«¿Por qué me estoy metiendo en esto...? Es una mala idea, estoy demasiado segura de ello.»
Se decía reiteradas veces, mientras caminaba por ese pasillo grisáceo de la cárcel más famosa de todo Nonthaburi, los tacones negros que llevaba puesto este día hacían eco por ese corredor desolado, a pesar de que dos guardias carceleros estaban a sus extremos para acompañarla hasta el área de visitas, la mujer de cabello negro corto que le llegaba a la mitad de su cuello se sentía muy nerviosa por lo que pueda suceder en los siguientes minutos. De un momento a otro, dejó de caminar, el sonido chirriante de sus pies llamaron la atención de los policías, sin embargo, la mujer de 26 años de edad no iba a dejar que esos hombres confirmen los comentarios de aquellos periodistas varones, porque Gun Thawon es mucho más que una muchacha cobarde, es alguien que tiene muchísimas agallas y voluntad, por demás de que ha estado esperando esta oportunidad por bastantes años y ahora que la tenía no la desperdiciaría por nada del mundo, nunca nadie en su vida le dijo qué hacer, lo que no puede hacer y lo que no puede lograr.
El guardia parecía entender que la mujercita se hallaba peleando con sus pensamientos que cuando salió de ellos movió sus cejas, indicándole al mayor que simplemente abra las rejas, cuando eso sucedió un timbre le recuerda en el sitio donde se encontraba. Era parte de la reja eléctrica, comenzó a caminar otra vez, pero esta vez con pasos más seguros, acomodando su falda corta, carraspeando su garganta y sosteniendo su bolso fuertemente. El segundo guardia le indica que tome asiento en alguna mesa vacía entre que llegaba el prisionero que buscaba.
Empero, no pensó que eso sería tan rápido.
Nuevamente, el sonido de las rejas eléctricas dan la entrada a un prisionero que obtenía el uniforme de la gran mayoría. Es un uniforme celeste, debajo hay una remera de mangas largas blancas, pantalón del mismo color celeste y unos zapatos blancos. No obstante, lo que más llamó la atención de la muchacha de melena oscura es el rostro del hombre, está todo golpeado, las cadenas que tenía entre sus muñecas y tobillos son imposibles de no ver. Agachó su cabeza, tenía que dejar de sentir esa empatía por las personas que no la necesitaban, el problema es que ella está segura de que él es inocente, por eso mismo estaba en esa cárcel que todos le pusieron de apodo Bangkok Hilton, o cómo algunos prisioneros mismos lo describen; una cárcel que te lleva al infierno.
Tal vez porque es la morada de los condenados a pena de muerte en Tailandia.
Los presos duermen en el suelo, apenas salen de su celda y comen una vez al día el cuenco de arroz que les proporciona el correccional, que todavía impone el uso de grilletes, según los últimos testimonios disponibles de reos que fueron parte del presidio. De acuerdo con esas descripciones, de la década pasada y principios de la actual, hubo presos con enfermedades contagiosas que no eran separados de los demás, con quienes convivían en celdas atestadas, en la cual la falta de higiene y el sofocante calor fue caldo de cultivo para la propagación de virus.
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Fotos en octubre (+21) ; k. seungmin
FanfictionEn el corazón de Tailandia, la princesa ha desaparecido misteriosamente, sumiendo al país en un estado de desesperación y caos. Kim Seungmin, un individuo enigmático con supuesto conocimiento del paradero de la princesa, emerge de las sombras. Pero...