Made in Gold [JiKook]

2.

... no puedo rechazar la forma en que toma mi mano...

Jungkook tuvo que tomar aire cuando Jimin soltó su cabello, tosiendo apenas, saliva escurriendo por sus labios, y levantó la vista.

El alfa tenía el rostro algo ruborizado, sus pupilas dilatadas, emitiendo feromonas de excitación que lo estaban haciendo lubricar.

Sacó su lengua, agarrando la polla de Jimin de su base, golpeando el glande repetidas veces contra ella antes de envolver sus labios alrededor, sintiendo la mano del alfa en su cabello para volver a dirigir las estocadas.

―A-así, bebé... ―susurró Jimin con la voz ronca―, eres tan bueno...

Gimoteó cuando el glande golpeó su garganta, forzándose a calmar su respiración y sintiéndose más excitado por lo llena que estaba su boca. Si había algo que le gustaba era chuparle el pene a Jimin porque su miembro era grande, largo y venoso, pesado en su lengua. Mamárselo era tan bueno como cuando lo follaba.

Jimin tensó sus piernas y Jungkook supo que iba a correrse pronto así que apresuró el movimiento de su cabeza, subiendo y bajando mientras su mano le ayudaba. Iba a separarse para recibir la corrida en su rostro, pero Jimin gruñó una advertencia.

Jungkook relajó su mandíbula, entendiendo lo que quería, jadeando cuando el nudo de Jimin comenzó a hincharse entre sus labios.

Al alfa le encantaba anudar en su boca.

Sus ojos estaban llorosos cuando chocó con la mirada oscurecida del alfa, sintiendo el dolor en su boca por el nudo y el semen desbordaba de sus labios por la cantidad que no podía tragar. Su interior se contrajo en el vacío, ansioso por tener el nudo allí.

Diez minutos después pudo alejarse respirando a bocanadas, lloriqueando cuando Jimin acarició su mejilla sucia.

―Lo hiciste bien ―alabó el alfa―, te portaste bien, Jungkookie.

―¿Me darás una nueva tarjeta de crédito, papi? ―preguntó Jungkook con la voz temblorosa debido al tiempo que estuvo con la polla de Jimin metida en su boca.

―Mmm... ―Jimin guardó su pene en sus pantalones con expresión perezosa―, no sé, sigues sin merecerlo.

―Papi... ―Jungkook se sentó en sus talones, poniendo ojos llorosos―, por favor...

Jimin le hizo un gesto para que se pusiera de pie y Jungkook salió de debajo del escritorio, inclinándose y recibiendo el beso posesivo de Jimin, estremeciéndose cuando el mayor lo agarró de la barbilla al alejarse.

―¿A quién le perteneces, Jungkookie? ―le dijo en un gruñido.

―A ti, Jimin ―jadeó con necesidad.

―Entonces...

―No... no volveré a coquetear con tus socios ―mintió, pues sabía que volvería a hacerlo cuando los viera. No entendía por qué Jimin lo llevaba a esas fiestas con tantos alfas guapos, ¿no lo estaba provocando?