Capitulo 21. Caperucita Roja.

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SEGUNDA PARTE

Adira

Otro día más en la tienda . Cada vez se me hacía más fácil exprimir las flores y sacar el mejunje. Era como si con cada flor como sin con cada aroma el pasado se me olvidara un poco más.

-¡Ads! -Se escuchaba a mi hermano Jack. Al entrar me di cuenta de que no venía solo.

-Hola Jacky, y tú eres....

-Soy Mirsen. -Sonrei al chico moreno de ojos oscuros.

-Es mi amigo Mirsen. -Dijo Jack dándome un ramo de lilas.

-Las hemos cogido esta mañana. -Asentí agradeciéndoselo.

-¿Mirsen quieres quedarte a comer? -Le pregunté al chico.

-El...seguro que tiene planes ya....

-De hecho estoy libre. Empiezo mañana en las minas. -Dijo mirando a mi hermano.

-De acuerdo. Me alegra que te quedes a comer. -Dije mirando a Jack el negó con la cabeza.

-Bueno nos vamos ya, no queremos entretenerte. -Asentí mientras cerraban la puerta.

Exprimí las flores que los chicos acababan de traerme. Metí la mezcla en un bote y me quite la bata. Me iría ya a preparar la comida, hoy tenia invitados.

Cerré la puerta y volví a mirar el letrero. Caperucita Roja. Cerré con el candado y camine hasta mi casa.

-Hola Adira....-Me saludo Sue. Le devolví el saludo.

-Hola Sue. Cuanto tiempo, pensé que te mudabas a Raven. -Ella asintió.

-Si bueno. Yo también lo pensé hasta que descubrí que Redry tenía otra familia allí.

-Espera....¿te ha engañado? -La pobre me asentía con lentitud.

-Tiene dos malditas hijas, y una mujer....yo...solo era su pasatiempo mientras movía las mercancías en Verena.

-Lo siento Sue. -Dije abrazándola. Ella se secó las lagrimas.

-Bueno. Basta de dramas. ¿Que tal vas tu? He odio que llevas unos años geniales desde que abriste la perfumería.

-Si. La verdad es que desde que la abrí hace tres años todo ha ido de maravilla. Viene gente de otras aldeas...solo para comprar mis perfumes.

-Eso es fantástico. -Me dijo volviendo a estrujarme contra ella.

-Bueno te dejo Adira. Que te siga llendo así de bien.

-Cuídate Sue. -Le dije despidiéndome con la mano.

Seguí caminado hasta mi casa. Como siempre...sentía el peso de una mirada en mi espalda. Simplemente lo ignoré y seguí caminando.

Abrí la puerta de mi casita y me adentré. Deje la bolsa con los botes nuevos encima de la mesita del comedor. Me quite las botas y me encontré a Jacob.

-¡Dios!-Dije al verlo en la cocina de espaldas.

-Amor no quería asustarte. -Me reí y le di un pequeño beso en los labios.

-Estoy haciendo la comida. -Me abracé a su espalda y lo acaricié.

-Mmmmm....-Gimió en voz baja mientras recorría su espalda con mis yemas. Tire de su brazo y lo obligue a mirarme.

-Hoy estas juguetona. -Me dijo antes de besarme con intensidad. Me agarre a su cuello mientras él me levantaba las piernas y me colocaba sobre la mesa de madera. Abracé mis piernas a su espalda y comencé a quitarle la camisa.

-Quítatela. -Exigí mientras yo me abría el vestido dejando mi pecho descubierto.

Jacob se quitó la camisa y volvió a agárrame por la nuca para atraerme a sus labios. Su lengua arremetió dulcemente con la mía.

-Mmmmm-Gimió de nuevo. Comenzó a bajarse los pantalones mientras su boca seguía sobre la mia.

Toque su pecho desnudó y me pegue más a él sintiendo su ereccion. Jacob me levanto las faldas con ansiedad y cuando dio con mi coño me penetró de una estocada.

