Capítulo 04

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Jimmy aterrizó sobre el balcón de su mansión que miraba hacia el silencioso valle, y cambió a su forma humana. Hacía quinientos años, este lugar había sido accesible por un sucio camino que llevaba a la ladera de su patio de atrás. Ese era un camino que había cerrado y dejado que se cubriera de maleza hacía doscientos años cuando se dio cuenta cuan a menudo lo miraba, esperando el regreso de Tommy.

Ahora ese camino está completamente cubierto por zarzas y lianas que el bosque había reclamado. La única manera de aventurarse allí era volar o tele transportarse. Dos cosas que ayudaban a mantener alejado a todo el que no tuviese negocios allí.

Jimmy se detuvo sobre el balcón tallado en piedra que miraba hacia el pueblo. Él ya había se había encargado de los Daimons que venían al pueblo a cazar a los turistas y todavía tenía horas hasta el amanecer. Su casa era completamente oscura y silenciosa en la noche. Víctor había elegido quedarse en el hotel con su familia, habiendo dudado por temor al humor de Jimmy.

Y el hombre tenía toda la razón en estar asustado. A Jimmy no le gustaban las sorpresas y la llegada de Tommy definitivamente se había calificado como eso. Los Were deberían haberle dicho que lo esperaban. Lo que habían hecho era imperdonable para él.

Las doradas puertas francesas de su habitación se abrieron silenciosamente cuando se acercó, después se cerraron detrás de él. Hacía mucho tiempo, su esposo había estado aterrado de sus poderes sobrenaturales. Los que tenía ahora hacían burla de los que había tenido como un hombre mortal. Volviendo a entonces, él había estado limitado a simples premoniciones, maldiciones, pociones y hechizos que tenían que ser hechos con sangre y ritual.

Ahora sus poderes eran verdaderamente feroces. Telequinesia, transformismo, y piroquinesis. Con el paso de los siglos, se había vuelto el monstruo que Tommy había temido. Tendió su mano y la botella de bourbon voló hasta él. Descorchándola, bebió el bourbon directamente de la botella mientras pasaba ante un espejo que no había mostrado su reflejo.

Él se rio ante eso. Hasta que se acercó a la chimenea dónde colgaba un cuadro de Tommy. La mirada en su rostro lo congeló en el sitio. Y como siempre, le dejó sin respiración. Lo había encargado justo antes de su boda. Había contratado a Gentile Bellini y se había prácticamente visto forzado a secuestrar al hombre en Venecia para el trabajo. Pero Jimmy había sabido que ningún otro que no fuese ese artista hubiese sido capaz de capturar su juventud e inocencia.

Bellini no le había decepcionado. Si algo había hecho fue sobrepasar todas las expectaciones de Jimmy.

Tommy había estado tan nervioso ese día. Con brillantes flores de verano en su pelo marrón oscuro y ataviado con un ligero traje dorado, había sido una absoluta visión. Bellini lo había colocado en el jardín fuera de la residencia de Jimmy, un jardín que era ahora un nudoso, inteligible lío por falta de cuidado. Tommy había estado despiadadamente inquieto hasta que había descubierto a Jimmy sentado sobre el muro, observándolo.

Sus ojos se habían encontrado y se habían mantenido, y la más tímida, bella sonrisa que jamás había agraciado la cara de una hombre había sido capturada por el artista. Esta era una mirada que todavía podía poner a Jimmy de rodillas.

Gruñendo al cuadro, se obligó a sí mismo a continuar hacia delante, alejándose de el. Debería haberlo quemado hacía siglos. Todavía no estaba seguro de por qué no lo hacía.

De hecho, podía incluso enviar una ráfaga ahora y hacerlo estallar en llamas...

Su mano se calentó en expectación. Pero acabó cerrándola en un puño mientras dejaba su habitación, entonces descendió las escaleras a la primera planta donde Bram y Stoker esperaban su regreso. Haciendo salir a sus Mastines Tibetanos, se dirigió a su estudio, dónde su fuego se había extinguido.

E) MII2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora