Paper rings - Rosé

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T/n y Rosé se conocieron en una cafetería en New York, T/n se encontraba perdida en la lectura de un libro en su cafetería favorita cuando, de repente, su vista se desvió hacia la entrada. Allí, Rosé entraba con un aire de curiosidad, buscando una mesa vacía. Sus ojos se encontraron brevemente antes de que Rosé sonriera tímidamente y se acercara a la mesa vecina de la de T/n.

Después de unos minutos, T/n notó que Rosé estaba luchando por decidir qué pedir, así que decidió romper el hielo. Con una sonrisa amistosa, sugirió su café favorito y compartió algunas recomendaciones del menú. Rosé agradeció con una sonrisa y aceptó la sugerencia, comenzando así una conversación ligera sobre sus gustos en café, música y libros.

Desde aquel encuentro, T/n y Rosé se encontraron compartiendo risas, aventuras y sueños juntos, construyendo una conexión que los uniría para siempre, donde su amor comenzó a florecer entre libros, música, risas y largas conversaciones. Desde el principio, T/n supo que Rosé era especial, y cada vez que estaban juntos, sentía que el mundo entero se detenía para ellas dos.

En una de sus primeras citas, mientras caminaban de la mano por un parque, T/n tomó una hoja de papel y cuidadosamente la dobló para crear un pequeño anillo de papel. Con una sonrisa, lo puso a Rosé en su dedo anular, diciéndole: "Este es un pequeño símbolo de mi amor por ti. Algo me dice que algún día te daré un anillo de verdad".

Rosé se sintió conmovida por el gesto y aceptó el anillo de papel con gratitud, sabiendo que cada vez que lo mirara, recordaría el amor y la promesa que compartían.

A lo largo de los años, en cada una de sus citas, T/n le entregaba a Rosé otro anillo de papel, renovando su promesa de amor y compromiso. Cada uno de esos momentos se convirtió en un tesoro preciado en su historia de amor, que la rubia conservaría en una caja especial.

Cuatro años de relación después, T/n decidió que era el momento de cumplir su promesa de convertirse en su esposa. Planeó cuidadosamente una cena romántica en un elegante restaurante frente a la majestuosa Torre Eiffel, iluminada por la noche.

—Cariño, ¿Hay algo que te esté preocupando?

T/n sentía cómo los nervios le agitaban el estómago. Sus manos temblaban ligeramente mientras intentaba disimular la ansiedad que la invadía. A pesar de sus esfuerzos por mantener la compostura, su novia la conocía perfectamente y notó la tensión en su mirada y la manera en que jugueteaba nerviosamente con los anillos en sus manos.
Rosie colocó su mano sobre la de T/n con suavidad, buscando transmitirle tranquilidad con un gesto afectuoso.
T/n respiró hondo, agradeciendo el gesto reconfortante.

—Estoy un poco nerviosa, Rosie. Pero es porque quiero que todo sea perfecto para ti.

Rosé le devolvió la sonrisa con ternura, sintiéndose profundamente conmovida por la vulnerabilidad de T/n.

—No tienes que preocuparte por la perfección, T/n. Solo el hecho de estar aquí contigo, en este momento, es más que suficiente para mí—, respondió, apretando ligeramente la mano de T/n en señal de apoyo.

Con el corazón reconfortado por las palabras de Rosé, T/n sintió un renovado sentido de determinación. Con el corazón latiendo con emoción, T/n se arrodilló frente a Rosie y sacó de su bolsillo un pequeño estuche. Al abrirlo, reveló un hermoso anillo de compromiso, brillando bajo las luces de París.

—Rosie, desde el momento en que te conocí, supe que eras el amor de mi vida. Muchas veces nos hemos quedado soñando despiertas mientras hablamos de nuestro futuro, y una vez me dijiste que tu sueño era que te propusieran matrimonio frente a la Torre Eiffel, así como también me has repetido millones de veces que te casarías conmigo con anillos de papel.—Ambas sonrieron ante los recuerdos. T/n luchaba por contener las lágrimas, mientras expresaba sus sentimientos, su voz temblaba ligeramente con la emoción. —Sé que en cada cita suelo adornar tu dedo con uno, pero está noche tengo mucho más para ofrecerte. Desde que te conocí supe ibas a ser alguien muy especial para mí, y no me equivoqué porque ahora no puedo imaginarme un momento de mi vida donde no estes a mi lado-—. T/n abrió la cajita dónde estaba guardado un precioso anillo de oro con un pequeño diamante azul. —Roseanne Park, Park Chaeyoung, Mi Rosie. ¿Me permites hacerte la mujer más feliz del mundo por el resto de mi vida? ¿Me darías el honor de ser tu esposa?

Con lágrimas de alegría en los ojos, Rosé asintió emocionada.

—Sí, sí, mil veces sí.

Se abrazaron con fuerza, sabiendo que su amor estaba sellado no solo con un anillo de papel, o un anillo de oro, sino con una promesa de por vida.

A su alrededor, el ambiente elegante del restaurante se desvanecía, dejando espacio para la intimidad de su amor compartido. El sonido de la música de fondo se mezclaba con el suave susurro de las palabras de amor.

Rosé descansó su cabeza en el hombro de T/n, sintiendo el latido de su corazón que resonaba en perfecta armonía con el suyo.

—No puedo creer que este momento sea real—, murmuró, con la voz entrecortada por la emoción.

T/n acarició suavemente su callera rubia y la apretó con más fuerza contra su pecho.

—Es real, mi amor. Nuestro amor es real, y este momento es solo el comienzo de nuestra historia juntos—, respondió con ternura, besando suavemente la coronilla de Rosé.

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