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El sonido del silbante me sacó de mis cavilaciones, de repente me di cuenta que me empezaba a comer las uñas de las manos con el ruido, no sé si era el estrés del partido o la situación en sí que no podía entender.
Los primeros minutos en la cancha después del gol habían sido de confusión para las cabras, estaban tratando de encontrar su lugar en la cancha y el entrenador gritaba a diestra y siniestra sobre las posiciones, las manos se balanceaban de un lado a otro, girando instrucciones a gritos, el pobre hombre me da pena, toda la responsabilidad estaba cayendo en él. Las venas del cuello amenazaban con escaparse.
El balón llegó los pies del número 5 de las cabras casi a media zona de tiro, este remató al lado izquierdo de la cancha, evitando una barrida del oponente, el número 2 de las cabras tiró a gol, pero el bendito poste impidió que entrará, los locales empezaron a gritar, algunos aplausos aminoraron la jugada.
Durante 15 minutos ningún equipo se hacía daño, el balón iba y venía de un extremo a otro, todos los jugadores sudaban, ya que, para ser torneo de verano se esperaba un clima avasallador, por lo que el desgaste en los jugadores era notorio. Ohm parecía calmado, pero entre más tranquilo lo veía más desesperado me ponía, de vez en cuando tambien instruia a sus compañeros, cuando alguno perdia el balón, solo hacia señas con las manos para plantarse mejor y cubrir a los jugadores contrarios.
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Después de unos minutos más pidió un tiempo fuera al entrenador y este lo concedió , todos los del equipo se reunieron en la banca y se inclinaron para darse ánimos y recomendaciones, en ese periodo de tiempo muerto inspeccioné al enemigo, el equipo de los guerreros se hidrataban con bebidas energéticas y agua, aún no se veían rastros de agotamiento en ellos, algunos saludaban al público y sonreían como el caso del número 10 que guiñaba el ojo a sus fans, donde las tipas gritaban y casi se desvanecian, ese tipo había abierto el marcador y parecía tan seguro de sí mismo, apreté los puños, quería bajar a la cancha y darle unas patadas, cuando los segundos trascurrieron regresaron a sus posiciones, Ohm tenía la mirada frente al número 10 y le dijo algo antes de que el árbitro pitara, el guerrero asintió y sonrió mientras corria hacia su posición para retomar el juego donde había pausado, -¡Ohm, QUITALE ESA MALDITA SONRISA DEL ROSTRO!- grité eufórico con toda la fuerza que poseía, no sé si me escuchó, no tengo idea, pero realmente deseaba en el fondo de mi corazón que esa maldita sonrisa desapareciera, no puedo explicar que me sucedía, pero se estaba acumulando una rabia dentro de mi pecho, una rabia que deseaba salir a toda costa, era lo caliente del juego, la rivalidad en la cancha, al menos a eso le acuñaba mi temperamento y mal humor, por supuesto, no quiero que mi equipo estudiantil pierda. Y mucho menos con unos pueblerinos, no podemos regresar humillados a Bangkok. Hemos sido campeones cinco veces. La jerarquía entre ambos equipos no tiene comparación.
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El balón era llevado por nuestro equipo, un pase rápido hacia delante, una finta de ensueño y el balón cayó a los pies de Ohm, faltaban pocos metros para la porteria, y era urgente anotar, Ohm corrio por la cancha con los pies en el suelo en un esfuerzo sobrehumano de volar, ninguno del equipo de las cabras lo acompañaba, el iba solo en esta situación, miro a sus lados, necesitaba apoyo, cuando dos de los guerreros llegaron de frente, Ohm los diblo con gallardia y aplomo, el frente al portero, tres pasos de frente, tan fuerte y directo logró anotar, todos en las tribunas dijeron en unisonaros "WOOH" esa expresión me hizo sentir orgulloso de Ohm, del pequeño Ohm, reconocían su talento, y primordialmente el marcador para las cabras ya acumulaba sus primer gol, los integrantes del equipo rival miraron con competividad a Ohm, el número 10 volvió a sonreír mientras tomaba su posición en la cancha, chocó la mano con su compañero Chimon en complicidad y de nuevo la bola se puso en juego, esta vez el equipo de los guerreros hacia las jugadas más rápidas, más veloces, el balón circulaba por toda la cancha y con un parpadeo anotaron de nuevo, el balón habia sido tan rápido, el equipo rival nos estaba literalmente aplastando en el primer tiempo, estaba poniéndome nervioso, el equipo de las cabras estaba perdido en la cancha, no se explicaban la razón del encuentro, el nivel que mostraba el rival era mucho muy superior al que el equipo esperaba enfrentar. Quizás las cabras no debieron confiarse, las consecuencias las estaban pagando ahora.
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