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-Elise, acompañame-lo veía, era posible querer golpear a tu jefe ¿verdad?

-¿Por qué?

-No confío en nadie como lo hago contigo-soltó y yo solo lo mire

-No puedo acompañarte a Las Vegas Egan, ¿qué haré yo allá?-no quería ir, me prometí no volver

-Necesito atender unas cosas allá con mi empresa y Nergal, me ausentare el tiempo suficiente para saber que voy a necesitar tu ayuda allá-dijo como si él no pudiera hacerlo, bastardo desgraciado

-¿Cuánto tiempo?-solté sin detenerme

-Un mes, partiremos en dos horas-dijo, lo mire atónita

-¿Un mes? Es imposible, no voy a pagar hotel por un mes, olvidalo-le dije y él me miró como si lo hubiera golpeado

-Claramente no vivirás en un hotel, vivirás en mi casa, conmigo-lo mire sin entender

-¿Te sientes mal?-le pregunté a lo que él solo sonrió un poco

-No Elise, pero tampoco voy a dejarte sola en una ciudad a la que nunca has ido-dijo

Si supieras.

-Sigo sin entender porque yo-suspire

-Porque confío en ti y porque te pago para que me obedezcas-dijo y yo lo mire mal

-Eso sonó horrible, me pagas porque soy lo mejor que esta empresa te dejo, no por obedecerte-le solté y solo me miró con diversión

-Si tú lo dices-dijo a lo que yo negué

-Sueles ser un poco insoportable algunas veces, afortunadamente ya se lidiar contigo-le dije

-Te veo en unas horas Elise-esa era mi señal para salir de su oficina y del trabajo en general.

Salí sin decir algo más, tome mis cosas e hice mi rutina diaria.

Al llegar a mi apartamento ordene las cosas lo mejor que pude, pensar que no estaría aquí un mes me deprimía, era mi hogar al final del día.

Comencé a hacer mi equipaje, tome la mayoría de mis trajes qué solía usar para el trabajo, algunos pendientes, mis cosas de aseo personal, mis medicamentos, laptop, tableta y documentos importantes, zapatos y cosas que podían hacer mi estadía menos aburrida.

Termine de ordenar algunas cosas, dejando el apartamento impecable, mire mi reloj, eran las diez con cuarenta y cinco minutos, arrastre la maleta hacia la entrada

Estoy afuera, sal

Tome mi maleta, cerré bien y salí hacia mi encuentro con Egan, su chófer bajo del auto y rápidamente subió mi maleta en el maletero, después me abrió la puerta, entre y cerró detrás de mí

-¿Estas lista?-dijo a lo que asentí

-O eso creo-dije

-No pasará nada, iremos solo un tiempo, prometo que después de este viaje, todo será diferente-asentí nuevamente.

El camino al aeropuerto había sido rápido, nos ayudaron a bajar el equipaje, estaba lista para hacer todo el proceso en el aeropuerto para después abordar

-¿A dónde vas?-Egan me hizo mirarlo

-¿A hacer todo lo que la gente que va a viajar hace?-dije con sorna, era obvio lo que haría

-Camina Elise, no necesitas nada de eso, iremos en mi jet privado-dijo sin más

-¿Desde cuando tienes un Jet?-pregunte sin creerle, yo había reservado muchas veces su boleto para viajar

-Ayer-dijo sin más y yo solo guarde silencio, claramente él podría comprar eso sin problema, era un jodido magnate dueño de muchas cosas

Sin esperar más, comenzamos a andar directo al Jet, era precioso, color negro por fuera con su jodido apellido en letras de oro, nos adentramos en él y un preciso espacio decorado en color blanco nos recibió, habían pocos sillones, un bar pequeño y dos puertas al fondo, una de ellas era el baño y la otra una habitación pequeña pero preciosa.

Me dirigí a mi asiento, frente a Egan, nos pusimos el cinturón y a los minutos este empezó el viaje, había un enorme silencio entre todos, una azafata se acercó a nosotros asegurándose de que no necesitáramos nada, no dejaba de sonreírle y de mirar a Egan, cosa que no me sorprendía, él era bastante atractivo y más con ese traje negro que adornaba cada parte de él. La azafata se fue minutos después dejándome completamente sola con Egan.

-¿Tenemos algo de Lina?-dejó su celular y puso toda su atención en mí, trague saliva y negué

-No, es como si ella no existiera-pude ver el enojo en sus ojos, suspiro y cerró momentáneamente los ojos

-¿Cómo puede ser eso posible? Carajo, estuvo en mi oficina, me ofreció su alma y yo me negué, hice lo que pidió, solo debía ir y pagarme, jamás me habían jugado de la manera en que ella lo hizo-dijo

-¿Qué pensabas pedirle a cambio?-pregunté

-Dinero-simplificó, como si eso le hiciera falta-no me mires así, era eso o su alma y sinceramente no me servía de nada, venderme su alma es condenarse Elise, terminan haciendo lo que yo digo sin más, si les gusta que bueno, si no lo hace no me interesa, se vendieron a mí, me pertenecen y yo soy quien decide que pasara con su destino, una vez que su alma entra a Nergal, ya no sale-dijo, sentí escalofríos en todo el cuerpo, estaba completamente loco.

-Yo hago lo que pides y nunca te he vendido mi alma-mentí, lo había hecho, pero él no la había aceptado

-Pero no te retengo Elise, el día que tú decidas irte, alejarte de mí, podrás hacerlo, estas aquí porque así lo has decidido, yo no te tengo atada de ninguna manera a mí, al menos no como tengo a aquellos ingenuos que deciden venderse a mí por unas monedas-simplificó-el día que decidas dejarme serás libre de hacerlo, tienes ese poder de decidir sobre tu destino, los demás no, ellos hacen lo que digo porque así lo ha dictado aquello que firmaron-dijo

-Lina no firmó nada, ¿por qué?-pregunté y él solo me miró

-Porque no quería su alma, solo firman cuando su alma está en juego, pero lo que ella quería era más simple de hacer que todo lo que los demás piden regularmente por su alma, ella solo quería dejar de ser molestada

-¿Por qué no lo dejas como un favor que le hiciste y ya? Nos ahorramos el buscarla y ponemos fin a todo ese asunto-dije y él negó

-Yo no hago favores Elise, a nadie, puedo ayudar en el momento sin pedir nada, pero luego me cobraré lo pendiente cuando yo lo decida, así funciona mi mundo, así funciona Nergal y así es como el Diablo existe

Nergal y los 7 Pecados Capitales Donde viven las historias. Descúbrelo ahora