Capitulo 1

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La vida es así de simple y complicada a la vez, un día crees tener todo ignorando tus carencias, y al otro simplemente se te cae la venda de los ojos y solo quieres huir de ahí.

Hay un dicho que dice que la gente vive feliz en la ignorancia,  pero es mejor vivir fingiendo ignorando y acostumbrándose a los pinchazos de las rosas solo por la hermosa vista, o  soportar el ardor de las heridas una vez nos retiramos, la mejor opción sería tratar de quitar todas las espinas aunque eso nos lastime y nos degaste descubriendo que las flores nuevas también traerán y tratar de controlarlo, o tal vez el alejarse y aceptar que las rosas son hermosas pero no puede cambiarse ni tratar de evitar que tengan espinas.

Un día vives feliz junto al "amor de tu vida", hasta que comienzas a cuestionarte sobre si es normal llorar cada noche, es normal el tener miedo a perderle, pero ¿es normal el hacer todo lo posible, TODO, porque se quede?.

¿Realmente así quiero vivir?

En un segundo cambia tu vida, cuando tomas la decisión de dejar de tratar quitar las espinas una vez que tus manos están destruidas, y en vez de eso tratas de sanarlas, ignorando el hecho que salen nuevas y que no ha cambiado el hecho de que siguen teniendo espinas aunque hayas dedicado meses o incluso años en quitarlas, decides aceptar la naturalidad de la rosa y solo admirar su belleza, hasta que cada dia que pasas por ahi el rosal sigue creciendo y ahora ya no puedes seguir el camino sin que te lleves algunos rasguños de su parte.

Tratas de controlar el rosal cortando algunas partes, a veces incluso hace falta podar para que algo siga hermoso, sin embargo,  que pasa si al no saber podar el rosal, este va perdiendo su hermosa esencia y deja de crecer. Lo mejor seria dejar de podarlo, y al no podarlo lo mejor deria alejarse para no pincharse más.

Esa mañana desperté en una habitación que parecía ajena, llena de cajas y maletas,  extrañando el aroma la rosas por la mañana.

El sentimiento de un cuerpo pesado, sin ánimo, sin emoción. El agua fría que recorre cada poro estremeciendolo, las gotas calientes que bajan por un rostro sin expresión.

La ropa deslizándose por tu piel,  de una forma lenta y elegante,  cualquiera que te viera diría que te gusta el drama, la realidad es que solo te concentras en cada sensación a modo de distraer a tu cabeza y a las ideas que llegan de repente.

Un zumbido te saca del trance frente al espejo, te sientes mal al sentir molestia por atender,  ya que las personas no tienen la culpa al ser muy insistentes al ayudar.

— Hola mamá— trate de disfrazar el desánimo en mi voz

—Hola corazón,  ¿cómo va tu mudanza? — desde la separación mi familia y amigos tratan de mantenerse en contacto conmigo "monitoreandome"

—Bien ma, ya esta todo listo, hoy llevo mis cosas en mi camioneta, el departamento esta amueblado

— Todo irá bien amor, sabes que todos te apoyamos

— Gracias ma, te dejo estaba a punto de empezar  a subir las cajas— me apresuró a colgar antes de que se ponga más sentimental

— Esta bien, no olvides llamar ai necesitas ayuda, te amo— me despido con un suave te amo, y me dispongo a colocarme mis zapatillas.

Subo un par de cajas y en el trayecto pierdo una zapatilla algunas veces, por lo que me las cambio por los únicos zapatos que tengo sin empacar,  mis pantuflas.

Mi nuevo hogar queda en una avenida poco concurrida,  tiene un boulevard en frente con muchos árboles,  al menos escogí buena zona, pensé ya que cuando lo alquile hace un par de semanas no estaba en mis cinco sentidos.

Perdiendo OportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora