SAFARI [Aonunete]

2 - Reír en la Adversidad

"Permítanme elevar esta copa en honor al compromiso que está a punto de unir a nuestras familias", declaró Tonowari con una sonrisa serena y amable. "Mi hijo Ao'nung, el heredero de nuestro linaje, y la encantadora hija de los jefes de esta prestigiosa empresa "SHINE", están a punto de dar un paso que fortalecerá aún más nuestros lazos. ¡Por un futuro de prosperidad y unidad!"

El salón estalló en vítores y aplausos, todos los presentes parecían emocionados por la noticia que Tonowari había revelado. Sin embargo, mientras el clamor de alegría resonaba alrededor de él, Aonung se encontraba inmóvil, congelado en su lugar, los ojos abiertos en sorpresa y confusión. Su mirada se encontró con la de su padre, y en ese instante, el tumulto de emociones dentro de él fue imposible de ocultar.

El brillo de felicidad en los ojos de su familia contrastaba fuertemente con la tensión que Ao'nung sentía en su pecho. No estaba al tanto de este compromiso que aparentemente ya había sido decidido por otros. Su mente era un torbellino de pensamientos mientras trataba de procesar lo que acababa de escuchar. ¿Cómo podía ser que su futuro estuviera siendo delineado sin su conocimiento ni consentimiento? El peso de las expectativas y responsabilidades se cernía sobre él, amenazando con sofocar su propia voluntad y deseos.

Ao'nung apartó la mirada del tumulto de la fiesta al escuchar la suave voz de su hermana Tsireya.

—Ao'nung, ¿te encuentras bien? —preguntó ella, preocupada—Sé que esto puede ser abrumador. La noticia nos golpeó a todos por sorpresa. Pero lo importante es cómo te sientes.

Ao'nung suspiró, agradeciendo en silencio la comprensión de su hermana.

—No esperaba que algo así sucediera tan pronto, y sin siquiera consultarme, pero no te preocupes hermana estoy bien —Ao'nung mostró una sonrisa tranquilizadora.

La fiesta continuaba, la música y la risa llenaban el aire, pero en el corazón de Ao'nung había un silencio ensordecedor. Se encontraba atrapado en un dilema entre las tradiciones arraigadas y su propia necesidad de autenticidad y elección.

Mientras la celebración alcanzaba su punto culminante, Aonung se retiró a un rincón apartado, buscando un respiro en medio de la tormenta de emociones que lo embargaba.

—Ao'nung, por enésima vez —exhaló su padre Tonowari con firmeza—, debes entender que mi decisión es irrevocable. Tu compromiso ya está arreglado.

Ao'nung, respetaba las costumbres y la importancia de mantener alianzas en tiempos difíciles, sin embargo creía firmemente en que el matrimonio no podía ser la única respuesta.

—Padre, te ruego que veas más allá —dijo Ao'nung con pasión en sus ojos—. Una boda forzada no resolverá nuestros problemas a largo plazo. Necesitamos aspirar a más, a una solución que no solo involucre la paz, sino también que garantice nuestro futuro.

Su padre le miró con ceño fruncido, exasperado por la terquedad de su hijo.

—Ao'nung, debes comprender que una alianza con esa empresa nos brindará estabilidad económica. No podemos ignorar nuestras deudas. Además, aprenderás a cumplir con tus responsabilidades.

Ao'nung bajó la mirada, sintiendo la presión de las expectativas sobre sus hombros. Pero su determinación no se quebrantaría fácilmente.

—Lo siento, Padre.

La atmósfera en la habitación era palpable, cargada de una tensión que parecía cortarse con un cuchillo. Los ojos de Ao'nung, llenos de una determinación desafiante, se encontraban con los de su padre, cuyo rostro reflejaba una mezcla de frustración y firmeza. Un silencio denso se extendía entre ellos, como si las palabras no fueran suficientes para expresar la complejidad de la situación.