-Ahhh....Santo Dios. -Dije apretándole la espalda. Jacob solo se reía sobre mis labios.

La mesa se movía como loca. Las embestidas de Jacob eran cada vez más irregulares. Baje una de mis manos y me acaricié, buscando llegar al orgasmo antes de que él lo hiciera.

-Mmmm....-Gemimos al unísono. Volví a su boca y mientras me movía sobre mi clitoris su polla se movía con fuerza dentro de mi.

-Dios eres la mejor. -Me dijo antes de llegar al orgasmo. -Te quiero Adira. -Llegue al orgasmo unos segundos después.

Ambos temblábamos sin control. Me abracé a él mientras nuestras respiraciones volvían a la normalidad.

-Ha estado bien. -Me dijo dándome un pico y subiéndose los pantalones. Asentí y me recoloqué el vestido. Al poco rato sonó la puerta.

-Ya voy yo. -Dije caminado hacia esta. Abrí y abracé a mi hermano.

-¿Es Jacky? -Preguntaba Jacob desde la cocina.

-¡Que no me llames así! -Refunfuñaba mi hermano. Me reí dándole un abrazo.

-Mirsen....has venido. -Dije contenta. El asintió y le indiqué con la mano que pasase.

-Nunca digo que no a una invitación que incluye comida.

-Joder.....¡Acabáis de follar! -Jacob trago saliva y abrió los ojos. Yo comencé a reírme.

-Tu...como....lo sab....-Yo me reía a carcajadas.

-Lo se porque hay una mezcla de aromas en la mesa. Vuestros aromas. Además huele a fornicacion.

-Jajajaja. -No pude hacer más que reírme.

-Al menos...no habréis derramado nada encima no...

-¡Jack!-Le grite. Mi hermano resopló.

-¿Y tu cómo sabes a qué huele el sexo? -Le pregunté a mi hermano.

-Podemos dejar de hablar de eso. -Dijo Jacob colocando el mantel. Yo fui a por los platos y vasos.

-No. -Respondí. -Quiero saber si mi hermano ya tiene pareja. -Jack se puso rojo.

-No,vale. Ahora vamos a hacerle caso al bueno de Jacob y cambiemos de tema. -Termine de colocarlo todo y por fin nos sentamos a comer.

Jacob había preparado jabalí al limón. Les serví a todos un poco y luego me serví yo.

-Bueno.....¿Mirsen como conociste a Jack? -El moreno lo miró a él y luego me devolvió la mirada.

-En una hogera. -Lógico. Casi todos los jóvenes se conocían  en las hogueras o en las fiestas de la cosecha.

-Si...también conocí a Jacob en una hogera. -Dije dándole la mano por debajo de la mesa.

-¿De que familia vienes tú? -No pude evitar preguntar.

-Soy de los Priscila. -Eran ricos mercaderes. Como es que Mirsen traía un aspecto tan descuidado....y no había mencionado algo de las minas?

-¿Los mercaderes Priscila? -Interrogó Jacob.

-Si bueno....mi madre está casada con Reik Priscila....pero él no...

-Bueno. -Corto Jack. -Me han dado el trabajo.

-¡Que!-Dije sorprendida. -Si...soy el nuevo gerente de las minas Goltier.

-¡Dios mío que alegria!-Dije levantándome de la mesa para abrazarlo.

-Me alegro por ti. -Dijo Jacob. Mi hermano asintió. Empecé a darle besos por toda la cara mientras lo estrujaba contra mi.

-Adira....que pesada....para....-Decía intentando separarme.

-Dios no sabes lo feliz que me haces. Con ese sueldo podrías comprarte una casa Jack.

-Lo se. Lo haré. Saldré de allí. -Le sonreí y volví a abrazarlo. Mi hermano se merecía su libertad más que ninguno de los que habíamos aguantado en esa casa. Y lo conseguiría, estaba segura de ello.

Mi lobo feroz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora