?

―¿Estás seguro? ―Su cabeza estaba palpitando, todo giraba un poco.

―Vamos, regresa a la cama. ―Kyungsoo le dio un pequeño empujón.

Jongin se tambaleó hacia delante, en dirección a su dormitorio; desplomándose sobre su cama.

Lo siguiente que supo cuando sus ojos se abrieron, fue que el sol había salido. El sol estaba alto y se sentía humano.

Escuchó risitas provenientes de la cocina.

Cogió el reloj. Diez de la mañana. Gracias a Dios. Muy bien. Llevaba pantalones cortos y una camiseta, así que se dirigió por las escaleras, en busca de un café.

En la cocina, la jarra de la cafetera estaba llena. Taeoh y Kyungsoo estaban en el fregadero lavando los platos, su hijo sobre un taburete que nunca había visto antes.

―Buenos días. ―Él cogió una taza, besando la cabeza de Taeoh― ¿Sunhee está en su asiento del coche?

―Nop. Tiene una mecedora ahora. ―Kyungsoo le mostró una sonrisa― ¿Dormiste bien?

―Dios, sí. Sí. Gracias. ―Jongin le devolvió la sonrisa― ¡Tae! ¡Ven, abrázame! ¡Te extrañé ayer! ―Se arrodilló, dejando los brazos abiertos. Sonriendo cuando su hijo se abalanzó hacia él.

Sentía los ojos de Kyungsoo en él y levantó la vista para ver al hombre sonreírles. Se sonrojó. El hecho de que no los esperaba, no quería decir que no los amara. Era su padre.

―¿Tienes hambre? ¿Podemos prepararte algo para desayunar?

―Café primero. Gracias. ¿Qué tenemos para el desayuno, Tae?

―¡Mi y Kyungsoo hicimos panqueques!

―De ninguna manera... ¿Tú? Wow. Y me lo perdí.

―¡Te guardé un poco!

―¡Oh!, qué amoroso. ―Jongin levantó al niño, besando a su hijo en la nariz― ¿Dónde los esconden?

―¡Refligerador!

Kyungsoo se rió entre dientes, desde donde guardaba el último de los platos.

―En un plato, listo para el microondas.

―Gracias. ¿Cómo fue tu mañana?

―Bien. Estamos empezando a crear una rutina, una que facilitará la vida de todos. ―Kyungsoo fue a revisar a Sunhee, sonriéndole y haciendo el tonto mientras ella se balanceaba lentamente hacia delante y atrás.

―Bien. 

Había tratado duramente de hacerlo bien, pero no era un profesional, de cualquier forma.

―¿Qué días estás libre de nuevo?

―Domingos y lunes. ―Jongin le hizo un guiño― Los mismos que tú.

Eso hizo reír a Kyungsoo.

―A menos que tengas planes, me gustaría quedarme los días libres, si no te importa. Taeoh realmente necesita estabilidad en estos momentos.

―Yo... ¿Seguro? No quiero agobiarte.

―No es como si trabajara mucho, pasadas las ocho, cuando Taeoh se va a la cama. Y cuando necesite un descanso, te lo diré. Creo que al menos por un tiempo, será mejor para él si las cosas son estables.

―Te pagaré más por el tiempo extra.

La boca de Kyungsoo se torció.

―No lo hago por eso.

Jongin suspiró. Genial. Había conseguido enfadar al hombre en su segundo día.

―Sólo estoy tratando de ser justo.

―Lo sé y lo agradezco, pero es importante para mí que sepas que no estoy aquí sentado, tratando de buscar formas de sacarte más dinero. ―Kyungsoo le dio una sonrisa irónica ahora― Deberías ver la lista de cosas que hice para que compres...

―¿Tienes una lista?

―La tengo. ―Kyungsoo fue al refrigerador y tomó un pedazo de papel pegado en este y se lo entregó― Ropa, juguetes, muebles para niños.

―Wow. ―Muy bien. Muy bien, genial. Necesitaba algo como esto― Gracias a Dios. Sí. Está bien. ―Jongin había estado muy abrumado atendiendo sólo lo básico, las cosas normales.

―Genial. Esa es una reacción mejor de la que esperaba en realidad. Te va a costar una pequeña fortuna.

―No, tenía... ―Taeoh lo llamó, recogió al niño y lo abrazó con fuerza―... Un montón de seguros. Montones. Eso no es problema. Haneul estaba jodidamente preparada.

―¡Mala palabra!

―Sí, Tae.

―Tal vez deberíamos tener una jarra de malas palabras. ―Kyungsoo le mostró una sonrisa― Y cada vez que se llene, podemos elegir algo divertido en lo qué gastar el dinero.

―¿Comprar cerveza? ―Jongin le guiñó un ojo― Tae, ¿quieres ir al parque conmigo, antes de que me vaya al trabajo?

―¡Papi Innie! ¡Traeré zapatos!

El niño salió corriendo y Jongin tomó otra taza de café.

―Le encanta el parque.

Kyungsoo asintió y sonrió.

―Sí, me di cuenta de eso. ¿Quieres compañía, o prefieres ir sólo con él?

―Eres bienvenido. Así sabrás donde está el parque. Tengo uno de esos cochecitos.

―¿No prefieres un arnés para Sunhee? Es mejor para llevar el bebé. Especialmente si no hay más de un adulto a cargo. ―Kyungsoo se acercó a Sunhee y apagó la mecedora, sacándola de este.

―¿Un qué?

Los piecitos de Sunhee estaban pateando furiosamente.

―Mírate, chica. ―Kyungsoo la retuvo contra su pecho, una mano sobre el vientre para que ella pudiera moverse― Una de las ventajas del arnés, es que mientras el bebé cuelga de ti, tus manos quedan libres, lo que resulta muy cómodo.

―Tengo una de esas cosas que se pliegan. Con ruedas.

―Para Taeoh. ¿Qué es lo que tienes para Sunhee?

―La pongo en esa cosa y coloco algo a sus lados para sostenerla.

Kyungsoo negó.

―Necesita un cochecito de bebé apropiado.

―Está bien. ―Dios, Haneul, ¿por qué te fuiste?

―Hay un montón de mierda en la que pensar, pero estoy aquí para ayudar. Vamos, antes de que Taeoh empiece a preocuparse de que no vayamos a ir.

―De acuerdo. Déjame coger el abrigo. ―Jongin asintió y luego se dirigió escaleras arriba. 

Parque. Alimentos y luego el turno de esta noche. Señor.

Escuchó a Kyungsoo en la planta baja mientras el hombre hablaba con sus hijos.

Podía hacer esto. Iba a resolver esto. Por esos dos dulces bebés.

"Papá, papá & yo" [KaiSoo/Adap]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora