Inefable ϟ〈 SIRIUS B. ┃REGULUS B. 〉

04.- Quattro

Al finalizar mi segundo año en Hogwarts, tenia pensando irme como siempre a la casa de los Black, pero mi abuelo paterno regresó a casa luego de un largo viaje por toda América del Sur.

— ¡Minha neta amada! — gritó mi abuelo extendiendo sus brazos esperados que lo abracé.

— ¡Nonno! — hablé en italiano y me acerqué para darle un gran abrazo. — ¿Me hablaste en portugués? — me separe lentamente recordado lo que me dijo al comienzo.

— Sí, tengo un viejo amigo que vive en Río de Janeiro — me contó mientras revisaba su maleta. – ¡Un hermoso lugar!

— Y muchas mujeres hermosas — mi padre codeó a mi abuelo. — Papá, aún eres joven, debes buscarte una compañera de vida.

— Mi compañera de vida ya me esta esperado allá arriba — mi abuelo sonrió.

— Extraño a mi abuela — abracé de nuevo a mi abuelo.

— Y yo la extraño cada día — mi abuelo sacó de su maleta una pequeña caja. — Soñé con tu abuela, mi pequeña Cassie.

— ¿Y te dijo la clave de la felicidad? — pregunte entre risas.

— Sí, me dijo que ya me muera para irme con ella — mi abuelo y yo empezamos a reír mientras mi padre nos miraba con seriedad.

— Papá, sabes que no me gusta que hagas esas bromas — se cruzó de brazos.

— Eres un aburrido — mi abuelo puso su mano en mi hombro. — En realidad, me dijo que este collar ahora te pertenece a ti.

Me entregó la cajita, en donde se encontraba un collar de oro con un dije de sol,

— El padre de tu abuela se lo regaló cuando cumplió trece años —me abrazó. — Perdón por no estar en tu cumpleaños.

— Abuelo — reí. — Acuérdate que nosotros fuimos a verte a Ar-Arg, incluso pedí permiso en Hogwarts.

— Argentina — pronunció perfectamente y recordó. — Perdón, hija, este viejo se olvida de muchas cosas.

— Pero nunca olvidaré el día que naciste — sonrió. — Ven, vamos a cenar.

Comenzamos a caminar juntos para ir al comedor. Mi abuelo paso su brazo por mis hombros y habló.

— ¿Cuándo volverás a Hogwarts? — preguntó.

— En un mes, abuelo.

— ¡Un mes! — exclamó con tristeza. — Muy poco para tener nuestro tiempo de abuelo-nieta.

— Bueno, hay que disfrutar cada día — sonreí.

Ojalá no siga olvidado cosas.

— Por cierto hija, ¿cómo esta Regulus?

Desde que salimos de vacaciones, no recibí ninguna carta de Regulus, aunque era usual que no me envié tantas cartas, al menos me respondía una vez al menos. Sin darme cuenta, me encontraba despidiéndome de mis padres y mis abuelos.

— Y no te olvides, Cassie — interrumpí a mi madre.

— Escribirte cada vez que necesité un consejo femenino — solté una risa.

— Y... — interrumpí a mi padre.

— Y nada de chicos — sonreí.

— Ya dejen a mi niña — mi abuelo puso sus manos en mis hombros. — Diviértete mucho, ¿sí?

— Sí — sonreí.

Subir al tren y empecé a buscar a mis amigos. Hasta que los encontré en un compartimiento casi al comienzo del tren.