1.

897 103 9
                                    

Mi hombre mayor es un hombre malo, pero...

Jungkook despertó por la luz del sol pegando en sus ojos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jungkook despertó por la luz del sol pegando en sus ojos.

Soltó un quejido bajo, fastidiado al ser despertado a esas alturas, volteándose para así acurrucarse contra Jimin, pero notó que la cama estaba vacía. Volvió a quejarse, ahora por el dolor en su cadera, sus muslos pegajosos y sucios, y no tardó mucho en parpadear, tratando de acostumbrarse a la iluminación suave del lugar.

Se fijó, entonces, en una nota sobre la cama.

Estuviste magnífico anoche, mi amor.

Te devolví la tarjeta. Pórtate bien si esperas que no te la quite otra vez.

Cómprate algo lindo si lo deseas. Te quiero ver más tarde en mi oficina.

J.

Resopló, enderezándose, y la sábana de seda se deslizó hacia abajo por su estilizado e impecable cuerpo, mostrando una cintura delgada, unos muslos llenos de mordidas y un redondo, pero pequeño trasero.

La puerta fue tocada y un rostro joven se asomó.

―Omega Park ―dijo Hoseok, su cara avergonzada al verlo desnudo, bajando la vista―, he recibido órdenes de acompañarlo en su día de compras.

Hizo un leve mohín al escuchar el apodo. Todos en esa mansión le conocían, desde hace dos años, como Omega Park, aunque no hubiera ninguna marca en su cuello. Aunque su verdadero apellido fuera Jeon.

Pero todos allí sabían que, de alguna forma, le pertenecía a Park Jimin. Incluso Jungkook lo sabía, aunque la idea todavía no le convencía por completo.

Sin embargo, daba lo mismo. A esas alturas, luego de dos años, ¿qué importaba? Jimin le pagaba muy bien todos los servicios que hacía por él, pues simplemente era eso: Jungkook se prostituía por el dinero de Jimin.

―¿Me esperas, Hoseokie? ―dijo Jungkook, sonriendo medio amodorrado por el sueño―. Voy a bañarme y a tomar desayuno. Luego podemos salir.

Hoseok sonrió.

―No se apresure, puedo esperar ―afirmó Hoseok, saliendo de la habitación y dejándole solo. Jungkook se puso de pie, haciendo una mueca por el leve dolor en su cadera.

Una vez entró al baño, miró su reflejo: dios, Jimin se puso demasiado salvaje esa noche. Tenía chupetones y mordidas por todo el cuello, al igual que en sus muslos, marcas en sus caderas por el agarre, y su pobre culo...

Jimin le azotó veinte veces, sin compasión alguna, hasta que fue un desastre lloroso y suplicante.

Se estiró, murmurando maldiciones y pensando que no debía hacer rabiar más al alfa aunque, en el fondo, sabía que lo seguiría haciendo más adelante. Jungkook adoraba desafiarlo, a pesar de que después se lo cobrara en el sexo.

Made in Gold [JiKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora