La monocromática vida de Min Yoongi transcurre entre cuchillos afilados y carne fresca, pero su verdadera obsesión es Park Jimin, un profesor de secundaria que se ha convertido en su única distracción. La rutina de Jimin en la carnicería se vuelve u...
Advertencia de contenido ⚠️: acoso, violencia sexual, mención de drogas.
Nota de autora:este capítulo tiene más diez mil palabras escritas, tómate tu tiempo para leerlo. Por favor, recuerda que es una obra ficticia y las acciones de los personajes no está relacionada con la vida real (de las personas mencionadas).
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"No quiero compartirte con nadie. Quiero encerrarte en una habitación, donde solo yo pueda verte, donde solo yo pueda tocarte. Donde nadie más pueda robarme lo que es mío."
John Fowles (El coleccionista).
La mordedura le ardía de dolor, pero eso no podía frenarlo. Conteniendo la sangre con su mano, Min Yoongi abrió la puerta violentamente y salió al exterior. Estaba lloviendo como si el mundo fuera a acabarse; el viento era feroz y la lluvia pesada. Rápidamente, el carnicero corrió hacia la dirección en la que Ahn Chaeyoung había huido, pero no lograba verla.
No podía gritar su nombre porque, aunque la lluvia ya era ruidosa, él no quería levantar ninguna sospecha. Corrió durante un largo tiempo, cayó varias veces producto del resbaloso suelo, pero no la encontró. Otra cosa que no podía hacer, era alejarse de la carnicería por tanto tiempo.
Cuando volvió al establecimiento y cerró la puerta, se dejó caer al suelo mientras seguía apoyado contra el cristal. Su corazón latía furibundo; estaba terriblemente nervioso y... ¿Asustado? ¿Acaso una mocosa como ella tenía el poder de hacerle sentir tan insignificante sentimiento? No podía creerlo, tenía que estar soñando. ¡No podía ser verdad! ¡Después de todos sus esfuerzos! ¡Luego de haber sido tan meticuloso y haberlo calculado todo, una adolescente de mierda le arruinaría los planes!
Min Yoongi gritó de frustración y golpeó el suelo con el puño.
«¡Cálmate!» se dijo a sí mismo «es una cría. Si no ha denunciado nunca los abusos, de esto tampoco hablará».
Se incorporó del suelo, caminó hacia el lavadero que estaba en el sótano, mientras se repetía aquella hipotética situación como un mantra.
Ahn Chaeyoung no podía haber ido lejos. Probablemente, había vuelto a su casa, pero como Min Yoongi no sabía dónde vivía, no podía corroborarlo. De ser así, solamente tenía que esperar pacientemente a que volviera a verla, ganarse su confianza y manipularla para, finalmente, terminar con su vida y no tener ningún cabo suelto.
— Debo tranquilizarme — se decía aún nervioso, ni siquiera podía agarrar la sierra sin temblar como una gelatina — ¡Necesito concentrarme!
Un poderoso rayo acompañó su grito. Min Yoongi contrajo las pupilas y tensó su mandíbula. Ya no estaba asustado ni nervioso, estaba enojado, ¡echando humo! Le molestaba haber sido tan amable con aquella niñata y que ella fuera la responsable de que no pudiera estar con Park Jimin, en caso de que decidiera hablar de lo que había visto esa noche.