Capítulo 16. Hazme Olvidar.

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Marrok

Puede que adorara atormentarla, verla temblar y correr lejos de mi. Pero no me gustaba nada verla sufrir. Cuando la pequeña humana se había dado por vencida dejándome arrullarla sobre mi pecho, una pequeña sonrisa triunfal escapó de mis labios. Se sentía segura en mis brazos, y amaba que lo hiciese. Me gustaba ser su lugar seguro, su protector, su asesino si eso era necesario.

La seguí a paso lento mientras se metía en la casa. Se había desecho del vestido tirándolo al suelo. Estaba desnuda. En mi cama. Esperándome.

Mi lengua revolvió mis dientes ansiosa por volver a saborear su interior.

Abrí la puerta con lentitud y sus ojos me encontraron. Me quite la ropa y la lancé a un lado dejando que me mirase, me recorriese, me explorase todo lo que quisiera. Luego volvió a subir sus ojos a los míos y vi un pequeño atisbo de luz. Una pequeña llama que la consumía.

Quería olvidar nuestra conversación. Y yo estaba dispuesto a ayudarla. Me acerqué a la cama sentándome de un lado. Adira sólo contemplaba mi espalda flexionada, pero yo sentía sus ojos bajar por la tinta de mis tatuajes. Le gustaban aquellos dibujos llenos de palabras y símbolos. Me levante y comencé a gatear hacia ella.

-Adira...-Le dije en un soplo de aire. -Lamento no poder ser de más ayuda. -Sus ojos bajaron por mi cuello y se pararon en mis pectorales.

-Puedes ayudarme en una cosa. -Decía la rubia mientras se destapaba. Observe las marcas de su cuello, de sus tetas, incluso de su abdomen...

Estaba marcada por mi. Estaba hecha para mi. Era mi muñeca de porcelana.

-En que muñeca? -Sus ojos volvieron a mis labios, codiciosos, deseando que me abalanzase sobre ellos y la saboreara.

-Hazme olvidar. Hazme no recordar cuanto te odio y cuán fatal es mi vida por tu culpa. -Acto seguido la rubia se alzó y entrelazó sus manos alrededor de mi cuello para atraerme directo a sus labios acaramelados.

-Mmmmm....-Los latidos de su corazón se aceleraban a medida que recorría su boca y jugueteaba ansiosamente con su lengua. Sus dulces labios envolvían los míos torturándome en todos los sentidos. Su pecho y el mío estaban pegados él uno al otro, podía sentir como sus pezones se endurecían y su espalda se arqueaba para profundizar el beso.

Entrelace mi lengua con la suya obligándola a abrir aún más la boca. Mis labios no fueron delicados en absoluto, tomaron todo cuanto pudieron y luego siguieron tomando más.

Sus respiraciones agitadas se mezclaban con las mías y sentía que el trozo de pieles que había sobre sus caderas nos impedía sentirnos del todo. Lo aparte de golpe haciendo que ni ereccion acariciase su bonito coño.

-Mmmmm....Marrok....no...-Por un momento pensé que ella se negaría pero.

-Pares...-Dijo a continuación. No me faltó otra palabra para abrir su coño y acariciar su hendidura. Moví mis yemas sobre su clitoris haciéndola gemir en voz alta. Su espalda cada vez más arqueada me estaba cortando la respiración. Sus tetas palmeaban la una con la otra sobre mi pecho, rozando sus duros pezones en mi piel.

-Olvidaras todo lo demás...salvo esta maldita noche. -Le dije antes de volver a hundirme en su boca.

-Bien. -Dijo la rubia mordiéndome el labio. Sonreí viendo sus ojos penetrantes sobre mi. La follé con mis dedos sin piedad, primero metí uno, luego otro, y cuando tuve tres dedos dentro de su bonito agujero Adira comenzó a temblar.

-Ma...Marrok....-Me avisó. -Marrok....-La miré lleno de lujuria. Ella seguía gimiendo buscando mi boca. Cuando la encontró hundió su lengua tan fuerte que creía que ambos nos quedaríamos sin respiración. Las piernas de Adira se elevaron colocándose en mis hombros.
Aumenté el ritmo de mis dedos y con mi otra mano comencé a acariciar su clitoris. Esto la llevaría al cielo.

-Diossss.....-Gimió elevando la cadera. -No...puedo aguantar mass....-Me dijo entre aspavientos. Su coño se apretó tragándose mis dedos con tanta fuerza que pensé que los perdería. Salí de ella dejando que el orgasmo la recorriese y la satisficiera. Mientras me limité a mirar como encogía la punta de los dedos de sus pies y como arqueaba la espalda mientras su boca se abría de par en par.

