Extra

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Samantha no llegó a ver a Felix en sus últimos momentos de conciencia, por seguramente hacer sus cosas, pero que no valían nada comparado al pelinegro.

Para cuándo llegó al hospital, ya lo habían inducido en un coma farmacológico, y afuera, en la sala de espera, estaban los cinco mejores amigos del mundo.

- Chicos- Rivers los llamó al llegar, cuatro de ellos alzaron sus ojos llenos de lágrimas para mirarla, Ari fue la única que no lo hizo, apretando sus puños y su mandíbula-. ¿Y Felix? - preguntó, no había preocupación en su voz, sino que había sorpresa y había hablado muy tranquila, su voz no estaba ni un poco quebrada.

Lo siguiente fue tan rápido que Aldo no llegó a terminar un "!Ari, no!" cuando la chica ya había estrellado su puño en la mejilla de Rivers.

-i¿Quién carajo te crees para venir a por él ahora?! i¿Después de dejarlo tanto tiempo?! iNo tienes derecho ni a decir su nombre, Samantha Rivera!

Aldo tuvo que ir a sostenerla, tomándola por los brazos y trabandolos detrás de su espalda, mientras Ari seguía gritándole a Rivers con todas sus fuerzas, reclamos en nombre de quién ya no podía hacerlos.

Porque sí, Ari había visto todos los videos de su mejor amigo, lo había visto quebrarse con los días, disminuir sus sonrisas y sus lágrimas y romperse una y otra vez, lo había visto intentar justificar una injusticia, un amor unilateral, lo había visto darlo todo por alguien que no sabía cuidar ni un anillo de compromiso, y mucho menos un corazón.

Rivers sólo la miró gritar, sin decir nada, sosteniendo su mejilla, donde había sido golpeada, y pensaba que era una suerte que no le hubiera al menos dislocado la mandíbula.
No la dejaron pasar a verlo, los médicos habían dado aviso horas antes para que se despidieran, y evidentemente tenía tres llamadas perdidas del hospital y varios mensajes y más llamadas de parte de los chicos, el tiempo ya había pasado y ella no lo había aprovechado.

Echó una vista hacia el interior de la habitación por la ventana de la puerta, un último vistazo, al chico pelinegro que dormía profundamente esperando también a dejar este mundo.

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Tanto el grupo como Rivers se alejaron luego de eso, ella nunca mostró interés en reencontrarse , en saber algo de sus vidas o de contar la suya.

Por eso, fue bastante sorpresivo cuando tres años después de la muerte de Felix, cuando ya creía que estaba todo en el olvido, alguien tocó a su puerta, quien resultó ser la misma Ari.

-Hola, Samantha- dijo la castaña-. Ha pasado mucho tiempo, ¿No? - sonrió mínimamente.

- Sí, Abril... Si pasó mucho- Rivers le dedicó una sonrisa forzada.

- ¿Vas a... Dejarme pasar? Quería pasar un rato contigo hoy, en especial.

-Oh, claro, claro, adelante - dijo, apartándose, Ari pasó y se acomodó en el sillón, Rivers puso en marcha la cafetera y fue con ella-. Y.... ¿Qué pasa hoy? - preguntó, sentándose a su lado.

La expresión de Ari cambió y la miró con seriedad.

- Hoy es el aniversario de la muerte de Felix.

-Oh... Sí, yo siempre olvido la fecha.

-Samantha, lamento haber reaccionado así cuando ocurrió - Rivers negó, restándole importancia, había recibido varias golpizas en su vida como para que le importen -. Y yo, bueno quería ver los videos de Felix de nuevo, y sólo tú los tienes.

-¿Qué videos? - preguntó Rivers, frunciendo el ceño.

Ari tuvo que pasar varios segundos buscando palabras, y luego comenzó a negar.

Hasta la última vez | RiverducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora