Henry
Recorriendo un camino montañoso de más de 40 kilómetros, me encuentro extenuado y en busca de un refugio para descansar y recuperar fuerzas. La recompensa de mi misión es un objeto valioso, un círculo más grande que mi mano que me será pagado con una gran cantidad de monedas de oro. Sin embargo, el invierno hace sentir su presencia con un viento frío y una nieve que azota todo a su paso. A pesar de mi abrigo de piel de oso, ya viejo y desgastado, no logro resistir el frío que me congela los huesos.
Con la cabaña más cercana a un kilómetro de distancia, me siento incapaz de llegar. Es entonces cuando mis ojos divisan un árbol inmenso con un agujero a poco más de cien metros de distancia. Sin pensarlo dos veces, me acerco a él y me agacho para pasar hacia dentro. El espacio resulta ser sorprendentemente grande, incluso para dos personas, y me proporciona el refugio que necesito para sobrevivir la tormenta. Aunque algo oscuro, el interior del árbol resulta acogedor, y el fuerte sonido del viento afuera lo convierte en un lugar seguro y agradable.
Sentado y protegido, aprovecho para comer un pan y descansar mientras espero que la tormenta pase. Aunque no es el lugar más cómodo del mundo, me siento agradecido de haber encontrado este refugio natural que me permite resguardarme del frío y recuperar fuerzas para continuar mi camino
Mientras espero a que la tormenta pase, me acomodo dentro del árbol tratando de encontrar la posición más cómoda. A pesar de la oscuridad del lugar, puedo sentir que estoy en un espacio seguro y acogedor, lejos del viento y la nieve que azotan en el exterior.
Comienzo a explorar el interior del árbol, encontrando pequeños rincones y huecos que me permiten acomodarme y sentirme más cómodo. En uno de ellos, descubro un pequeño montón de hojas secas que me sirve como colchón improvisado.
A medida que me voy acomodando, me doy cuenta de que la temperatura comienza a subir. El árbol me protege del viento frío y la nieve, proporcionándome un ambiente más cálido y acogedor. La humedad del lugar se siente en el aire, creando una atmósfera fresca y relajante.
Decido tomar un poco de comida para reponer energías. Saco de mi mochila un pan recién horneado y un poco de queso que había comprado en un pueblo cercano. El olor a pan fresco llena el espacio, haciendo que mi estómago gruña de hambre.
Mientras como, me doy cuenta de que el árbol tiene pequeñas grietas que permiten que entre un poco de luz natural. Me siento agradecido de poder ver un poco más allá de mi pequeño refugio. Veo cómo la nieve cae en el exterior, cubriendo el paisaje con un manto blanco.
Decido cerrar los ojos un momento y simplemente disfrutar del momento. Me siento agradecido de estar en un lugar seguro y cálido, y de tener la oportunidad de descansar y recuperar fuerzas. Me concentro en mi respiración y en mi cuerpo, tratando de relajarme y dejar ir el estrés y la tensión acumulada del camino.
Mientras espero a que la tormenta pase, me doy cuenta de que este pequeño refugio en el árbol me ha dado no solo protección física, sino también un momento de paz y tranquilidad en medio de la naturaleza.
Me encuentro en un sueño profundo y reparador, envuelto en mi abrigo de piel de oso y con mi mochila como almohada. Me doy cuenta de que he estado durmiendo durante horas, pero no estoy seguro de cuánto tiempo ha pasado desde que me refugié en el árbol.
Abro los ojos y miro a mi alrededor. Todo parece tranquilo y en calma. La tormenta de nieve ha pasado, y el paisaje está cubierto de un manto blanco y brillante. Los rayos de sol comienzan a filtrarse a través de las grietas del árbol, iluminando el espacio y creando un ambiente cálido y acogedor.
Me siento un poco confundido, sin saber cuánto tiempo he estado durmiendo. Comienzo a revisar mi mochila y mi círculo valioso, asegurándome de que todo esté en su lugar. Me doy cuenta de que no tengo hambre, lo que me hace pensar que he estado durmiendo por un buen rato.
Decido salir del árbol y explorar el paisaje. Me sorprendo al descubrir que la tormenta ha pasado y que el sol brilla en el cielo. Me siento agradecido de haber encontrado el refugio del árbol y de haber dormido bien, lo que me permite continuar mi camino con más energía y fuerza.
Me tomo un momento para disfrutar de la belleza del paisaje, la nieve fresca y la tranquilidad del lugar. Me siento un poco nostálgico al tener que dejar este pequeño refugio, pero estoy emocionado de continuar mi aventura y descubrir lo que el camino tiene preparado para mí. Me despido del árbol con una sonrisa en el rostro, agradecido por la protección y el descanso que me brindó.
Decido salir del árbol y reviso que tengo todos mis suministros, en especial el objeto por el cual me van a pagar una fortuna. El cliente me dijo que es un objeto de su familia y por eso es que iba a pagar tanto, pero no entiendo qué interés vieron los bandidos que tuve que degollar con mi espada en este objeto. Es metálico, no tiene mucho peso y no parece ser un metal valioso. "Bueno, no importa", digo mientras veo la cabaña a la cual me era imposible llegar hace un tiempo. "Vamos a ver qué me espera en ese lugar".
Llego a la cabaña y me encuentro con más de diez hombres bebiendo en sus mesas, observándome con mala cara. "¿Qué hace aquí una persona del reino de los Zabijak?", exclama uno de ellos con desdén. "Aquí no queremos forasteros, menos aún de ese reino cobarde y débil".
"Disculpad mi presencia, buenos caballeros", respondo con cortesía. "Solo busco un lugar donde descansar y tomar algo antes de continuar mi viaje. No tengo intención de causar problemas".
"¿Problemas? ¡Ja! Los de tu reino son los que siempre han causado problemas, atacando a los inocentes y robando lo que no les pertenece", interviene otro hombre con una risa burlona. "Pero, ¿sabes qué es lo más gracioso? Que son unos cobardes que solo saben luchar ocultos, como ratas".
Decido mantener la calma, pero no puedo evitar sentir el desafío en el aire. "Lamento que tengáis esa opinión", les digo con amabilidad.
"Pero os aseguro que no soy como esos caballeros", les dijo con seriedad. El hombre que estaba en la silla se acercó a él y dijo: "Eres igual que todos", mientras sacaba una maza del portamazas y lanzaba un ataque. Velozmente, Henry esquivó el golpe y sonrió, aunque el ataque rompió parte del bar donde sirven las bebidas."¿Qué te causa tanta gracia?-Que eres débil, como una mujer "le dice Henry mientras sonrie, preguntó el hombre.mientras le lanzaba otro ataque. Pero esta vez, el protagonista lo esquivó agachándose y sacó una daga de su cinturón. Con rapidez, apuñaló al hombre y sonrió. "¿Alguien más quiere morir?".El resto de los que estaban bebiendo se levantaron-Gracias por hacerme esto mas divertido-dijo Henry. No esperó a que atacaran, cogió una hidromiel de la mesa tomo un poco-Puaj que asco, esta muy dulce- y se la lanzó a uno de ellos, que se agachó para evitarla. En ese momento, ya estaba lo suficientemente cerca como para clavarle la daga en el abdomen y hacer una incisión que sacó sus intestinos. El hombre gritó de dolor y cayó al suelo y se desmayó al ver sus intestinos afuera.
Los demás clientes del bar se asustaron y huyeron cuando vieron los cuerpos. "Los de tu reino son unos asesinos bastardos", dijo uno de ellos antes de irse corriendo. Henry murmuró para sí mismo: "Si supieran que la ropa que llevo es robada".
De repente, Henry notó que la sangre de los dos cuerpos comenzaba a moverse y a acercarse hacia él. Pensó que podría ser obra de algún brujo que usara ataques de sangre, pero era algo diferente. La sangre se acercaba lentamente a él, y de la bolsa de su cinturón empezó a emitirse una luz de color borgoña. Era el objeto circular que debía entregar como parte de su misión. La sangre se unió a él, y la luz dejó de brillar. Entonces, el cuerpo de Henry empezó a realizar movimientos involuntarios que lo hicieron caer al suelo. Los movimientos continuaron durante unos segundos más antes de detenerse.
"Ahhhhh, ¿qué acaba de pasarme?", gritó Henry. "Me siento diferente".
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Valiente
AdventureLa historia sigue las aventuras de Henry, un joven físicamente débil pero increíblemente hábil con las armas blancas. Aunque carece de fuerza bruta, las astucia, agilidad e ingenio de Henry combinadas con su dominio de las dagas y espadas le permite...