-¿Eso te ha servido? -Le dije riéndome. Ella negó con la cabeza. Tenia las mejillas rojas y todo su cuerpo estaba cubierto de sudor. Pero así estaba aún más apetecible.

-Quiero que me hagas olvidar que el imbecil de Mikel me ha besado. -Me confesó. Paré en seco y la observe bien.

-Otro te ha besado, ¿sin tu permiso? -Le dije algo más que enfadado. No con ella con el engendro al que mataría más tarde.

-El...yo no hice nada, no me esperaba que me besara, me quede en shock y creo que se aprovechó de ello. -Me respondió con un hilo de voz. Se notaba que aún estaba afectada.

-¿Quien es ese tal Mikel? -Le pregunté. Ella negó con la cabeza .

-Nadie. Un mercader que a veces viene a mi casa a hablar con papá. -Y no se porque pero sentí que no me estaba contando la verdad.

-Por favor...no quiero hablar de él...solo quiero sentirte. -Me dijo en un susurro. Miré sus ojos que contenían lagrimas y no pude pensar en nada más que en complacerla.

-Bien Adira. Tú mandas. -Le dije dándole total libertad. Ella se acercó a mis labios y me obligó a agachar la cabeza para besarla. Su aliento me dio nuevamente la bienvenida, sus labios me envolvían y su lengua jugaba tentadora.

Sus piernas se enroscaban en mi cintura y sentí como mi miembro comenzaba a ponerse más duro. Su entrada caliente y húmeda me recibió. Agarre el torso de Adira y de una estocada me introduje en ella. Su pequeño coño me tragaba  al completo haciéndome perder el aliento.

Adira echaba la cabeza hacia atrás y gemía ruidosamente. Agarre sus brazos y se los coloqué sobre su cabeza. Mis movimientos eran duros y profundos. La cama se movía bajo nosotros, las tetas de Adira rebotaban contra mi y pensé que era la cosa más preciosa que he visto nunca.

Un ángel siendo corrompido por un demonio.

-Tu coño esta muy apretado Adira....-Le dije entre dientes casi sin poder hablar. Ella bajó sus manos y me apretó el culo indicándome que me moviese más rápido.

Aumente el ritmo y mi polla parecía estar a punto de estallar. Agarré sus muslos y la moví hacia mi una y otra vez, haciendo que su culo rebotase contra mis bolas. El sonido de nuestros movimientos más los gemidos que ambos soltábamos  era lo único que se escucha.

Salí de ella con rapidez, para cambiar la posición. La tomé de la cintura obligándola a darse la vuelta. Ahora que estaba de espaldas a mi, podía ver su bonito trasero blanco.
La volví a agarrar de la cintura y me coloqué encima de ella. Busque su coño y volví a introducirme en su interior.

Agarré su cabello entre mis manos obligándola a girar la cabeza. Estuve sobre ella mientras mi polla la penetraba una y otra vez . Esta vez estaba haciendo yo todo el trabajo.

Agarré sus brazos entre mis manos, los flexione en forma de cruz y con mi mano los mantuve ahí. La mantuve inmovilizada mientras mi otra mano agarraba su culo para ayudarme a penetrarla con salvajismo.

-Ma...Marrok....-Me suplicó. Intentaba moverse pero se lo impedí apretando sus brazos. Ella era mía. La agarre de la cintura y la levante poniéndola de rodillas aún de espaldas a mi, con mi polla aún en su coño. Ambos estábamos de rodillas pero ahora su cuello también me pertenecía, lo agarré con firmeza y vi su rostro al girarse.

La penetré con mayor intensidad hasta que ambos comenzamos a temblar. Me mantuve dentro y cuando ella comenzó a dar pequeñas convulsiones deje que su pecho cayera de nuevo contra el colchón. Aún seguía en su interior cuando pocos segundos después me corrí dentro de ella.

Ambos temblábamos dejando que el orgasmo nos recorriese. Salí de ella y me eché a su lado. Al ver su coño lleno de mi semilla me sentí orgulloso. Pronto ese vientre estaría hinchado y tendría un bebé dentro.

Adira solo soplaba agitada sin saber muy bien que acaba de suceder.

Miré su espalda y su cabello enmarañado. Sus labios hinchados y sus caderas rojas por mis agarres.

-Creo que.......-Empezó con un tono serio. -.....te sigo odiando. -Me dijo antes de caer dormida. Y esas palabras penetraron en lo más profundo de mi corazón haciéndolo añicos.

Mi lobo feroz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora