Solamente una chance (Gregory x Matias)

° parte 2 °

Fueron todos hasta la fría calle del otro lado de la puerta. Mientras caminaban charlaron sobre cosas ocurridas en el cumpleaños. Tiritando de frío, pero felices sin razón específica.
   Durante el camino, Gregory amagó con tomarle la mano a Matías, lo pensó mucho, tanto que cuando se decidió por hacerlo, ya habían llegado a su destino.
   Ya adentro todo era diferente, había bastante gente, tenía una iluminación colorida, estaba más cálido y se percibía el olor a diferentes mezclas de sustancias; olor a tabaco, cerveza, vino, Coca-Cola, fernet, vodka, gin tonic e incluso marihuana inundaban el espacio. Sonaba en los parlantes la intro de 'Cheques' a volumen alto, resultó ser lo que ellos querían.
    Tomaron como si no hubiera mañana, había que aprovechar la noche. Obviamente ya todos estaban risueños como cualquiera bajo el efecto del alcohol...
   Matías se había quedado cerca de donde estaban Alejo y Valentina, mientras veía desde lejos al otro chico de ondulados cabellos rubios hablando con algunos compañeros del trabajo con los que casualmente se cruzó.

                     ☆

02:27 AM. Gregory se acercó a su grupo con un vaso en la mano. Se había hartado de la gente de su trabajo, su "Gran amigo" lo notó y le preguntó sin un gramo de timidez –¿Querés ir a bailar, boludo?-.
Sorprendido, le contesta dudando. Evidentemente sin pensarlo, ya que por dentro moría de ganas de decirle que sí.
–Dale amigo, dame solamente una chance.-
El rubio aceptó la invitación idiotizado, por el amor y las siete latas de cerveza que tomó previamente.
   Fueron al centro de la pista, la música sonaba fuerte, Matías y Gregory no se despegaron, cantaban al unísono todas las canciones que allí pasaban.
   Esta vez, sin pensarlo, Gregory tomó aquella mano llena de cicatrices suavemente. De tanto moverse, al ya mencionado se le corrió hacia un lado el flequillo, por lo tanto dejó ver sus ojos al descubierto.
   El ambiente se veía iluminado con una luz púrpura en la oscuridad, lo que hacía que sea complicado diferenciar las figuras. Sin embargo, Matías distinguía perfectamente los eternos ojos celestes de Gregory.

                      ☆

Bailaban, cantaba, saltaban y transpiraban, adrenalina pura era lo que experimentaban... Nunca se soltaron las manos, nada les importaba menos que ser discretos.
   Cada tanto se miraban a los ojos con deseo, ya eran evidentes los sentimientos que tenían uno por el otro, aunque todavía esperaban las afirmaciones.
   En cuanto comenzó a sonar 'Luna de Miel en la Mano', Matías supo que tenía que hacerlo, miró a Gregory, cuando él volteó, puso sus manos en las mejillas del contrario mientras sus labios hacían contacto.
   Un beso lleno de amor, por fin mostrándose ese tipo de afecto. Permanecieron así unos segundos para luego separarse a penas.
–Te amo, Matías.- dijo el más alto.
–Yo te amo más, siempre me gustaste, boludo.- replicó el azabache mareado y sonriendo como estúpido.
   Gregory tomó ambas manos del chico con la intención de seguir bailando, pero esta vez como una pareja.
–Bailá conmigo y así, mezclemos nuestros colores...-

"Tu madre no podrá interceptarme. Perfecto, hermoso, veloz, luminoso."
Sonaba la música.
   Bailaban felices, un rato más no dañaba a nadie. En medio de su alegría, se dieron otro beso, esta vez más largo. Matías agarraba la cabeza de Gregory con fuerza.
   Más que un solo beso, fueron varios, incluso sus lenguas comenzaban a hacer contacto.
   Los chicos se inclinaban hacia la izquierda y hacia la derecha. Ya era todo claro. No existían más dudas.

                    ☆

04:38. Ya todos volvían a sus hogares cansados, la fiesta terminó. Luego de dejar a Alejo y Valentina en su casa, Gregory quiso acompañar a su actual novio hasta su departamento.
–Bueno Mati, yo me voy.-
–¿Eh? ¡No! Quedate boludo, dormimos juntos.-
   El otro tampoco se negó, no quería caminar más, tenía los pies cansados de bailar.
–Bueno, dale.-
   Un pequeño rato después, se recostaron en la cama del pelinegro, ambos agotados. Matías sonreía mirando al techo, estaba feliz de haber sido correspondido,no le gustaba sonreír, pero no podía evitarlo.
   Para dormir, el rubio abrazó por detrás al azabache, ya intentó hacer esto en veces anteriores, pero la amargura de Matías se lo impedía. Está vez fué diferente, Matías correspondió al abrazo diciendo –Buenas noches.-
–Hasta mañana, te amo.-
–Yo igual...-
Hasta que por fin, descansaron.