Secretos celestiales

MALAS NOTICIAS

Capítulo 1
Malas noticias

"Llena, pues, de palabras mi locura o déjame vivir en mi serena noche del alma para siempre oscura".

EL POETA A SU AMOR QUE LE ESCRIBA, Federico Garcia Lorca

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Como si se tratase de una mala obra del destino, el club al que había deseado asistir desde que estaba en séptimo grado terminó por desintegrarse después de que su presidente; Kyo, había dejado inconclusos sus estudios debido a un asunto de la familia exageradamente reconocida que eran los Kusanagi. Si bien ellos siempre alardeaban de tan numerosas hazañas que realizaban en aquella ciudad, esta vez no se habían tomado la molestia de aclarar la razón del porque el heredero se marchaba de esa manera.

A decir verdad, ese muchacho tenía una actitud liberal y desenfadada que le permitía acercarse sin tener que aparentar fortaleza o algún tipo de comportamiento superficial o egoísta. Ambos se habían conocido después de que él presencio, detrás de las pantallas, su extraordinario poder.

Durante esos días, la exuberante fascinación lo condujo a querer tener el mínimo contacto con el joven Kusanagi. Porque al observar la manera agraciada y elegante en la que realizaba esos movimientos en el ring, lo tenían atraído más de cientos de ocasiones.

Así que de un tiempo para acá tuvo la dicha de convertirse en un amigo más del que por largo tiempo consideraba su tutor o incluso su maestro. Pero al enterarse de que el club de artes marciales había sido clausurado por falta de miembros ya que su mentor no se encontraría más en el instituto, hizo que Shingo Yabuki, el pionero y fan número uno de Kyo se sintiera desdichado por la mala suerte que tenía de no poder entrenar a la par de su héroe.

Las últimas semanas siguió así, pareciendo un alma en pena que vagaba en los pasillos del instituto y no paraba de ignorar las insistencias de sus compañeros porque formará parte de otro club ya que era el único que no pertenecía a ninguno. Shingo tenía diecisiete, y con esa edad demostraba seguridad y confianza por donde quiera que fuese, pero ahora era todo lo contrario. Con trabajo asistía al colegio y parecía distraído todo el tiempo. Shingo formaba parte del grupo de segundo, y como Kyo era mayor que él únicamente le faltaba un año para graduarse.

Esa mañana el chico no pareció importarle la mala cara que tenía uno de sus amigos cada vez que reprochaba con balbuceos la desgracia que acaparaba su vida. Más bien, todavía no podía comprender si solamente se trataba del cierre del club o porque Kyo también se había ido y ya no lo vería de ahora en adelante.

-¿Aún sigues sin elegir un club? -dijo Sie Kensou, uno de los compañeros con los que más frecuentaba.

-No hay ninguno que me convenza. En realidad, tenía la intención de unirme solamente al club de Kusanagi-san.

Kensou puso los ojos en blanco como si le hubiera dado jaqueca.

-Verás, según algunos rumores, dicen que el profesor Heidern esta reubicando a los estudiantes del club de ese tal Kusanagi.

-¿En serio? En ese caso, ¿crees que también intente hacer algo conmigo?

Sie guardo con pereza las cosas que tenida en su mochila para irse pronto a su propio club.