──Binnie, amor...
El susurro de Hyunjin me sobresalta.
Llevo unos cuantos minutos descansando solo, con mis pensamientos vagando como humo por la cocina del restaurante, sintiendo que el sueño me conquista de a poco pese a mi incomodidad al estar sentado en el suelo.
No me da tiempo de levantar la mirada cuando mi bonito novio se acuclilla frente a mí intentando estar a una altura considerable.
Con una sonrisa calma, me aclara que, según Chan, podremos retirarnos en unos minutos.
Le agradezco, aunque una intensa presión en mi cabeza permanece, por lo que no hago amago de levantarme.
No he dormido mucho últimamente.
Mis ojos se cierran mientras recargo nuevamente mi cabeza en la pared. A los pocos segundos, sus gelidos dedos entran en contacto con la piel de mi mejilla.
Un repentino escalofrío recorre mi cuerpo ante la sensación. No obstante, la busco de manera inconsciente con una tenue inclinación.
Su palma entera acuna mi rostro, dejando pequeñas caricias.
──¿Puedo sentarme?
La timidez en su voz me obliga a mirarlo. Hyunjin señala el espacio libre entre mis piernas.
Al verme asentir, toma lugar inmediatamente, recostandose contra mi pecho.
Sus hebras rubias caen despreocupadas sobre mi hombro y el resto de su cuerpo parece acoplarse sin problema alguno al mío.
Sus rasgos delicados le dan un aura pacífica, contrario al movimiento de su tórax guiado por su respiración arrítmica.
Que Hyunjin reaccione de esa manera al estar conmigo crea un sentimiento anormal en mi pecho, una emoción abrumante.
No dudo en abrazarlo, apreciando su natural tibieza, dejando que mis manos reposen sobre su vientre.
Hyun se acurruca más hacia mí, meciéndose como si de un gatito se tratase.
Desde mi posición alcanzo a ver sus largas piernas bordadas por las mías a los lados. Una sonrisa surca mis labios.
Su pantalón recto está ligeramente elevado, dejando a la vista los vellitos que decoran sus extremidades y los botines negros que me robó un par de meses atrás.
Son bonitos. Tienen una casi insignificante plataforma. Los compré para alcanzar mejor la boquita de mi amado cada que quisiera, pero no contaba con que también a él le gustarían en demasía.
O que aprovecharía mi inhabilidad para negarme y se autoproclamaría propietario.
De pronto, Hyunjin me saca de mi grata ensoñación, pues su aliento caliente besa mi cuello.
Sin poder hallar una manera de controlar mi ritmo cardíaco, anticipo el sonido de su voz.
──Me gusta estar así.
Suave, bajo, angelical.
Cerca de mi oído, como si de un secreto se tratase.
──Me gusta estar contigo. Quisiera que me tomes así más seguido. Es lindo, íntimo.
Sus nudillos crean un recorrido por el dorso de mi mano e incluso siento el frío metal de sus anillos. Entre ellos, aquel que le regalé cuando cumplimos nuestro primer aniversario como pareja.
Hyunjin suele ser muy cuidadoso con los obsequios, siempre los mantiene en buen estado. Yo, por el contrario, muy probablemente los pierda o rompa de manera accidental durare las siguientes cuarenta y ocho horas.
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manchitas de fresa ; 𝗵𝘆𝘂𝗻𝗯𝗶𝗻
FanficChangbin conoce el pequeño secreto de su novio. Aún así, lo ama tanto como para ignorar el dolor en su pecho cada que encuentra esas pequeñas manchitas color fresa repartidas en su cuerpo. ★. hyunbin.