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... A él no le importa que tenga un pasado en Las Vegas...

Jungkook entró al mundo de la prostitución cuando tenía dieciséis años, la edad legal de los omegas en Corea del Sur

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Jungkook entró al mundo de la prostitución cuando tenía dieciséis años, la edad legal de los omegas en Corea del Sur. La edad legal para casarse, según dictaban las leyes.

Él no sabía quiénes eran sus padres, porque fue abandonado cuando bebé y dejado en un orfanato, donde creció junto a otros omegas hombres que también fueron olvidaron. Era normal en esa sociedad, considerando que un omega varón era considerado como una desgracia, y en los orfanatos trataban de enseñarles a ser buenos omegas, personas decentes.

Todo el mundo decía que los omegas hombres eran abominaciones de la naturaleza y, por lo tanto, no servían para nada. Eran seres lascivos, sucios, sedientos de sexo y egoístas por el dinero. Eran una perversión, inmundos y lujuriosos, así que para lo único que servían era para ser prostitutos.

Jungkook escapó del orfanato cuando tenía quince años, aburrido de la vida casta que les obligaban a llevar allí. Sin embargo, en la calle no tuvo demasiada suerte. Al inicio, pensaba que lo que le decían los profesores del orfanato era mentira, ¿cómo podían mirar a los omegas varones de esa forma por algo que ellos no hicieron? Quizás eran sólo historias para asustarlos, para hacer que se portaran mejor. Jungkook iba a demostrar que él podía hacer mucho más que recitar rosarios y usar ropa grande, él era bueno en matemáticas y ciencias, él era capaz de dar más de lo que esperaban.

Pero se equivocó. Caer a la realidad fue dura, pues todos le hacían el quite y no encontró trabajo en ninguna parte, ni siquiera como recolector de basura. Al final, terminó robando para poder sobrevivir, pero eso era peligroso. Si los policías lo atrapaban, podría darse por muerto, ¿y quién iba a preocuparse por darle un entierro?

Un año después, fue que conoció a otro omega varón, que venía saliendo de una tienda de ropa exclusiva. Jungkook pensó al inicio que era un alfa muy afeminado, así que se le acercó para pedirle algunas monedas, y fue que ese omega le dirigió una mirada. Notó la compasión enseguida.

―¿Necesitas ayuda? ―le preguntó, con clara preocupación―. Eres un omega, ¿cierto? No corras, no te haré daño ―añadió, viendo el temor en los ojos de Jungkook―. Me llamo Jo Kwon.

Jo le ofreció ir a comer algo, y Jungkook tenía tanta hambre que terminó aceptando. Le llevó a comer una hamburguesa, sonriendo con suavidad al ver la forma en la que el muchacho se devoraba la comida.

―¿Cómo entraste a esa tienda? ―le preguntó entonces Jungkook.

La mayoría de las tiendas no aceptaban que omegas machos entraran, les daba una mala reputación. Otras pocas si permitían su entrada, pero los productos para ellos resultaban más caros que lo común.

―Tengo dinero ―dijo Jo―, trabajo para ello.

―¿Dónde? ―Jungkook le preguntó, sus ojos brillando con esperanza―. ¿Habrá trabajo para mí?

Made in Gold [JiKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora