Prologo

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Tarde. Día uno. 

Alor Tof Deler es una ciudad en decadencia y aunque no tenemos mucho crimen como otras cúpulas me encontraba corriendo tras de un fugitivo en la zona de demolición. Un gran barrió lleno de edificios antiguamente corporativos que ahora pasaría a ser usado para una fábrica en la ciudad. En el piso bajo el mío estaban los dos androides del Cuerpo de Seguridad Interior. Esos dos sujetos querían atrapar a mi presa, pero no se los iba a permitir, ninguna máquina me superaría.
El chico que corría ante mí, se veía muy joven y atlético. Iba sin ropa sobre su torso y dejaba lucir con facilidad los tatuajes en su espalda. Era increíble lo bueno que era para moverse en esta zona pero yo ya llevaba mucho tiempo practicando parckour aquí y aunque soy más baja sabía que con mi buena agilidad podría alcanzarle sin problema.

Llego el momento de la verdad, nos acercábamos los cuatro a la zona de maquinarias y desde nuestra posición se acercaba cada vez más el gran salto, este era mi terreno de diversión sabía que lo pasaría sin dificultad, pero si ese chico podría no estaba tan segura.
Uno de los androides subió rápidamente aprovechando un agujero en el suelo de mi piso y parece que fue esa la primera vez que me vio, pues note que me analizaba, pero no me reconoció como amenaza, solo civil.
Una vez nos acercamos al borde para mi sorpresa el chico se atrevió a dar el salto, el androide se detuvo, pero yo no me limitaría a lo mismo, así que igual salte. La distancia entre un punto y otro era notable y aunque yo logre caer de pie sobre la maquinaria, el chico solo llego a sujetarse con una mano y mucha dificultad. Era increíble ya de por sí que se arriesgará tanto. Rápido lo sostuve del brazo y le ayudé a subir aunque debido a mi escasez de músculos por poco no lo logro. Tirado en el suelo agitado por la acción, miro hacia mí y dijo:

—Gracias no lo hubiera logrado, soy Pol ¿me ayudas a escapar?— Así me dijo superconfiado pensando que estaba de su lado, ni siguiera parece haberse fijado en mi uniforme.
—Pol eh, voy vestida de practicante del Cuerpo de Seguridad Interior, creo que no amigo, estás bajo arres— Y antes de que pudiera terminar de decir la frase que marcaría mi primer trabajo en el cuerpo, un androide sostuvo mi mano y la jalo fuertemente. De no haberla liberado rápido, probablemente se hubiera repetido aquel malestar, por suerte esta vez solo sentí un poco de presión en el pecho. Parece que al salvar a este chico los androides me reconocieron como una amenaza. Esto no será sencillo.

—Bueno, ahora estamos juntos en esto no— Dijo mientras me sonreía como si no fuera nada preocupante su situación y ahora también la mía. 

Un futuro improvisadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora