Coming Undone [FREENBECKY]

Cuanto más siento, más lejos me siento de lo correcto

TW: Violencia

El estudio de Becky no es más que un apartamento con una habitación grande, una pequeña cocina y un baño aún más pequeño. Solo hay dos camas plegables contra la pared derecha. Una está deshecha y las cubiertas están lo suficientemente bajas como para revelar el colchón debajo. Mi estómago se revuelve cuando mis ojos se posan en las manchas amarillas que estropean la tela blanca descolorida. Al menos, supongo que el colchón había sido blanco en algún momento. La otra parece que no ha sido tocada desde que Becky se fue. Una cómoda marrón con seis cajones se interpone entre ellos. Una línea diagonal de camisetas azules y rojas de los Rangers cuelgan de ganchos en la pared opuesta, cada una firmada. Varios discos encerrados en vidrio se alinean en un estante cerca del techo.

Mi nariz se arruga cuando el olor opresivo del olor corporal me golpea. No estoy seguro de si viene del mar de ropa en el suelo o de la escuálida rubia acurrucada en el futón en el medio de la habitación. Becky parece más relajada de lo que estaba en el auto, así que supongo que el tipo que ve la televisión no es por el que Becky y Irin se han estado preocupando.

"No te preocupes por la ropa, Bec. Podemos comprar más", dice Irin mientras cierra la puerta detrás de nosotros. Ella revisa para asegurarse de que esté cerrado antes de darse la vuelta y dice: "Solo toma las cosas importantes y saldremos de aquí".

Probablemente debería haberme quedado en la camioneta. No es como si supiera lo que pertenece a Becky y lo que no. Además, la idea de dar otro paso en la habitación hace que mi estómago se retuerza. No entiendo cómo alguien puede vivir en este pozo. Me arriesgo a echar un vistazo a Becky. Hay una mirada lejana en sus ojos mientras mira al otro lado de la habitación. No sé si está recordando su vida en el apartamento o si está tratando de fingir que no está realmente aquí.

"Becky, vamos", le digo mientras deslizo mi mano en la suya y le doy un suave apretón. Ella sale de su trance y mira nuestras manos unidas. Sus ojos se entrecerraron, como si estuviera tratando de recordar cuándo sucedió eso. Entonces una sonrisa tira de la comisura de sus labios. Ella aprieta de vuelta mi mano antes de tirar de mí hacia la cocina. Irin murmura algo sobre las cajas y nos deja para que pueda cavar en el armario.

"Hola, Samai", dice Becky con un saludo mientras pasamos por el futón. La pila de mantas se mueve durante varios segundos antes de que la cara pecosa de una joven se asome. Toma un momento, pero finalmente levanta la cabeza de la almohada y nos mira a Becky y a mí. Sus ojos son de un verde vidrioso. Uno está rodeado por un moretón amarillo. Su cabello rubio parece que no se ha lavado en semanas. El aroma pútrido que emana del sofá domina mis sentidos y hace que mis ojos lloren.

"Yooo, Beck", la saluda. La sonrisa torcida en su rostro revela sus dientes, afortunadamente, blancos. Puede que no sepa cómo usar la ducha, pero al menos sabe lo que es un cepillo de dientes. "No te he visto en como...", frunce el ceño la bola de grasa, "¿Han pasado cuatro o cinco días?"

"Un mes, pero ¿quién está haciendo un seguimiento?" Becky responde encogiéndose de hombros, y el pliegue en la frente de la rubia se profundiza. "No lo pienses demasiado", dice con voz suave, como si entendiera de dónde viene. Pongo los ojos en blanco. Por supuesto que ella entiende. Probablemente ha sido así en más de una ocasión. "Vuelve a dormir, Samai. Solo estamos agarrando algunas cosas y saliendo. Dejaré la televisión".

Todavía tiene la mirada confusa en su rostro, pero hace lo que ella dice y se acuesta de nuevo. Una vez que su respiración se equilibra, Becky tira suavemente de mi mano. Ella me lleva a la cocina donde los platos sucios y los cubiertos llenan el fregadero. Varias ollas y sartenes oscurecen la encimera de la vista. Mi nariz se arruga y mi estómago amenaza con rebelarse cuando miro dentro de una maceta y descubro algo mohoso creciendo a los lados.