La Peatonal

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Capítulo 8: La Peatonal


Aarón se encontraba en su cuarto un tanto desesperado, ya que debía encontrarse presente en medía hora en el restaurante para cumplir el turno de la tarde, sin embargo al caer dormido desde que llego de la escuela el tiempo se fue acabando, como consecuencia solo medía hora para prepararse.

- ¡La maldita ropa! -Al recordar el sitio en que la dejó por última vez lo relajo por completo.

Una vez término de prepararse cerro la puerta de su cuarto con llave para evitar el ingreso de su padre hacía el interior del mismo.

Al pasar por la puerta de la alcoba de su hermano esta se encontraba cerrada, no le tomo mucha importancia hacía aquél detalle, solamente ingresó al cuarto para así despedirse del menor, sin embargo en el momento en el que entró y saludó repentinamente el menor salto de un susto, mojándose por completo a causa de un vaso de agua que tenía en su mano.

- ¡Lo lamento! No quería asustarte... - Se disculpó mientras tomaba una toalla para así sacarle todo el cuerpo.

Gael: (No pasa nada)- Sacudió sus manos delante de su cuerpo.

- ¿Qué estabas haciendo?

Gael: (Sed)- Realizó un vaso con sus manos en señal de estar sediento.

- Ok, me voy yendo, nos vemos después- Se despidió para así salir desesperado por la puerta del cuarto.

Rápidamente fue a su cuarto a buscar su Skate que fue un regaló que obtuvo por parte de un Skater en La Rambla del playón Bristol.

Salió por la puerta de su casa hacía la gran avenida que se encontraba en frente de ella, en esa misma comenzó a patinar las nueve calles desde la calle Colón hasta San Martín.

Aún desesperado para cortar caminó tomo por Santiago del Estero para así llegar a tiempo a su turno, cosa que logró con cinco minutos de tiempo.

A penas entró por la puerta se relajo por completo, fue un peso menos de encima que se quito al llegar a tiempo. Suspiró aliviado y comenzó a saludar a sus compañeros de trabajó.

- ¡Hola Dante!- Con una sonrisa fingida saludo, ya que en su trabajó nadie debía enterarse de que en realidad era todo lo contrario.

- ¡Aarón! Por fin llegaste, por un minuto pensé que te agarró un tsunami- Saludo alegremente.

- Algo parecido - Comenzó a buscar su libreta en su uniforme, al encontrarla intentó encontrar su lapicera, sin embargo al tocar casi todo su cuerpo se percató de que la había olvidado- Me olvidé la lapicera.

- Jaja, yo sabía que un día te pasaría y te traje una de repuesto- Comentó mientras retiraba de su uniforme una lapicera bordada.

- ¡Gracias! A menos que quiera escribir como Bob Patinio- Haciendo referencia a un capítulo en que escribía con su propia sangre.

- Ya te veo escribiendo así jaja... ¡Acomódate el cuello de la camisa!

- ¡Vamos adentro! - Resignado y algo avergonzado por salir a la calle con el cuello de la camisa todo desaliñado, entro a la cocina.

Dante era mayor que Aarón por cinco años, aunque se hicieron muy buenos amigos desde el primer día en que Aarón inició a trabajar ahí mismo, pues al no conocer como se manejaban ahí, Dante fue un buen tutor.

Pasaban los minutos y la gente ingresaba para así degustar de la comida que ofrecían en ese momento, normalmente alguna merienda tentadora.

Dos jóvenes ingresaron al restauran con ganas de probar lo que el menú les ofrecía, sin embargo nunca vieron venir el mesero que los atendería.

- Buenas tardes ¿Les dejo la cartilla con...? - Al ver el cliente que se le presentaba en la mesa quedó algo sorprendido- ¿¡Valentín Acosta!?


Continuará.

La Meta de 27 ~ #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora